Un a?o electoral
En 2007 no habr¨¢ ninguna elecci¨®n importante en Estados Unidos. Y, sin embargo, este a?o est¨¢ siendo dominado por la pol¨ªtica electoral. Los c¨¢lculos con vistas a las elecciones presidenciales de 2008, el debut de un Congreso controlado por el Partido Dem¨®crata por primera vez desde 1994 y el debilitamiento pol¨ªtico de George W. Bush son tan importantes para EE UU como la previsible desaceleraci¨®n econ¨®mica o la irremediable ca¨ªda de Irak en la anarqu¨ªa genocida. ?stos son los temas fundamentales de la pol¨ªtica estadounidense a lo largo de este a?o.
Los dem¨®cratas e Irak: se habla pero no se toca. Los dem¨®cratas intentan que, para la opini¨®n p¨²blica, Irak siga siendo un problema exclusivo de Bush y el Partido Republicano. Es decir, que su intervenci¨®n directa en la elaboraci¨®n de las estrategias pol¨ªticas sea sobre todo ret¨®rica. Por supuesto, desde el punto de vista electoral, ser¨ªa peligroso para los dem¨®cratas que parecieran desinteresados de la b¨²squeda de una salida para el mayor desastre de pol¨ªtica exterior en la historia reciente de Estados Unidos. As¨ª que los dem¨®cratas hablan de ello. Pero Irak no tiene ninguna una buena soluci¨®n, es una empresa en bancarrota, ?para qu¨¦ comprar acciones? M¨¢s vale dejar que el presidente y los republicanos se ocupen del asunto y asegurarse de que todo el mundo se acuerde de c¨®mo se meti¨® el pa¨ªs en ese l¨ªo. La mejor herramienta para lograr ese objetivo estar¨¢, desde luego, en las sesiones de interpelaci¨®n del Congreso. Podemos esperar un desfile inacabable de miembros antiguos y actuales del equipo de Bush encargado de Irak ante las c¨¢maras de televisi¨®n. Mientras tanto, Irak pasar¨¢ de ser un error de c¨¢lculo geopol¨ªtico de EE UU a un inmenso genocidio. El herido gigante estadounidense, est¨¢ gravemente incapacitado y no podr¨¢ hacer gran cosa. El esfuerzo para intentar impedir el genocidio se convertir¨¢ inevitablemente en un problema de todo el mundo. Y, como sabemos, "el mundo" no tiene un historial muy digno cuando se trata de detener a tiempo los genocidios.
Las desigualdades econ¨®micas y sociales en EE UU han aumentado con Bush
Si no se dedican a Irak, ?entonces qu¨¦? La econom¨ªa, claro est¨¢. Los dem¨®cratas concentrar¨¢n su nuevo poder parlamentario en tratar de corregir el enorme retroceso socioecon¨®mico sufrido por la poblaci¨®n estadounidense durante los a?os de Bush. Las desigualdades econ¨®micas en EE UU han aumentado; las pol¨ªticas fiscales de Bush han beneficiado de forma desproporcionada a los ricos; millones de personas carecen de seguro m¨¦dico; los puestos de trabajo se exportan a China e India; las inversiones en vivienda y educaci¨®n para los pobres se han quedado rezagadas; el salario m¨ªnimo es demasiado bajo y es preciso elevarlo... ?stos ser¨¢n los temas a los que se dedicar¨¢n los dem¨®cratas. Su hip¨®tesis, razonable, es que los votos para las elecciones de 2008 pueden ganarse con asuntos dom¨¦sticos, y no en funci¨®n de espinosos problemas de pol¨ªtica exterior.
Hillary: ?imparable e inelegible? ?sta es la pregunta que atormenta a los estrategas del Partido Dem¨®crata. Hillary Clinton tiene demasiado dinero y estrellato, demasiados aliados poderosos y una maquinaria electoral demasiado buena para que sea posible detenerla. Su elecci¨®n como candidata presidencial del Partido Dem¨®crata en 2008 parece imparable. Pero muchos temen que tambi¨¦n sea imparable su derrota. Las reacciones negativas que suscita entre los votantes son tan fuertes como su poder de atracci¨®n.
