El triunfo del hipermercado
El Madrid de Ram¨®n Calder¨®n proyecta incorporar nuevos 'gal¨¢cticos' y seguir la l¨ªnea econ¨®mica de Florentino P¨¦rez
Ronaldo, el ¨²ltimo gal¨¢ctico, estaba resolviendo su fichaje por el Milan el mi¨¦rcoles pasado. En un alto de la negociaci¨®n, Pedja Mijatovic se retir¨® a una sala chapada de madera, en la tercera planta de las nuevas oficinas del Bernab¨¦u. Exactamente sobre el hipermercado que Adidas y el Real Madrid han inaugurado junto al estadio. El club ha cambiado tanto que ya no admite revolucionarios. El director general de f¨²tbol tiene un aire a broker de Wall Street. Asume que es demasiado tarde para ignorar los criterios mercantiles cuando se trata de la estrategia deportiva. El curso que viene espera fichar lo m¨¢s parecido que encuentre a un gal¨¢ctico.
"Gracias a la gesti¨®n de Florentino P¨¦rez , este club se ha convertido en el m¨¢s importante del mundo", asegura Mijatovic; "en este momento tenemos que pensar en jugadores j¨®venes. Pero nuestra intenci¨®n siempre es fichar a los que tienen mucho nombre a nivel mundial. El m¨¢rketing es una cosa muy importante para la econom¨ªa. Podemos mezclar ambas cosas y el d¨ªa de ma?ana traer jugadores que rindan tanto en lo futbol¨ªstico como en lo econ¨®mico".
Del Bosque: "La pol¨ªtica de 'Zidanes y Pavones' siempre existi¨®, pero Florentino la vendi¨® mejor" Onieva: "Con la salida de Redondo, Hierro y Del Bosque se busc¨® el control del vestuario"
Mijatovic: "Podemos traer jugadores que rindan tanto en lo futbol¨ªstico como en lo econ¨®mico" "Gente como Kak¨¢ o Cristiano Ronaldo deben estar en nuestra agenda", dice un dirigente
Mijatovic es el rostro visible de una estructura funcionarial mitad heredada de Florentino P¨¦rez, mitad compuesta de gente que nombr¨® el nuevo presidente, Ram¨®n Calder¨®n. Junto con el director general de f¨²tbol act¨²an los empleados an¨®nimos. Los fontaneros trabajan en jornada continua, de 10.00 a 23.00. Como mucho, hacen un alto para comerse un cocido en el restaurante Puerta 57, un establecimiento de lujo con vistas al campo, una m¨¢s de tantas unidades de negocio de las que se reproducen en el Bernab¨¦u.
Las oficinas nobles del Madrid respiran agitaci¨®n. El dilema que se plantean sus habitantes es simple: ?c¨®mo sobrevivir a la desaparici¨®n de los gal¨¢cticos?, ?c¨®mo reconstruir el equipo sin que el modelo econ¨®mico pervierta la pol¨ªtica deportiva? "Es el final de un ciclo", admite un dirigente madridista; "necesitamos una idea hacia la que ir. Buscamos una idea nueva. Lo que est¨¢ ocurriendo era inevitable. Beckham y Ronaldo han superado los 30 a?os. Nada es eterno. Y ya no hay futbolistas del impacto que tuvieron Beckham o Ronaldo. Pero los jugadores como Kak¨¢ o Cristiano Ronaldo deben estar en nuestra agenda. El Madrid tiene un m¨²sculo econ¨®mico importante. Y es preciso sostener el modelo".
A condici¨®n de preservar el proyecto como un negocio universal, la restauraci¨®n de la pol¨ªtica deportiva del Madrid es el gran problema que afrontan Mijatovic y los ejecutivos de la nueva junta. En la noche de su dimisi¨®n incondicional, a principios de marzo de 2006, el propio Florentino P¨¦rez declar¨® que se marchaba porque su pol¨ªtica deportiva hab¨ªa fracasado: "El club, desde el punto de vista deportivo, necesita un revulsivo". Diez meses m¨¢s tarde, ya no quedan ni uno solo de aquellos jugadores gal¨¢cticos en el Bernab¨¦u si se except¨²a a Beckham, que permanece en tr¨¢nsito a Los ?ngeles.
