Torrecilla se queda en silencio
Los 500 vecinos del pueblo turolense acuden al entierro de los tres beb¨¦s muertos en un incendio
Torrecilla de Alca?iz (Teruel) enmudeci¨® cuando los f¨¦retros de Marco Antonio, Luis Manuel y V¨ªctor Omar llegaron a la iglesia parroquial a bordo de tres coches f¨²nebres. El funeral de los tres beb¨¦s -dos gemelos de siete meses y su hermano de un a?o-, fallecidos el lunes al arder el domicilio que albergaba a los 10 miembros de una familia ecuatoriana, congreg¨® ayer por la tarde a casi todos los vecinos de esta localidad turolense de apenas 468 habitantes.
El Gobierno arag¨®nes ha facilitado otro piso a la madre de los fallecidos y su familia
No falt¨® casi nadie, pero de la multitud no sal¨ªa ni un susurro. Los asistentes aguardaron en segundo plano a que los ata¨²des entraran en el templo entre una nube de c¨¢maras de televisi¨®n. Dentro de la iglesia se encontraba Silvia Andrade, la madre de los fallecidos, que abandon¨® por unos momentos el hospital de Alca?iz, donde est¨¢ siendo tratada de las quemaduras que le provoc¨® el incendio, para despedirse de sus peque?os. La acompa?aban los dos hijos que resultaron ilesos, de cinco y nueve a?os, y un grupo de familiares venidos desde Zaragoza y Sevilla. Sus otros dos ni?os, de cuatro y 12 a?os, siguen graves, aunque evolucionan favorablemente en la unidad de quemados del hospital infantil de la capital aragonesa.
Las autopsias han confirmado que los beb¨¦s fallecieron por asfixia al inhalar el gas que desprend¨ªa el fuego, que pudo ser provocado por las llamas de una estufa de butano que alcanzaron unas cortinas. Efectivos de la Polic¨ªa Judicial de la Guardia Civil inspeccionaron ayer la casa para investigar el origen de las llamas.
La ceremonia fue concelebrada por cuatro sacerdotes, entre ellos un vicario del Arzobispado de Zaragoza. Dedicaron la mayor parte de la homil¨ªa a ensalzar la "respuesta solidaria" de la poblaci¨®n de Torrecilla con quienes han sufrido la desgracia de perder a tres ni?os de tan corta edad. Los vecinos, que ya prestaban ayuda a la madre proporcion¨¢ndole alimentos -ella no tiene trabajo y su marido muri¨® hace tan solo un mes en accidente de tr¨¢fico- ya han comenzado a ingresar sus donativos en una cuenta que el Ayuntamiento ha abierto para colaborar con la familia.
El Consistorio y el Gobierno de Arag¨®n ya les han encontrado una casa mejor -la que ardi¨® qued¨® completamente destruida- para realojar a los supervivientes, seg¨²n anunci¨® al t¨¦rmino del entierro el consejero de Servicios Sociales del Gobierno regional, Miguel Ferrer.
Entre los presentes se encontraban Pedro e Ilie, los vecinos que rescataron a dos de los ni?os encaram¨¢ndose a la segunda y ¨²ltima planta de la vivienda. Ilie, rumano de 32 a?os afincado en el pueblo desde hace cuatro, trabajaba en una obra cuando fue alertado por otro vecino que hab¨ªa o¨ªdo los gritos de auxilio de los menores. Lo primero que hizo fue entrar en la vivienda, pero el humo lo ech¨® para atr¨¢s. Despu¨¦s intentaron acceder a la ventana con una escalera, pero era demasiado corta. Al final lograron sacar a los ni?os de la casa subi¨¦ndose a una pala mec¨¢nica.
Pedro e Ilie se quemaron las manos, pero su intervenci¨®n fue decisiva: "En esos momentos no piensas en el riesgo que corres, sino en salvar vidas. Si no llega a ser por la m¨¢quina, habr¨ªa m¨¢s muertos. Su madre segu¨ªa gritando, porque hab¨ªa m¨¢s ni?os dentro; pero nosotros ya no pod¨ªamos hacer nada", lamenta Ilie. En pocos minutos, los bomberos entraron en la casa y salvaron a otro ni?o, que se hab¨ªa refugiado bajo una cama.
Ilie, su mujer, Camelia, y uno de sus dos hijos son los ¨²nicos emigrantes que quedan en Torrecilla, adem¨¢s de la familia ecuatoriana v¨ªctima del incendio. Llegaron hace seis a?os desde Transilvania (Rumania) y ahora ya se sienten "perfectamente integrados" en esta peque?a localidad de la comarca del Bajo Arag¨®n. "Nos sentimos de Torrecilla", subraya Ilie, "porque conocemos a todo el mundo". Parte de su popularidad se debe a que juega de l¨ªbero en el equipo de f¨²tbol del pueblo. Pero su relaci¨®n con Silvia y sus siete hijos era mucho menos intensa. Y no son una excepci¨®n. "No tienen mucha amistad con la gente del pueblo. Tampoco salen mucho, aunque es normal, con siete hijos y sin dinero. Pero tampoco daban problemas", aclara Ilie.
Al terminar el entierro, las calles de Torrecilla est¨¢n desiertas. El ¨²nico rinc¨®n con cierto bullicio es el bar del pueblo, que lleva dos d¨ªas recibiendo a m¨¢s gente de lo habitual. Los nuevos clientes son las decenas de periodistas que han tomado las calles de un pueblo poco acostumbrado al revuelo medi¨¢tico. Lola, la due?a del bar, lo corrobora. "Aqu¨ª s¨®lo viene la tele si toca la loter¨ªa u ocurre una desgracia. Lo malo es que ha sido lo segundo".
Una casa como cualquier otra
El consejero de Servicios Sociales de Arag¨®n, Miguel Ferrer, asegur¨® ayer que su departamento no observ¨® motivos para llevarse a los ni?os del hogar familiar. Ferrer quiso zanjar as¨ª la pol¨¦mica suscitada por los comentarios de algunos vecinos que aseguraron que la familia malviv¨ªa en la casa que result¨® destruida por las llamas.
Manuel, el propietario del inmueble, replic¨® ayer que ¨¦ste estaba en "perfectas" condiciones, como hab¨ªa comprobado personalmente en su ¨²ltima visita a la vivienda, cuatro d¨ªas antes del incendio. "?C¨®mo se atreven a decir que era una pocilga?", se quejaba. Nati, la vecina que ha acogido a uno de los ni?os que sali¨® ileso, apoyaba su versi¨®n: "La casa era normal y estaba muy limpia".
Y no s¨®lo eso, seg¨²n aclar¨® la due?a del bar de Torrecilla. "Ten¨ªan hasta secadora, al contrario que la mayor¨ªa. ?Que no hab¨ªa calefacci¨®n? Pues como muchas otras viviendas de aqu¨ª. Era una casa como cualquier otra: vieja, pero en condiciones. Es muy triste que se est¨¦ vendiendo que en este pueblo tenemos a los inmigrantes malviviendo".
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