Momentos de supervivencia

Entre los bastidores de la creaci¨®n, la literatura desempe?a un papel notable: destreza, libertad, poder, deseo. El pintor escribe, compone pincel en mano, cae en sus propias trampas y a veces se enreda. Y perece. He aqu¨ª un ejemplo de ca¨ªda y supervivencia. Jonathan Hammer (Chicago, 1960) sabe que a la vida no le gusta la supervivencia. En la pared de entrada a la galer¨ªa ha escrito una "l¨ªnea" extra¨ªda de la terminal prosa de Elias Canetti: "El momento de supervivencia es el momento de poder. El horror de avistar la muerte se convierte en satisfacci¨®n de que sea otro el que muere". Hammer descoloca los atriles de sus lecturas y compone un friso de im¨¢genes que le permite hacerse requerir por la memoria de sus antepasados. El resultado es Lithuania, un gran libro/pintura desplegable que escala la pared, atravesado por unos personajes y la tensi¨®n de un relato salido de una cadena de fundici¨®n dantesca en un pa¨ªs sacado violentamente de su molde. Hammer emplea extra?as pieles (becerro, tibur¨®n, rana, pata de gallina, caim¨¢n, alig¨¢tor, castor, rana) para componer una marqueter¨ªa del horror: cada panel del biombo se convierte en la hoja de una p¨¢gina y as¨ª urge la metamorfosis de la narraci¨®n. Los cueros dan movimiento a una vida, su propia biograf¨ªa, en figuras salidas de cuentos de hadas o de una pintura del Bosco. Un personaje extra?o con cabeza de p¨¢jaro cuyo pico est¨¢ hecho con cuchillas parece estar haci¨¦ndonos se?as: se?ala cuerpos entrelazados, cercenados, vomitados; una criatura verde con peluca aporrea a un hombre ca¨ªdo, hay muertos, calaveras que gotean. Si alg¨²n personaje baila, lo hace sobre su propia tumba. El lector no sabe d¨®nde est¨¢, ninguna indicaci¨®n, tan s¨®lo nombres y fechas: "Lithuania, Kaunas" (una vez, su capital provisional, con una poblaci¨®n de 40.000 jud¨ªos, liquidada por el populacho el d¨ªa que los alemanes entraron en la ciudad), convertida en Kovno (en ruso y y¨ªdish) y que f¨¢cilmente deriva en Govno, mierda en ruso. Este "tora" reclama m¨¢s lecturas: la piel es tambi¨¦n el traje con el que, se dice, Dios cubre nuestra desnudez, pues antes el hombre no ten¨ªa ninguna barrera, estaba abierto al otro y era transparente para ¨¦l.

Hammer nos recuerda que la piel es una historia de l¨ªmites y de territorio. Nos protege, pero tambi¨¦n es el que recibe el mundo. Im¨¢genes surrealistas y dad¨¢ (Picabia), mandalas, misteriosos dibujos abstractos se nos brindan hasta el punto de que no se echa en falta el tema ausente, ni aun el estilo propio. No podemos dejar de ver lo que ocupa el pensamiento del artista: una vida "interior" y anterior, de la que est¨¢n excluidas las cosas sensibles.