Barcel¨®, la plenitud del artista
La cer¨¢mica de la capilla del Sant¨ªsimo de la catedral de Palma de Mallorca tiene la fuerza de las cosas que suceden por primera vez. Me sugiere un sue?o, una obra que te envuelve, el autor est¨¢ dentro, integrado". Miquel Barcel¨®, reci¨¦n llegado a los 50 a?os, es una de las firmas m¨¢s representativas de la pintura internacional y sigue arriesgando. Incrusta en el templo g¨®tico una propuesta de arte actual, hija de una imaginer¨ªa cl¨¢sica. Con ¨¦l entra el siglo XXI en la capilla, junto al altar mayor de la seo de Palma. Este viernes 2 de febrero, los Reyes estar¨¢n en su estreno.
El personaje Barcel¨® marca ¨¦poca y apasiona con su aventura creativa. Sus obras, de gran potencia y muy cotizadas, son apetecidas por museos y coleccionistas. El autor mallorqu¨ªn lleva 30 a?os de pugna, en la ola y en la brecha, desde que se afam¨® con su gesto expresionista y transvanguardista, igual que una joven estrella del rock. En Europa aporta una cierta idea mediterr¨¢nea y de la Espa?a moderna y engarza con la herencia de Picasso y Mir¨®. Es premio Pr¨ªncipe de Asturias y hace 20 a?os fue premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas.
"Mi naturaleza no es evitar los retos, mi postura es pintarlo todo, como Tintoretto"Durante 30 a?os le llamaron "el joven pintor". Hoy, a los 50, ya es hora de cambiar el registroLa materia es abierta, desvela lo que hay dentro, las frutas estallan, el pan se agrieta, los peces...
No es creyente, pero ha hecho realidad en la seo el sue?o que no pudo cumplir Mir¨®, vetado en la dictadura
Vestido de astronauta, con mascarilla y guantes especiales, ejecut¨® las cristaleras de la capilla
"Brook me ayudar¨¢ a montar 'Paso doble' en Mal¨ª (...) Y se har¨¢ una pel¨ªcula sobre mi relaci¨®n con ?frica"
El lienzo de terracota, un material y una memoria de signos remotos, est¨¢ agrietado adrede
"Cada a?o, el 8 de enero me regalo un cuadro. Son alegor¨ªas del tiempo, calaveras, animales"
Con Barcel¨® entra el siglo XXI en la capilla del Sant¨ªsimo de la catedral de Palma de Mallorca
Durante 30 a?os le llamaron "el joven pintor". Hoy, a los 50, ya es hora de cambiar el registro
La materia es abierta, desvela lo que hay dentro, las frutas estallan, el pan se agrieta, los peces...
"Mi proyecto principal es pintar cada d¨ªa en el taller. Eso es lo que hago", explica este artista total, que no se ha endiosado ni desconectado de su mundo, de las amistades antiguas y bohemias que conoci¨® en su dura batalla de los a?os setenta en Palma y Barcelona. Hoy, en las c¨¦lebres librer¨ªas de Mil¨¢n, el grueso cat¨¢logo de su muestra de Lugano (Suiza) se exhibe junto a los dedicados a mitos cl¨¢sicos.
Respetado y triunfador, se pronuncia radical contra la destrucci¨®n del paisaje de Mallorca o la guerra de Irak. Barcel¨® fue el ¨²ltimo ecologista que, en 1977, abandon¨® la ocupaci¨®n de la isla de Sa Dragonera, en Andratx, para evitar su urbanizaci¨®n.
Trashumante, vive y trabaja en Mallorca, Par¨ªs y Mal¨ª. Pinta, dibuja, obra el fango, hace esculturas, crea escenograf¨ªas, interviene en una performance y escribe en la agenda de bolsillo. No es creyente y el poder antiguo de la Iglesia le encomend¨® la intervenci¨®n con el milagro de los panes y los peces en la densa biograf¨ªa lit¨²rgica, en el memorial de arte que es la seo, un sue?o que no pudo cumplir Joan Mir¨®, vetado por los can¨®nigos en la dictadura.