"Florentino no era capaz de escuchar", dice Arrigo Sacchi, el predecesor de Mijatovic; "estaba convencido de que sab¨ªa de f¨²tbol". Obsesionado por supervisar hasta el paroxismo todas las esferas de actuaci¨®n del club, el ex mandatario llamaba la atenci¨®n a los invitados del palco de honor del Bernab¨¦u debido a su empe?o por estar en todas partes. Incluso en el reparto de bandejas con bocadillos y refrescos, que ¨¦l mismo ejecutaba con diligencia de ma?tre. Con el mismo esp¨ªritu intervencionista, P¨¦rez transform¨® la pol¨ªtica deportiva del Madrid de modo profundo.
Juan Onieva fue vicepresidente primero de la junta que derrot¨® P¨¦rez en las elecciones de 2000. El ex dirigente se?ala que la medida m¨¢s radical de su sucesor en materia deportiva no consisti¨® en contratar jugadores de gran relieve mundial. "El verdadero golpe de tim¨®n de la pol¨ªtica deportiva lo da Florentino en 2003", explica Onieva; "despu¨¦s de ganar la ¨²ltima Liga, cuando decide prescindir de Hierro y Del Bosque. Entonces la gran apuesta de la junta directiva es fichar un entrenador con el que s¨ª se atreven a manejar el vestuario".
"Nosotros", prosigue Onieva, "entendimos siempre que uno de los elementos m¨¢s importantes que se dan en un club de f¨²tbol de las caracter¨ªsticas del Madrid es preservar la cohesi¨®n del vestuario. Los vestuarios han tenido siempre unas reglas y unos principios de jerarqu¨ªa que era imprescindible conservar porque, adem¨¢s, eran la mejor garant¨ªa de que las cosas funcionaran. T¨², por mucho que seas presidente, hay aspectos dentro de un vestuario a los que nunca podr¨¢s llegar y, por tanto, debes tener unos elementos de comunicaci¨®n que tienen que salir del propio vestuario. Es decir, que no se impongan desde la directiva".
"Redondo y Hierro", recuerda Onieva, "estaban nombrados y consensuados entre los jugadores y eran nuestros interlocutores. Pero las personas que nos sustituyeron entendieron las relaciones con la plantilla en una clave empresarial: 'Yo soy el presidente y, por tanto, yo tengo que dominar y conocer todo lo que pasa en mi primera plantilla hasta los m¨ªnimos detalles'. Es decir: es la imposici¨®n de la junta directiva por encima del vestuario. Las salidas de Redondo, Hierro y Del Bosque siempre las he entendido en esa clave. Se propusieron conseguir el control absoluto del vestuario desde la perspectiva de la junta directiva. Trataron al vestuario con sentido economicista, como se trata a un comit¨¦ de empresa".
El modelo que populariz¨® a Florentino P¨¦rez en todo el mundo se present¨® con el eslogan de Zidanes y Pavones. Pretend¨ªa contratar una figura mundial cada a?o y reforzar las dem¨¢s l¨ªneas del equipo con j¨®venes de la cantera. El ¨¦xito deportivo de esta idea se agot¨® coincidiendo con la salida de Del Bosque y Hierro. El ex entrenador cree que, en un principio, el modelo no era nuevo. "La pol¨ªtica que llamaron de Zidanes y Pavones hab¨ªa sido un pilar fundamental en la historia del Madrid, pero Florentino P¨¦rez la vendi¨® mejor", afirma Del Bosque; "la sustancia era la misma, s¨®lo que ¨¦l la puso en el escaparate. En 2000 recibi¨® una herencia que le vali¨® para cuatro a?os. En los primeros tres fich¨® a Figo, Zidane, Ronaldo, Makelele y Flavio. Luego, rompi¨® su pol¨ªtica. Pero en los primeros a?os hab¨ªa una base buena y no era necesario fichar m¨¢s. Por eso mi participaci¨®n en los fichajes fue escasa. S¨®lo se hicieron fichajes estrat¨¦gicos, incuestionables. Nadie pod¨ªa someterlos a duda".
Del Bosque cree que, a diferencia de lo que piensan algunos ejecutivos del Madrid, el f¨²tbol actual ofrece la posibilidad de incorporar jugadores igual de superdotados que los gal¨¢cticos. "Jugadores de ese nivel van saliendo todos los d¨ªas", dice; "es verdad que cada vez hay menos en el mercado, pero el que fiche a Cristiano Ronaldo, Rooney, Ronaldinho o Iniesta estar¨¢ contratando jugadores extraordinarios".
