Europa, tierra de 'halal'
La b¨²squeda de identidad de los musulmanes multiplica la venta de alimentos, cosm¨¦ticos y medicinas elaborados de acuerdo con los preceptos del islam
Burger halal, pizza halal, yogur halal, medicinas halal. La oferta de productos fabricados seg¨²n los preceptos del islam es inabarcable en las calles del barrio bruselense de Molenbeek. No es un caso aislado. La vuelta a la religi¨®n y el deseo de autoafirmaci¨®n de unos musulmanes de tercera generaci¨®n cada vez m¨¢s pudientes, ha disparado el consumo de estos productos en Europa, que seg¨²n las cifras que manejan los comerciantes -no hay datos oficiales- ha crecido en un 15% anual desde finales de los noventa. La ausencia de un organismo oficial de certificaci¨®n, que diga qu¨¦ es halal (l¨ªcito) y qu¨¦ no, empieza sin embargo a sacar a la luz fraudes que seg¨²n vaticinan los expertos ser¨¢n cada m¨¢s frecuentes.
"Hoy los musulmanes europeos tienen m¨¢s poder adquisitivo", explica un investigador Un pollo 'halal' puede costar 10 veces m¨¢s que otro ejemplar degollado a m¨¢quina
"Hay una vuelta a la religi¨®n. Mis padres van ahora m¨¢s a la mezquita y este a?o han peregrinado a La Meca. Yo siempre he comido carne halal, pero ahora ya no comemos mousse de chocolate porque la gelatina puede llevar cerdo. Tampoco vinagre, por el vino. Antes lo tom¨¢bamos. Ahora ya no". El que habla es Faisal Reghif, un int¨¦rprete de 31 a?os, casado con una belga convertida al islam. Este joven naci¨® en B¨¦lgica como el resto de sus seis hermanos, hijos de padres marroqu¨ªes. Todos profesan con rigor la fe de Al¨¢. Pero Reghif tiene adem¨¢s otros tres hermanos, fruto del primer matrimonio de su padre, nacidos en Marruecos y emigrados a B¨¦lgica. Estos ¨²ltimos no quieren saber nada del islam ni de sus ra¨ªces marroqu¨ªes.
La familia de Reghif es un caso t¨ªpico, porque es precisamente la tercera generaci¨®n de musulmanes europeos la que ahora vuelve a sus ra¨ªces y la que encuentra en el halal, como en el velo, una suerte de afirmaci¨®n frente a la cultura occidental.
"Los soci¨®logos pensaban que despu¨¦s de algunos a?os, los musulmanes que emigraron a Europa dejar¨ªan de comer carne halal y se asimilar¨ªan a la cultura occidental, pero se equivocaron", explica Farid el Asri, investigador del centro interdisciplinar de estudios del islam de la Universidad de Lovaina. "Hoy los musulmanes europeos tienen m¨¢s poder adquisitivo y menos complejos que los de la primera generaci¨®n. Quieren hacer visible su identidad. Dicen: 's¨ª, soy musulm¨¢n y consumo halal'. Es como la cuesti¨®n del velo, cuando las musulmanas insisten en que lo llevan no porque les obligan sus maridos, sino porque quieren afirmar su identidad. Es una revoluci¨®n silenciosa", sostiene El Farid, que explica el hecho de que las grandes cadenas de alimentaci¨®n se hayan subido al carro del halal, una prueba indiscutible del auge del sector.
Empresas como Carrefour ya dedican en Francia una gran superficie dentro de sus supermercados a los productos isl¨¢micos. Karijn Bonne, investigadora de marketing de la Universidad de Gante explica que los j¨®venes musulmanes ya no compran en tiendas peque?as, que quieren ir a los supermercados y ser aceptados en Europa, tambi¨¦n como consumidores.
Mohamed Sadek preside el Consejo Europeo de comida isl¨¢mica, y est¨¢ de acuerdo con El Farid en que el universo halal experimenta un crecimiento imparable en Europa, donde viven 15 millones de musulmanes. "Esto va a m¨¢s, asistimos a un verdadero boom", explica. "Cada d¨ªa recibimos peticiones de empresas para que les certifiquemos sus productos y tambi¨¦n para exportar a Indonesia y a Oriente Pr¨®ximo", indica Sadek.
La instituci¨®n que preside Sadek se dedica a certificar que, efectivamente, esa carne, esos cosm¨¦ticos o esos medicamentos cumplen los preceptos del islam. Lo primero es comprobar los ingredientes y asegurarse de que no contengan cerdo ni alcohol o sus derivados. Despu¨¦s, que el animal en cuesti¨®n haya sido degollado mirando a La Meca, mientras el matarife -tiene que ser un hombre y s¨®lo podr¨¢ ser una mujer si no hay var¨®n alguno disponible en el recinto- pronuncia una oraci¨®n en nombre de Al¨¢. Ninguno de los instrumentos empleados en el sacrificio, o incluso para el transporte de la carne, pueden haber estado en contacto con alimentos haram (il¨ªcitos). El equipo de certificadores del Consejo Europeo est¨¢ compuesto por imanes y especialistas en alimentaci¨®n.
Sadek cuenta tambi¨¦n que muchos empresarios europeos se han dado cuenta del fil¨®n comercial que abre la exportaci¨®n de halal, y que el 80% de los propietarios de firmas que fabrican este tipo de productos no son musulmanes. Entre los clientes de Sadek figura una empresa espa?ola, de Granada, que fabrica potitos halal para ni?os. B¨¦lgica y Francia son sin embargo los pa¨ªses europeos en los que m¨¢s se consume halal. Y triunfa sobre todo entre los j¨®venes. "Son ellos los que m¨¢s nos hacen consultas a trav¨¦s de Internet, porque son los m¨¢s observantes de la religi¨®n", a?ade Sadek. Un estudio del Policy Exchange Found hecho p¨²blico esta semana en el Reino Unido se?ala, tras entrevistar a un millar de musulmanes brit¨¢nicos, que son los j¨®venes los que dicen apoyar m¨¢s la ley isl¨¢mica (shar¨ªa), las escuelas religiosas y el uso del velo.
Pero al sector, pese a su ¨¦xito -la oficina de control holandesa cifra en 18.000 millones de d¨®lares (14.900 millones de euros) el consumo de halal en Europa- , le preocupa su futuro. La falta de organismos oficiales en la Uni¨®n Europea que se encarguen de las certificaciones deja la puerta abierta al fraude en un mercado muy lucrativo en el que no faltan instituciones dispuestas a participar en el reparto del pastel. Los precios sospechosamente bajos a los que se empiezan a comerciar estos productos hacen sospechar a los expertos que se etiquetan como halal productos que no lo son. Por ejemplo, un pollo sacrificado a la manera halal puede costar hasta 10 veces m¨¢s que uno degollado a m¨¢quina.
En la web no faltan los art¨ªculos que hablan ya de "la mafia del falso halal" en Europa, que algunos achacan al hecho de que los propietarios de los negocios no sean musulmanes. El Farid augura tiempos dif¨ªciles para el di¨¢logo entre civilizaciones el d¨ªa en que los fraudes empiecen a salir a la luz.
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