Andy Warhol retrat¨® con fascinaci¨®n al pintor estrella de Felanitx, que tuvo taller en Nueva York, donde expuso con el m¨ªtico galerista Leo Castelli. Barcel¨® coincidi¨® en la Documenta de Kasel de 1982 con los rompedores y ef¨ªmeros Haring y Basquiat y fue fichado por el marchante suizo Bruno Bischofberger. Su carisma y capacidad de seducci¨®n corren parejas a su fuerza expresiva y dedicaci¨®n. En una d¨¦cada, su cotizaci¨®n se multiplic¨® por 10, y por 400 su primera litograf¨ªa.
Un ¨®leo con su firma se vendi¨® por 1,2 millones de euros en una subasta en Londres. Le fastidia abordar la cuesti¨®n. "Ahora se da al arte un gran protagonismo del mercado, una especie de monetarizaci¨®n absoluta, se ponen los precios de las cosas como un adjetivo. Igual que en Estados Unidos hablan de un traje de 100 d¨®lares, se alude a las obras de arte s¨®lo por su cotizaci¨®n. Es una verg¨¹enza. Cuando t¨² miras un picasso o un vel¨¢zquez no piensas en los millones. Es una concepci¨®n obscena".
Miquel Barcel¨® pas¨® seis a?os imbuido con la que ya es una creaci¨®n magna, 300 metros cuadrados de superficie de arcilla trabajada a pu?etazos y con el cuerpo, coloreada, con cientos de figuras, m¨¢s cinco vitrales, trazados con los dedos. "No est¨¢ mal el plazo para la obra y la vida de la catedral".
Un Cristo p¨¢lido es el n¨²cleo discreto del retablo del templo medieval junto al mar de Palma. La presencia del autor, que puede ser iconoclasta, se difumina en un relieve insinuado. "Era un compromiso, por contrato ten¨ªa que hacer un Cristo de la resurrecci¨®n. Pens¨¦ hacer una met¨¢fora, el eco de un pez en esta creaci¨®n y multiplicaci¨®n. Lo dej¨¦ hasta encontrar la forma de asumirlo. Es una especie de autorretrato. La figura aparece, se distingue blanquecina. No es un icono dominante, est¨¢ junto al pez espada y la palmera, m¨¢s inmediatos".
Creador sin tendencia ni filiaci¨®n, vindica la pintura y est¨¢ en la vanguardia. No desde?a riesgos ni propuestas innovadoras. Ha sido invitado por el Louvre y el Pompidou de Par¨ªs, el Macba de Barcelona, el Prado y el Reina Sof¨ªa de Madrid. En la estela de Barcel¨® desde los ochenta se animan generaciones de artistas.
Es un tipo diverso y llano, sin misterios. Fue amigo de Camar¨®n y lo es de Rancapino y de los espadas Curro Romero y Luis Francisco Espl¨¢. Mientras cre¨® la cer¨¢mica public¨® su versi¨®n de la Divina comedia de Dante, cre¨® una escenograf¨ªa de una ¨®pera de Mozart y edit¨® sus Cuadernos de ?frica. Con Josep Nadj intervino en el festival de teatro de Avi?¨®n con Paso doble.
Activista contestatario, en sus or¨ªgenes plante¨® la descomposici¨®n del arte en directo en Cadaverina y ejerci¨® de salvaje, pint¨® perros y bestias. En crucifixiones africanas puso un animal. Ahora desvela la propuesta que tendr¨¢ culto lit¨²rgico y albergar¨¢ las formas del Sant¨ªsimo.