Del Bosque compara su situaci¨®n con la de Fabio Capello, cuyo poder en el club parece no tener l¨ªmites. "Yo me sent¨ª fuerte para conducir el vestuario y para hacer los planteamientos deportivos", asegura; "alguna insinuaci¨®n me hicieron, pero eso es muy normal: '?Por qu¨¦ no te concentras?' 'Porque no quiero'. Ahora parece que el entrenador ha cobrado un protagonismo grande. Yo tuve el protagonismo que quise. Lo importante es que los jugadores sientan respeto por el entrenador, no miedo al entrenador. Es como una relaci¨®n padre-hijo".
Los ocupantes del banquillo que dej¨® Del Bosque, desde Carlos Queiroz a Vanderlei Luxemburgo, fueron un instrumento del r¨¦gimen presidencialista de Florentino P¨¦rez. A partir de 2003, el presidente actu¨® sin inhibiciones. P¨¦rez se afianz¨® como el ¨²nico l¨ªder del club, superando en relevancia a sus propios jugadores. Desalojados Redondo, Hierro, Morientes, McManaman y Makelele, los hombres m¨¢s carism¨¢ticos de la plantilla, Ra¨²l sobrevivi¨® como un rastro solitario del antiguo orden.
"Nosotros no inventamos ninguna estructura", advierte Onieva; "simplemente, heredamos unos principios b¨¢sicos que exist¨ªan probablemente desde Di St¨¦fano. Hoy, uno de los principales problemas del Madrid es que el vestuario es ingobernable. No porque sean ingobernables quienes lo forman, sino porque se han destruido los elementos de cohesi¨®n que siempre hab¨ªan existido. Si se hubiese mantenido esa tradici¨®n, Ra¨²l ser¨ªa el hombre que habr¨ªa podido hacerse cargo de eso. El gran perjudicado ha sido Ra¨²l porque el vestuario ya no considera a nadie interlocutor de nadie".
Destruida la esfera de autoridad de los jugadores, el club comenz¨® a tomar medidas cada vez m¨¢s agresivas contra ellos. El primero en ser objeto de marginaciones sin argumento deportivo fue Cambiasso. Le sigui¨® Solari. M¨¢s tarde, Figo. Ni los gal¨¢cticos estuvieron a salvo. Los ¨²ltimos en caer lo hicieron con estr¨¦pito: Beckham y Ronaldo. Se sucedieron las descalificaciones hacia los futbolistas. La nueva directiva ha rellenado el vac¨ªo de poder dejado por los viejos capitanes con el artificio de dotar a Capello de autoridad estrat¨¦gica plena.
Del Bosque se asombra por el maltrato que reciben los jugadores. "Me cuesta creer que Ronaldo tenga un mal comportamiento", alega; "es afable, amable, desdramatiza todo... Y ofrece buen rendimiento. Las exclusiones no son medidas adecuadas. A corto plazo, crean un cisma en la plantilla. Y, a largo plazo, generan mala publicidad para el club. Hasta ahora todos se han ido mal: a Redondo lo venden de un d¨ªa para otro; a Figo le impiden jugar contra el Bar?a, su partido clave; a Hierro lo fulminan; a Makelele le niegan un aumento de sueldo... Ahora, Beckham... Esto crea muy mala imagen".
Antes de dimitir, en 2004, Jos¨¦ Antonio Camacho se hizo cargo del equipo durante dos meses. El tiempo necesario para comprobar que la solidaridad del vestuario estaba deshecha y que Florentino P¨¦rez lo desautorizaba ante su grupo de futbolistas protegidos: Ronaldo, Zidane, Beckham y Figo. "Si la parte de arriba no le da fuerza al entrenador para manejar el vestuario, si los directivos tratan a los capitanes como si se quisieran apropiar del club..., es imposible", argumenta Camacho; "cuando un vestuario ve que no hay implicaci¨®n por parte del club, los m¨¢s veteranos pasan de todo. Al tener tantos jugadores que son su propia multinacional, es muy dif¨ªcil transmitir los valores".
