Cinco clanes se reparten el pa¨ªs

En Somalia no se nace somal¨ª sino miembro de un clan. Fuera de ¨¦l no hay vida. Como tampoco la hay lejos de la religi¨®n. Cinco son los principales que se consideran descendientes directos del profeta Mahoma.

Los hawiya (25% de la poblaci¨®n) ocupan gran parte del centro-norte del pa¨ªs y zonas del suroeste de Etiop¨ªa y del norte de Kenia. Los ishaak (22%) viven en Somalilandia, la antigua Somalia brit¨¢nica, y act¨²an como dentro de un Estado independiente no reconocido.

Los darod (20%) est¨¢n en Puntland, donde la leyenda sit¨²a el antiguo reino de Shaba y en una franja de Somalilandia. Los rahanwein (17%) se agrupan en el centro-sur, y los dir, en Yibuti (ex colonia francesa) y Somalilandia.

Hay tambi¨¦n otros como los digil (3%) y los bant¨²es (descendientes de esclavos libertos durante la colonia italiana), a los que los ¨¦tnicamente somal¨ªes llaman loona aaraan, que significa "nadie est¨¢ llorando por ellos".

Cuando desaparece el Estado en 1991, estalla una guerra civil cl¨¢nica. El que domina la capital, un puerto, aeropuerto o las tierras f¨¦rtiles tiene m¨¢s posibilidades de comprar armas, alistar milicianos y lograr m¨¢s poder. Cualquier persona que destaca por su habilidad, inteligencia o falta de escr¨²pulos, dispone de suficientes fusiles Kal¨¢shnikov y es capaz de conquistar una fuente de financiaci¨®n se convierte en un se?or de la guerra.

Si Somalia es un rompecabezas de clanes, Mogadiscio es su laboratorio. Quien domina la capital, domina el centro-sur del pa¨ªs. La Uni¨®n de Tribunales Isl¨¢micos, que surgi¨® del clan de los haber-gedir, tuvo la inteligencia de incluir en su breve reinado a los dem¨¢s grupos d¨¢ndoles mando en sus estructuras de gobierno. Los islamistas trataron de superar la divisi¨®n cl¨¢nica sin prohibirla. O quiz¨¢ no tuvieron tiempo de hacerlo.