Insular, navegante y buceador, ha sometido al mar y lo ha colgado en el templo. Barcel¨® convers¨® con EL PA?S en su estudio de Par¨ªs el d¨ªa que cumpl¨ªa 50 a?os, el 8 de enero, y dos veces m¨¢s despu¨¦s, en Palma, ante su piel salvaje y espiritual que alude a un episodio evang¨¦lico, y por tel¨¦fono.
"La pintura no me aburre nunca", dice. "Mi naturaleza no es evitar los retos, mi postura es pintarlo todo, como Tintoretto. ?l era un gran maestro. En Venecia le ped¨ªan un proyecto y se presentaba con una obra terminada, de 20 metros de largo. Miro a C¨¦zanne siempre, es un artista asombroso, es como un Mozart, su obra parece infinita e inacabable. Tambi¨¦n Picasso, Mir¨® y algunos m¨¢s".
Barcel¨® es un lector voraz y selecto. La ¨²ltima planta de su casa de Par¨ªs la llena la biblioteca que fue de su amigo el escritor americano de T¨¢nger Paul Bowles, que le convirti¨® en protagonista de una novela, Muy lejos de casa. Antes de pintar, desde el PC port¨¢til descarga horas de m¨²sica italiana antigua de una radio de Internet de Estados Unidos o programas sin anuncios de una emisora espa?ola.
"Le¨ª varias biograf¨ªas de Miguel ?ngel mientras trabaja en la capilla. Para animarme. Necesitaba una lectura para robar coraje. A los 80 a?os, Miguel ?ngel se quejaba porque no hab¨ªa recibido ning¨²n encargo a la altura de sus capacidades. Dec¨ªa: 'Yo pude hacer una gran obra y nunca me la solicitaron'. La Capilla Sixtina pens¨® que s¨®lo fue el reto de un pintor y ¨¦l era adem¨¢s arquitecto y escultor".
Un d¨ªa fue a Roma para ver, solo, otra vez, la Capilla Sixtina. "Mientras limpiaban la obra sub¨ª a los andamios de los restauradores para observar de cerca los frescos, las pinturas. Igual hice con Goya, con sus im¨¢genes, en San Antonio de la Florida, en Madrid. Me gusta ver la implantaci¨®n de los pigmentos, los gestos. Las manos de la creaci¨®n de Miguel ?ngel, enormes, son perfectas. Tengo buena relaci¨®n con los restauradores porque suponen que en el futuro les dar¨¦ trabajo".
"La seo atraviesa la historia y es una obra abierta, un monumento de aire", dice el artista. "A m¨ª me gusta imaginarla como un barco; al rev¨¦s, que el mar entra en la capilla. El arte surge como una met¨¢fora del universo en movimiento". No ha ejecutado un retablo narrativo ni una representaci¨®n y no ve su obra como arte religioso, una decoraci¨®n.
Su primer encargo p¨²blico fue la c¨²pula del Mercat de les Flors de Barcelona, hace 20 a?os, al tiempo que un museo espa?ol adquiri¨® el primer barcel¨®. A finales de los ochenta, el Gobierno balear regal¨® un gran ¨®leo al Rey que ¨¦ste cedi¨® al Guggenheim de Bilbao. A?os despu¨¦s, don Juan Carlos compr¨® un cuadro en Arco y el Pr¨ªncipe visit¨® a Barcel¨® en su estudio de Mallorca.
"La novedad de esta obra es que est¨¢ dentro de una catedral, activa, pero no modifica ni altera su identidad. Era el lugar mejor de Mallorca para una pintura as¨ª, no hay otro. Antoni Gaud¨ª, Josep Maria Jujol, del siglo XX; Jaume Blanquer, del XVII; Guillem Sagrera, del XV, son vecinos perfectos".
La modernidad "no reside en el mero soporte convencional de actualidad. El fango, m¨¢s que cl¨¢sico es ancestral. La aparente simplicidad le permite ser muy actual. Si fueran pantallas de v¨ªdeo en vez de cer¨¢mica y cristal, la obra no tendr¨ªa por qu¨¦ ser moderna. La afirmaci¨®n contempor¨¢nea demanda algo m¨¢s".