Con Camacho comenz¨® Florentino P¨¦rez a decidir personalmente los fichajes. Owen, Cassano, Cicinho, Robinho, Diogo y Pablo Garc¨ªa son el resultado de su actuaci¨®n. Si Jorge Valdano fue deso¨ªdo la mayor¨ªa de las veces, otro tanto le ocurri¨® a Sacchi. Como miembro de la anterior junta, Ram¨®n Calder¨®n contempl¨® de cerca a su predecesor. Hoy, Calder¨®n esgrime esta experiencia para distanciarse y presentar una estructura deportiva que, dice, el club antes no ten¨ªa. Se autodefine como un chairman o presidente a la inglesa. Sostiene que su mayor contribuci¨®n a la pol¨ªtica deportiva consiste en delegar todo el poder decisorio en un grupo de ejecutivos profesionales: Mijatovic y sus colaboradores; Capello, gratificado con el sueldo m¨¢s alto pagado jam¨¢s en Espa?a: cuatro millones de euros netos, y el cuerpo de funcionarios del club. Sus principios quedaron expuestos en su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica, en la Universidad de Palma de Mallorca. "Ven¨ªamos de un r¨¦gimen excesivamente presidencialista", declar¨® Calder¨®n; "el presidente era demasiado importante. Ahora hemos creado una estructura deportiva. El presidente debe intervenir en momentos puntuales, pero no siempre. Quienes deben fichar son los que saben".
Mijatovic asiente: "El presidente est¨¢ cumpliendo. Los temas deportivos los deja en manos de los profesionales: yo, mi equipo y el entrenador. ?l no est¨¢ interviniendo en las negociaciones para fichar ni para traspasar. No ha participado pr¨¢cticamente en nada. S¨®lo le informamos. A veces, ¨¦l hace una reflexi¨®n: 'A lo mejor eso no es bueno econ¨®micamente'. Pero para tomar decisiones yo tengo total libertad. Nuestro modelo es como el del Manchester United o el del Arsenal".
"Una persona sola no puede organizar la pol¨ªtica deportiva del Madrid", insiste Mijatovic; "antes no se trabajaba en grupo. Exist¨ªan una o dos personas que tomaban todas las decisiones. Lo que ocurre es que Florentino tuvo mucha suerte porque se encontr¨® un equipo hecho: un entrenador, una plantilla joven y ganadora... Llegar en estas circunstancias a un club es f¨¢cil y agradable. Nosotros no hemos tenido esta situaci¨®n. Hemos llegado tarde, sin un entrenador, con una plantilla veterana... En estas circunstancias, cometer errores es inevitable".
Algunos de los errores de los que habla Mijatovic se cometieron en el mercado de fichajes del verano. Si en el invierno creen haber acertado con Higua¨ªn, Marcelo y Gago, los t¨¦cnicos del Madrid no est¨¢n tan seguros de haber dado en la tecla con las compras de julio y agosto. Cannavaro, Reyes, Emerson, Diarra y Van Nistelrooy costaron 70 millones de euros y, aunque llegaron para imprimir "esp¨ªritu ganador" a la plantilla, seg¨²n Mijatovic, el efecto no parece del todo satisfactorio. Algo falla. Capello conjetura que podr¨ªa tratarse de la Liga: en 1996, el campeonato que ¨¦l conoci¨® era menos abierto. El italiano opina que entonces los rivales "no eran tan t¨¦cnicos" ni tan atrevidos. Capello tambi¨¦n mira con desaz¨®n hacia su vestuario. All¨ª verifica s¨ªntomas de apagamiento. Los mismos que decepcionaron a Camacho: "Yo intent¨¦ instaurar el aperitivo para reunir a la plantilla antes de la comida y la cena en las concentraciones", recuerda; "de lo contrario, los jugadores s¨®lo coincid¨ªan durante los 20 minutos que tardaban en comer".
Convertido el Bernab¨¦u en un centro comercial; el vestuario, en una unidad de producci¨®n, y los capitanes, en un comit¨¦ de empresa respetuoso de los c¨®digos de la industria y obediente con Capello, las antiguas complicidades parecen disueltas. El f¨²tbol s¨®lo es un ejercicio de profesionalidad. Un negocio pujante que paga bien. Los jugadores del Madrid lo saben mejor que nadie. El gasto del club en sus sueldos ha pasado de 60 millones de euros brutos en 2000 a un total de 161 seg¨²n dicta el presupuesto de esta temporada.
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