Moggi, educador deportivo
Pol¨¦mica en Italia tras ofrecer un colegio al ex directivo de 'la Juve', principal inculpado por la corrupci¨®n del 'calcio', dar una clase
Cuentan en Italia que Luciano Moggi es como un gato. No muere nunca porque tiene siete vidas. Y siempre que cae, cae de pie. Tambi¨¦n cuentan que el ex director general del Juventus es un mago porque siempre se ha guardado alg¨²n truco en la chistera. Pero, esta vez nadie se esperaba que Luciano llegara a tanto. Tras haber rechazado la invitaci¨®n de un director de un colegio en el sur de Italia para que diera clases de educaci¨®n deportiva en una jornada de puertas abiertas dedicada a los valores del deporte, Moggi ha decidido volver al f¨²tbol. Lo ha hecho a trav¨¦s de un programa de radio -no podr¨ªa haber sido de otra forma ya que el ex director general de la Juve ha sido condenado a cinco a?os de inhabilitaci¨®n por comprar ¨¢rbitros- que ¨¦l mismo presenta en una emisora nacional junto al periodista Walter De Maggio.
El ex directivo trabaja en un programa de radio donde aconseja a qu¨¦ equipo apostar
Si el programa radiof¨®nico Che Kalcio -algo as¨ª como Vaya F¨²tbol- que arranc¨® el pasado d¨ªa 21 parece no haber creado pol¨¦micas, su decisi¨®n de ser profesor por un d¨ªa en un colegio de Agropoli, en la provincia de Salerno, ha causado un cierto revuelo. Tanto que Moggi finalmente ha decidido rechazar la oferta que le hab¨ªa hecho el director del Giambattista Vico, Michele Nigro. "Le agradezco de coraz¨®n todo lo que ha hecho. Pero, debido a las presiones medi¨¢ticas estoy obligado a rechazar su invitaci¨®n para no causarle problemas y para evitar que algunos individuos sigan haci¨¦ndose publicidad utilizando mi nombre", declar¨® ayer Moggi.
Las presiones a las que se refiere el ex director general del Juventus, sin embargo, no son solamente medi¨¢ticas. El pasado lunes los alumnos de otro colegio de Agropoli enviaron una carta al ministro de educaci¨®n quej¨¢ndose de la decisi¨®n de Nigro y explicando que no ve¨ªan "ning¨²n beneficio educativo" en la iniciativa. El ministerio decidi¨® entonces abrir una investigaci¨®n sobre el encuentro previsto para el 9 de febrero. Quiz¨¢ sea este el motivo principal que ha llevado a Moggi quitarse el traje de profesor. "No s¨®lo estar¨¦ en Agropoli. Me han pedido que vaya tambi¨¦n a varias universidades. Eso demuestra que todo lo que se ha dicho y hecho sobre m¨ª es aire", hab¨ªa declarado hace solo una semana.
El director del colegio intent¨® ayer, en conversaci¨®n telef¨®nica con este peri¨®dico, quitar hierro al asunto. "Moggi est¨¢ en todos los debates. Es el m¨¢s odiado pero quiz¨¢ tambi¨¦n el m¨¢s amado. Las cosas hay que debatirlas para que se arreglen", dijo. "Adem¨¢s, han sido los propios alumnos los que me pidieron que le invitara", a?adi¨®. Nigro, quien se declara "anti-juventino y forofo del N¨¢poles", confiaba en que esa jornada de debate, en la que se abarcar¨ªan varios temas, entre ellos la experiencia de Moggi como director general, el dopaje y las cuentas de los grandes clubes de f¨²tbol, llevara a Luciano a un arrepentimiento. Algo que el ex director general del Juventus siempre ha rechazado argumentando que hab¨ªa sido v¨ªctima de un "poder superior".
Si de momento es imposible verlo en un aula de un colegio, hay quien dice que tiene tanta familiaridad con la radio que parece haber nacido delante de un micr¨®fono. "Le encanta, yo lo veo muy relajado", dice su compa?ero de programa Walter de Maggio. Che Kalcio se emite dos veces a la semana, una hora los domingos y otra los martes. "Es un programa de actualidad futbol¨ªstica", se defiende de Maggio. "El p¨²blico llama y pregunta de todo y Luciano siempre est¨¢ dispuesto al di¨¢logo", matiza.
?l, que controlaba la federaci¨®n y el colegio arbitral, indicaba a cada ¨¢rbitro qui¨¦n deb¨ªa ganar cada partido y a qu¨¦ jugadores deb¨ªa mostrar tarjetas, eval¨²a ahora a trav¨¦s de un micr¨®fono las actuaciones de los ¨¢rbitros y hace hip¨®tesis sobre qu¨¦ colegiados pitar¨¢n al siguiente domingo. Adem¨¢s, en Llama a Moggi, da consejos sobre qu¨¦ apostar en cada encuentro. Cuesti¨®n de siete vidas.
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