Los amores p¨²blicos de Berlusconi
El matrimonio airea en cartas abiertas publicadas en la prensa sus desavenencias conyugales
Silvio Berlusconi divide Italia. La mitad del pa¨ªs le adora. La otra mitad le detesta y se alinea, de forma incondicional, con su esposa. Las dos Italias asistieron ayer, entre estupefactas y apasionadas, a una bronca conyugal p¨²blica y tremenda. Veronica Lario, la esposa de Berlusconi, exigi¨® a su marido "disculpas p¨²blicas" en la portada de La Repubblica, el menos berlusconiano de los diarios, por haberla ofendido coqueteando con una diputada de Forza Italia. Il Cavaliere tard¨® unas horas, pero reaccion¨®. Y pidi¨® perd¨®n de forma p¨²blica, a trav¨¦s de una carta abierta. Veronica Lario, nombre art¨ªstico de Miriam Bartolini, es la segunda esposa de Berlusconi y, hasta donde se sabe, el ¨²nico elemento discreto en la vida desmesurada del ex presidente del Gobierno. No suele acudir a actos oficiales, no suele aparecer en la prensa (aunque se conozcan sus tendencias progresistas), no le acompa?a en los fines de semana sardos y no suele quejarse. Call¨® incluso cuando su marido, en una rueda de prensa, brome¨® sobre un supuesto idilio entre la propia Veronica y Massimo Cacciari, alcalde de Venecia y fil¨®sofo de izquierdas. Por eso cre¨® conmoci¨®n la portada que ayer sac¨® a la calle el diario La Repubblica, tradicionalmente hostil a Il Cavaliere. "Veronica Berlusconi: 'Mi marido me debe excusas p¨²blicas", era el primer titular.
"Exijo a mi marido y al hombre p¨²blico excusas p¨²blicas", escribi¨® Veronica "Mis d¨ªas son una locura. Perd¨®name, te lo ruego", responde Berlusconi
Los antecedentes resultaban bien conocidos por el p¨²blico. Berlusconi lleg¨® a la cena de los Telegatti [premios televisivos concedidos el pasado s¨¢bado] a la una de la ma?ana, en un estado cercano a la euforia. A las dos, prodigaba piropos y ofertas de matrimonio. A las tres se ofreci¨® como letrista al cantante Zucchero. A las cuatro proclam¨® que Gianfranco Fini ser¨ªa su sucesor como l¨ªder del centro-derecha. El en¨¦simo show de Berlusconi ocup¨® amplio espacio en la prensa.
No tanto como la misiva de Veronica. Pocas cartas al director merecen tanto alarde tipogr¨¢fico. En este caso, justificado. "Con dificultad supero la reserva que ha caracterizado mi modo de ser en el curso de los 27 a?os transcurridos junto a un hombre p¨²blico, empresario primero y pol¨ªtico ilustre despu¨¦s, como mi marido. He considerado que mi papel debe circunscribirse principalmente a la esfera privada, con el objetivo de aportar serenidad y equilibrio a mi familia. He afrontado con respeto y discreci¨®n las inevitables discusiones y los momentos dolorosos que comporta una larga relaci¨®n conyugal. Ahora escribo para expresar mi reacci¨®n ante las afirmaciones realizadas por mi marido durante la cena de gala que sigui¨® a la entrega de los Telegatti, en la cual, dirigi¨¦ndose a algunas de las se?oras presentes, se entreg¨® a consideraciones para m¨ª inaceptables: '... si no estuviera ya casado, me casar¨ªa con usted inmediatamente', 'contigo ir¨ªa donde fuera".