El lienzo de terracota, un material y una memoria de signos remotos, est¨¢ agrietado adrede, la piel se raj¨® como una telara?a. "Es el dibujo", subraya. "La mitolog¨ªa de la obra es el bulto que se hincha y abre, la boca y el vientre de los peces, la forma de los panes, granadas, sand¨ªas, cr¨¢neos y jarras. Es una metamorfosis". Anota rastros de geograf¨ªa de su mapamundi.
"En la arcilla, cada una de las peque?as cosas fue un peque?o hallazgo, provocado. Diariamente hubo alguno, en los seis meses de gestaci¨®n en 2003, en Vietri, N¨¢poles. La multiplicaci¨®n de los panes y los peces me iba muy bien. La materia es abierta, desvela lo que hay dentro, las frutas estallan, el pan se agrieta y los peces se muestran por el est¨®mago y la boca en la secuencia de color y formas. Deb¨ªa notarse la piel que se hincha". El c¨®digo de signos, una impronta de la memoria.
Miquel Barcel¨® habla el catal¨¢n de Felanitx con sus dos hijos mientras que C¨¨cile lo hace en franc¨¦s. "Mis manos est¨¢n por todas partes, nidos de manos: ah¨ª est¨¢n las de mi hija Marcel¡¤la. No lo disimul¨¦. Est¨¢n mis rodillas y con puntapi¨¦s trabaj¨¦ la bandada de lizas. Son datos. Al cocer, la arcilla se reduce un 12% y mis manos y pies parecen de ni?o. Las min¨²sculas son de mi hijo Quim".
En la era digital cita los principios, lo previo al arte: "En las cuevas prehist¨®ricas se perfilaron marcas de manos y dedos antes de que se prefigurase ninguna representaci¨®n. El barro es el elemento con el que se crea Ad¨¢n. En arcilla qued¨® registrada la primera huella del hombre, impresa en la tierra h¨²meda. Una charca o el limo guardaron hollados los datos de actividad sobre la Tierra. La primera escritura fue sobre tablillas de fango. El fango es un soporte muy elemental, fue una buena elecci¨®n".
Barcel¨® construye su universo y capta el paso del tiempo. "La cer¨¢mica puede verse como una especie de alegor¨ªa general de la vida y del arte. Es una pintura, siempre la he considerado una obra pict¨®rica. Es una piel de pintura y la cer¨¢mica, soporte y obra a la vez. El conjunto, sin los muros del templo, se aguantar¨ªa, tendr¨ªa su expresi¨®n y entidad".
Vestido de astronauta, con mascarillas y guantes especiales, en diciembre pasado ejecut¨® las cristaleras, la decisi¨®n final antes de mostrar la apertura de la modernidad. "Fue una operaci¨®n t¨®xica, deb¨ª protegerme. Los dibujos de los vitrales -de 15 metros de alto- est¨¢n hechos con el dedo recorriendo la superficie qu¨ªmica. Pint¨¦ con el ¨ªndice sobre cristal, es la marca del ojo, perfecta, la plasmaci¨®n de la mirada. Escribir con el dedo es la medida que el ojo sabe leer, est¨¢ hecho para eso".
A las dos de la tarde cierran la catedral. Sin bombillas ni cirios, en silencio y vac¨ªa es un ¨¢mbito imponente. El autor se aleja del mural, mira la capilla y observa otros enclaves. "Es armoniosa, ya est¨¢ completa, queda bien". Los vitrales, grises, casi radiograf¨ªas, matizan la luz solar aplanadora. "Colorines nunca hubiera hecho. Opt¨¦ por el gris, grisaill¨¦s. Un l¨ªquido de plomo se extiende y quema el cristal, lo empa?a". Cruza la seo y siempre escudri?a, una calavera en una tumba, un artilugio modernista, un retablo, la fuerza arquitect¨®nica.
