La gloria de la supervivencia
OBTENIENDO UN S?BITO reconocimiento internacional al ser el ¨²nico espa?ol seleccionado para participar en la entonces todav¨ªa prestigiosa Documenta de Kassel, la s¨¦ptima, celebrada en 1982 y dirigida por el holand¨¦s Rudi Fuchs, Miquel Barcel¨®, que a la saz¨®n contaba 25 a?os, se convirti¨® en el s¨ªmbolo art¨ªstico de la nueva era democr¨¢tica de Espa?a. En aquel momento no era tan frecuente como ahora que un jovenc¨ªsimo artista se lanzara al estrellato mundial "de la noche a la ma?ana", pero, ayer, hoy o ma?ana, el problema no es c¨®mo o cu¨¢ndo se logra la fama, tan de suyo aleatoria, sino c¨®mo y hasta cu¨¢ndo se mantiene, y, sobre todo, si ¨¦sta no interfiere hasta anular la producci¨®n y el inter¨¦s de la obra de quien ha sido bendecido por los dioses en un momento tan inusualmente temprano. Y es que el ¨¦xito r¨¢pido es un arma de dos filos, uno de los cuales te quita lo que el otro te da. En realidad, han sido muy pocos los artistas que han sobrevivido a la enorme tensi¨®n que supone no defraudar unas expectativas cuya caracter¨ªstica principal es desplazarse peri¨®dicamente m¨¢s all¨¢ de lo que se ha sido para mostrar que, en realidad, no se ha sido nada o s¨®lo un sue?o estival. Ciertamente, han sido pocos los que han aguantado tan frustrante envite, pero tambi¨¦n son los mejores. El afamado cr¨ªtico estadounidense Clement Greenberg, en cierta ocasi¨®n, con la intenci¨®n de jubilar al incombustible Picasso, dictamin¨® que la excepcional supervivencia creadora de ¨¦ste se basaba en que se hab¨ªa mantenido en el candelero de la invenci¨®n cinco veces m¨¢s que el resto de sus colegas m¨¢s c¨¦lebres del siglo XX, pero que, todo lo m¨¢s, a partir de 1940, cuando a¨²n le restaban 33 a?os de activa producci¨®n, el genio espa?ol ya nunca estar¨ªa a la altura. Greenberg vivi¨® lo suficiente para corroborar sobradamente su error.
Pues bien, la grandeza de Barcel¨® consiste, a mi juicio, no tanto en el s¨²bito reconocimiento que obtuvo al principio, sino en todo lo mucho y lo bueno que ha hecho cuando aparentemente se pas¨® de moda, lo cual ocurri¨® aproximadamente ya en el ecuador de la d¨¦cada de 1980; o sea, como quien dice, justo nada m¨¢s empezar. La grandeza de Barcel¨® se basa, por tanto, en que, durante el cuarto de siglo que ha transcurrido desde que salt¨® a la fama, no s¨®lo no ha dejado de trabajar intensamente, sino que, hiciera lo que hiciera, y fuera cual fuera la moda imperante en cada momento, no ha dejado de suscitar inter¨¦s internacional. As¨ª, durante estos ¨²ltimos 25 a?os no ha parado de ser reclamado por Burdeos, Par¨ªs, Nueva York, Madrid, Barcelona, N¨¢poles, Londres, Z¨²rich, Nimes, Montreal, Buenos Aires, Ostende, S?o Paulo, Montevideo, Tel Aviv, Roma, Hannover, M¨¦xico, Avi?¨®n, Lugano..., por citar s¨®lo algunas de las ciudades cuyos museos le han organizado una muestra individual. A este tenor, recordar que, a lo largo de casi todo este tiempo, gestionaron su comercializaci¨®n los respectivamente m¨¢s importantes galeristas de Europa y de Estados Unidos de Norteam¨¦rica, el suizo Bischofberger y el americano Leo Castelli, puede ser tan ocioso como se?alar que sistem¨¢ticamente ha batido todas las marcas en subasta p¨²blica. Por todo ello, hoy, cuando Barcel¨® ha cumplido el medio siglo, justo la edad en que los grandes artistas empiezan a dar lo mejor de s¨ª mismos, no creo que ni el peor agorero pueda dudar de que ser¨¢ recordado como uno de los m¨¢s grandes artistas espa?oles de la ¨¦poca contempor¨¢nea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.