"Son afirmaciones", segu¨ªa la carta, "que considero lesivas para mi dignidad, afirmaciones que por la edad, el papel pol¨ªtico y social y el contexto familiar [dos hijos de un primer matrimonio y tres hijos del segundo] de la persona de la que proceden, no pueden ser consideradas simples comentarios jocosos. A mi marido y al hombre p¨²blico exijo por tanto excusas p¨²blicas, no habi¨¦ndolas recibido en privado (...) En la relaci¨®n con mi marido he elegido no dejar espacio al conflicto conyugal, incluso cuando su comportamiento ha creado las condiciones para el mismo. (...) He tenido siempre en cuenta las consecuencias que mis posibles reacciones habr¨ªan podido generar en la dimensi¨®n extrafamiliar de mi marido y en mis hijos. Esta l¨ªnea de conducta encuentra un ¨²nico l¨ªmite, el de la dignidad de una mujer que debe constituir un ejemplo para sus hijos (...) Ante mis hijas, hoy adultas, el ejemplo de una mujer capaz de defender su dignidad frente a los hombres asume una importancia particular (...); creo que la defensa de mi dignidad ayudar¨¢ a mi hijo a situar entre sus valores fundamentales el respeto hacia las mujeres, de forma que pueda mantener con ellas relaciones sanas y equilibradas".
A media ma?ana, los tel¨¦fonos m¨®viles echaban humo. Un mensaje circulaba por todo el pa¨ªs: "Veronica es grande". Tambi¨¦n echaba humo la p¨¢gina de Forza Italia en Internet. Numerosas admiradoras de Berlusconi acusaban a La Repubblica de haber inventado la carta. En los pasillos de la C¨¢mara de Diputados, donde precisamente se discut¨ªa el proyecto de ley sobre parejas de hecho, no se hablaba de otra cosa. El alcalde de Venecia, Massimo Cacciari, de reconocida amistad con Veronica, coment¨® que la "bell¨ªsima carta" no deb¨ªa haberse publicado, pero agreg¨® que resultaba "evidente" que el matrimonio estaba "roto".
El epicentro de la tormenta matrimonial se encontraba precisamente en Forza Italia. Porque la frase de Berlusconi que m¨¢s molest¨® a Veronica, la de "me casar¨ªa con usted de inmediato", fue dirigida a Mara Carfagna, antigua velina (las se?oritas que decoran casi todos los programas de la televisi¨®n italiana) y actual diputada de Forza Italia. Algunas diputadas del partido se pon¨ªan de parte de la esposa y aprovechaban para quejarse por la abundancia de antiguas veline en el grupo parlamentario. La crisis matrimonial amenazaba con convertirse en crisis pol¨ªtica.
Hab¨ªa que intervenir, y Berlusconi lo hizo. A primera hora de la tarde envi¨® su propia carta a las agencias de prensa: "Querida Veronica, he aqu¨ª mis excusas. Era reticente en privado, porque soy jocoso pero tambi¨¦n orgulloso. Desafiado en p¨²blico, la tentaci¨®n de ceder es fuerte. Estamos juntos desde hace una vida. Tenemos tres hijos maravillosos que has preparado para la vida con la atenci¨®n y el rigor amoroso propios de la espl¨¦ndida persona que eres. (....) Hemos hecho juntos m¨¢s cosas de las que estamos dispuestos a reconocer en un periodo de problemas y turbulencias. Esta fase terminar¨¢, y terminar¨¢ dulcemente, como todas las historias aut¨¦nticas. Mis d¨ªas son una locura, lo sabes. El trabajo, la pol¨ªtica, los problemas, los desplazamientos, los ex¨¢menes p¨²blicos que no terminan nunca, una vida bajo presi¨®n constante. (...) Todo eso abre espacio a las peque?as irresponsabilidades de un car¨¢cter jocoso, autoir¨®nico y a menudo irreverente. Pero tu dignidad no tiene nada que ver, la custodio como un bien precioso incluso cuando de mi boca salen frases irreflexivas. (...) No, cr¨¦eme, no he hecho propuestas de matrimonio. Exc¨²same, te lo ruego, y acepta este testimonio p¨²blico de un orgullo privado que cede ante tu c¨®lera con un acto de amor. Uno de tantos".
Veronica Lario no quiso comentar la carta de su marido.
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