"El joven pintor", le llamaron casi tres d¨¦cadas. "A los 50, por respeto a la edad, ya deber¨ªan cambiar de registro. Los artistas antiguos se quejaban, de joven maestro pasaban directamente a viejo maestro. En Italia te llaman maestro -como a los toreros-, es la expresi¨®n de la idea sobre el oficio, curiosa, una apelaci¨®n de respeto, afable. Ahora soy maestro en Mal¨ª, en la Universidad de Bamako. Por primera y ¨²nica vez en mi vida ejerzo el rol del magisterio. En Baleares me nombraron doctor honoris causa, yo que s¨®lo fui dos semanas a la universidad, ya tiene m¨¦rito. Debe de ser la carrera m¨¢s breve y con mejores resultados de la historia".
Par¨ªs de madrugada, 8 de enero. El anfitri¨®n enciende la luz de las salas de su taller. Pone m¨²sica de Mal¨ª y abre champ¨¢n para las ¨²ltimas copas. Dos horas atr¨¢s sopl¨®, divertido, en una cena, las velas largas de los 50 a?os, flanqueado por los escritores Patrick Modiano y Adam Zagajewski y el marchante Bischofberger, y amigos de su isla, Barcelona y Par¨ªs.
Los futuros barcel¨®s crecen o esperan en muros, caballetes; los grabados y papeles, en las mesas. Tras una puerta, el perfil, fechado, de su hijo, y cerca, un retrato de su hija. El autor traba apuntes y esbozos sobre la cal, inventa una m¨ªnima figura en relieve en el canto de una esquina y en el hoyo de la pared crea figuras. Engancha fotos y notas de escritores y de alg¨²n artista cl¨¢sico.
Una de las telas, blanca y con grises, que termin¨® aquel d¨ªa es una obra para su colecci¨®n personal. "Es una especie de cr¨¢neo enorme, como un planeta, la cabeza de hombre de 50 a?os, de la que surgen ra¨ªces y sat¨¦lites. Cada a?o, ese d¨ªa, me regalo un cuadro. Los cuadros tienen alegor¨ªas del tiempo, calaveras animales. Un retrato qued¨® en mi casa de Mal¨ª y las abejas anidaron, colocaron adherencias en la cara. La naturaleza interactu¨®".
Un mono de trabajo, manchado, coronado con su testa pintada, es un autorretrato y una proclama. ?l desea "estar en el estudio, dibujar, escribir, grabar, hacer esculturas. Ocho horas seguidas, o m¨¢s, sin parar". No lejos, la calavera de una bestia con gruesos colmillos tuertos y la cabeza de otra, enorme, enfrentada a Marejadilla, una gran pintura de la mar rizada, en vista cenital. "Es una de mis pocas obras con t¨ªtulo en castellano, la palabra es bonita, no hay otra m¨¢s adecuada".
"Improvisar cada d¨ªa es descubrir", se?ala. En diferentes niveles y espacios se reparten ¨¢reas de actividad, seg¨²n las piezas y los formatos. En una sala, en un hilo de tender, tambi¨¦n en el suelo y en un muro, se secan o maduran los esbozos para un montaje esc¨¦nico. De pronto, Miquel mete la mano en un cubo, toma una bola de preparado, la modela apenas y la lanza como proyectil contra una de las paredes. Es un signo, a¨²n en ciernes.
"Peter Brook me propuso participar en una de sus obras y hacer la escenograf¨ªa, quiere que yo intervenga. Usar¨¦ materiales diferentes, no s¨¦ a¨²n si actuar¨¦, quiz¨¢ una o dos veces y un actor me suplir¨¢. Brook me ayudar¨¢ a montar Paso doble en Bamako, la capital de Mal¨ª, hasta donde ir¨¢n en autob¨²s mis amigos del Pa¨ªs Dog¨®n. Se har¨¢ una pel¨ªcula, una forma de plasmar mi relaci¨®n con ?frica a trav¨¦s de un espect¨¢culo. En junio haremos Paso doble en Par¨ªs, y antes, en febrero, lo presentaremos tres d¨ªas a la lonja de Palma. Es la capilla de fango en crudo, en vivo".
