Las ruinas de la OPA
S¨®lo un gran alivio puede producir el que las OPA de Gas Natural y la alemana E.ON por la compa?¨ªa el¨¦ctrica espa?ola Endesa se desembaracen de los procedimientos judiciales en los que quedaron atascadas por maniobras t¨¢cticas de Endesa. La decisi¨®n del Supremo de levantar la suspensi¨®n cautelar que pesaba sobre la oferta de Gas Natural deja el camino casi expedito para que ambas empresas presenten sus ofertas finales y empiecen a funcionar los mecanismos financieros y societarios para que los accionistas decidan cu¨¢l de las dos se queda con Endesa. A finales de marzo se habr¨¢ terminado este delirante episodio de la historia financiera espa?ola contempor¨¢nea; siempre con la reserva del fleco que es la denuncia instada por Gas Natural por trato privilegiado de informaci¨®n a E.ON por parte de los responsables de Endesa.
El alivio judicial no compensa ni de lejos los destrozos causados en la credibilidad del funcionamiento de los mercados. Un primer afectado es el Gobierno, que se equivoc¨® en casi todas sus t¨¢cticas para oponerse a la entrada de E.ON, y que ha sido denunciado por la Comisi¨®n Europea ante el Tribunal de Luxemburgo. Baste recordar la torpe reacci¨®n inicial de Zapatero oponi¨¦ndose a la oferta alemana y la chapucera utilizaci¨®n de la Comisi¨®n de la Energ¨ªa como freno a una operaci¨®n de mercado. Gas Natural tampoco sale bien librada. Le han faltado pulso, convicci¨®n en su oferta, un rostro que defendiera sus posiciones y talento para persuadir a los accionistas y a la opini¨®n p¨²blica de que, a diferencia de E.ON, dispon¨ªan de un plan empresarial, industrial y financiero para Endesa.
En este recuento de da?os, el mayor hay que buscarlo en el boquete abierto en las redes que relacionan la responsabilidad societaria con la transparencia del mercado. Desde un primer momento, Endesa reaccion¨® con hostilidad a la oferta de Gas Natural, por razones pol¨ªticas, personales y laborales. Sus ejecutivos llevaron la OPA a las trincheras de los tribunales y favorecieron la intervenci¨®n de un nuevo comprador. Si algo ha demostrado este caso es que la legislaci¨®n espa?ola o bien carece de una norma efectiva para imponer el llamado deber de pasividad, esa regla de oro de los mercados democr¨¢ticos que impide que los directivos de una compa?¨ªa se erijan en propietarios y adopten decisiones que s¨®lo competen a la propiedad, o bien la CNMV ha sido incapaz de aplicarla.
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