Barack Obama, reci¨¦n llegado a la pol¨ªtica y sin demasiada historia, ha logrado tener resonancia nacional en muy poco tiempo y goza de inmensa popularidad, a pesar de ser negro y de que la mayor¨ªa de los estadounidenses no puede decir su nombre. Como dec¨ªa la columnista de The New York Times Maureen Dowd, su nombre de pila les recuerda a Irak y su apellido al terrorista musulm¨¢n m¨¢s odiado. El hecho de que Barack Obama sea el ¨²nico que parece tener alguna posibilidad frente a Hillary Clinton en la elecci¨®n del candidato presidencial dem¨®crata dice mucho del talento de ¨¦l y los puntos d¨¦biles de ella. La evoluci¨®n que sigan sus respectivas carreras tambi¨¦n dir¨¢ mucho sobre qu¨¦ pesa m¨¢s en la pol¨ªtica de EE UU: el sexismo o el racismo.
En busca del alma pol¨ªtica de Estados Unidos. Varios grupos religiosos anunciaron hace poco que les parece un error el activismo pol¨ªtico sectario de la gran coalici¨®n llamada generalmente "la derecha cristiana". "Salgamos de la pol¨ªtica", es el grito de batalla de esos dirigentes religiosos y de muchos cristianos evang¨¦licos, que piensan que su comunidad est¨¢ siendo utilizada por unos pol¨ªticos disfrazados de ministros eclesi¨¢sticos. Otros creen que los evang¨¦licos se han convertido, equivocadamente, en una m¨¢quina pol¨ªtica que se preocupa, sobre todo, por cuestiones como el aborto y los derechos de los homosexuales. ?Qu¨¦ pasa con el cambio clim¨¢tico, Darfur, el VIH-sida, la pobreza en ?frica...? ?No son ¨¦stos problemas que deber¨ªan encabezar las prioridades pol¨ªticas de cualquier cristiano? ?No afectan a muchos m¨¢s millones que el matrimonio homosexual, por ejemplo?
Y no son los ¨²nicos. La izquierda en EE UU tambi¨¦n anda a la b¨²squeda de su alma pol¨ªtica: la deslocalizaci¨®n es mala para los trabajadores estadounidenses, pero varios estudios han demostrado que el impacto que tiene que llevarse puestos de trabajo en el sector de servicios a India es m¨ªnimo y que incluso puede ayudar a crear nuevos puestos mejor pagados en Estados Unidos. Adem¨¢s, el desempleo se encuentra en un nivel m¨¢s bajo que nunca. ?Qu¨¦ debe decir un dirigente del Partido Dem¨®crata sobre la deslocalizaci¨®n? ?Y sobre la inmigraci¨®n?
El anterior Congreso, controlado por los republicanos, aprob¨® una ley para construir en la frontera entre EE UU y M¨¦xico una valla que la mayor¨ªa de los expertos considera una mala idea. Aparte de oponerse a esa valla, ?cu¨¢l debe ser la postura de un dem¨®crata progresista sobre la inmigraci¨®n? ?Y sobre China (es un aliado o un rival)? ?La energ¨ªa? ?Los impuestos? ?El gasto de defensa? Son dilemas que eran menos urgentes cuando el Partido Dem¨®crata estaba en minor¨ªa. Ahora que tiene capacidad de influir en las decisiones pol¨ªticas e incluso puede recuperar la Casa Blanca en 2008, tendr¨¢ que responder a estas preguntas en la pr¨¢ctica. Y, en la pr¨¢ctica, el Partido Dem¨®crata est¨¢ muy dividido sobre todos estos temas. El debate est¨¢ en marcha.
El a?o 2007 va a ser un a?o electoral en Estados Unidos. Pero sin elecciones.
Mois¨¦s Na¨ªm es director de la revista Foreign Policy.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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