La hoja de ruta y vida del artista es una traves¨ªa sin fin con viajes y estancias. "Me hice europeo hace mucho tiempo, a?os antes de que Espa?a entrara en la UE. A¨²n era preciso tener pasaporte para ir a todas partes y ejerc¨ªa, viajando como mis obras y mis talleres, por todos los pa¨ªses. Por desgracia, la cuesti¨®n de Europa no ha tenido el empuje y la velocidad que dese¨¢bamos, la expresi¨®n y el peso de su identidad diversa".
Barcel¨® se llama "pintor europeo antes que pintor espa?ol. M¨¢s bien soy un tipo de ultramar. Marca mucho, de verdad, la europeidad. Soy catal¨¢n de Mallorca y sureuropeo, es evidente. Europa debi¨® ser de la cultura y no solo de los Estados. Cultura era la primera palabra para definir de la UE, no el tr¨¢fico econ¨®mico. Europa es una de las mejores ideas que peor aplicaci¨®n han tenido. Es una l¨¢stima, la desarrollan los mercaderes y se emplea para la exclusi¨®n del otro".
En el invierno del patio interior del taller parisiense, un jard¨ªn de bamb¨²es, hay dos barcel¨®s novedosos, sendas esculturas en bronce ennegrecido: un chivo escu¨¢lido, coronado con un capirote de penitente de la Inquisici¨®n, y una fundici¨®n de un pie de cerdo descomunal, tot¨¦mico, realista, casi lit¨²rgico, con sus u?as y callos en lo alto, de pie.
"La anatom¨ªa del cerdo tiene delicadeza estructural. Uno evoc¨® en esta pieza la forma de mitra obispal, y otro, zonas er¨®ticas. Hasta los andares se alaban". El hombre de Felanitx ha hecho un descomunal elefante de cuatro metros que se alza sobre la trompa.
La intervenci¨®n en la catedral le sit¨²a en la historia. "No tuve tiempo de sentir v¨¦rtigo. Estaba demasiado ocupado con la complejidad material y pl¨¢stica de la cer¨¢mica, y despu¨¦s se agregaron los problemas locales y pol¨ªticos. Con la obra en marcha ha habido dos obispos distintos y dos Gobiernos diferentes. Murieron el obispo Teodor ?beda y el can¨®nigo Pere Llabr¨¦s, dos impulsores. Me apen¨®. Es una intervenci¨®n en tu casa, pero cuaj¨® al aunar voluntades diferentes y terminarla, con un cambio de siglo".
La biograf¨ªa del artista cuaja en el taller, donde siempre madura e inventa. Ahora est¨¢ en el trabajo previo de pinturas y esculturas a¨²n m¨¢s complejas. Tiene mucho traj¨ªn y compromisos. En primavera expone en Par¨ªs; en verano, en Nueva York, exhibir¨¢ esculturas grandes y cer¨¢micas en Long Island, con Dore Asthon de comisaria que escribe un libro sobre ¨¦l. En el museo de Dubl¨ªn mostrar¨¢ trabajos de ?frica. Las cer¨¢micas ir¨¢n al Museo Serralves de Oporto. Tambi¨¦n retornar¨¢ a Jap¨®n.
"Habr¨¢ retos mayores, ya saldr¨¢n, r¨¢pidamente afrontar¨¦ otras propuestas m¨¢s grandes. Seguro. Tengo muchas cosas en perspectiva. Hasta los cien a?os como m¨ªnimo no puedo pararme", concluye Miquel Barcel¨®, con ojos p¨ªcaros y felinos.
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