Cinef¨®rum profundo
Quiz¨¢ porque era la semana, goyesca, del cine espa?ol, Carlos Borsani nos convoc¨® en el chalecito con Tizi y con Ram¨®n, actores del GAD, grupo de teatro que dirige. Hab¨ªa previsto que vi¨¦ramos No desear¨¢s al vecino del 5?, pel¨ªcula de 1970 dirigida por el recientemente fallecido Tito Fern¨¢ndez y protagonizada por Alfredo Landa, Jean Sorel e Ira de F¨¹rstenberg. Fue divertido, una velada un tanto freak. Pero tuvimos que concluir que la pel¨ªcula es un vodevil de terror: el que provoca la estampa de una Espa?a casposa, garbancera, facha, cuya cara reconocemos de nuevo, sin rastro ya del maquillaje democratacristiano o neoliberal. Resumo, con ¨¢nimo antropol¨®gico, el argumento: Jean Sorel es un joven ginec¨®logo de provincia (en concreto, Toledo), tan apuesto que los maridos de sus pacientes proh¨ªben a ¨¦stas visitarlo (o sea, ir al m¨¦dico; uno saca a la suya de la consulta empuj¨¢ndola escaleras abajo, mientras amenaza con darle su merecido en casa). Ellas mismas, por otra parte, no tienen en el m¨¦dico, a quien acosan sin miramientos (las que no son santas, son putas), mayor inter¨¦s que el de saciar su frustrada fogosidad. El ginec¨®logo intenta in¨²tilmente sacar adelante una investigaci¨®n sobre el parto sin dolor que no apoya ni la familia de su novia formal, con quien pasa las tardes jugando al parch¨ªs. El padre (bigotito fascistoide) recuerda con frecuencia a su hija cu¨¢nto le ha insistido, sin ¨¦xito, para que se buscara "un ingeniero". A diferencia de la consulta del ginec¨®logo, que est¨¢ cada vez m¨¢s vac¨ªa, el sal¨®n de modas de Alfredo Landa est¨¢ a rebosar. All¨ª no hay peligro para las mujeres de los toledanos: la pluma del modisto (rid¨ªcula, por supuesto) es mayor garant¨ªa de seguridad de la pureza de las mujeres y del honor de sus maridos que un cintur¨®n de castidad. Pero Alfredo Landa guarda un secreto: un apartamento en Madrid, al que se escapa regularmente y donde, despojado de su peluca, de sus ropas afeminadas y hasta de su perrita Fif¨ª (a la que entonces desprecia virilmente), recibe a toda extranjera, flamenca o pilingui de capital que tenga la suerte de convencer a su paso. Con motivo de un congreso de ginec¨®logos al que debe asistir en Madrid, Jean Sorel descubre la doble vida de Alfredo Landa, quien le desvela su truco: gracias a su simulada homosexualidad (que s¨®lo existe como estratagema de hetero salido) el negocio de modas va viento en popa en Toledo. Sorel y Landa sacan al macho ib¨¦rico que (naturalmente) llevan dentro y se convierten en compa?eros de correr¨ªas. Bueno, la peli acaba con unos ni?os (sus cinco hijos, por cierto) persiguiendo a Landa al grito de "mariquita, mariquita".
Sorel y Landa sacan al macho ib¨¦rico que llevan dentro y se convierten en compa?eros de correr¨ªas
El control pol¨ªtico de la ¨¦poca era m¨¢s reaccionario a¨²n que el propio contenido de la cinta, que ya es decir
No desear¨¢s al vecino del 5?, monumento al machismo, a la homofobia, al atraso social y moral, es la tercera pel¨ªcula m¨¢s taquillera del cine espa?ol (s¨®lo superada, muchos a?os despu¨¦s, por Torrente y Los otros). Producida por Jos¨¦ Frade y estrenada con el dictador a¨²n vivo, s¨®lo se entiende la censura a la que fue sometida comprendiendo que el control pol¨ªtico de la ¨¦poca era a¨²n m¨¢s reaccionario que el propio contenido de la cinta, que ya es decir. Si est¨¢ un¨¢nimemente aceptado que para descifrar el presente es preciso conocer el pasado, ver hoy esta pel¨ªcula sirve mejor que un telediario para despejar ciertas claves a¨²n vigentes en la derecha espa?ola, ciertas actitudes que se dir¨ªan anacr¨®nicas, inconcebibles en un pa¨ªs moderno, democr¨¢ticamente maduro. Por la sencilla raz¨®n de que los promotores de semejante l¨ªnea de pensamiento, as¨ª como sus afines y secuaces (Frade, sin ir m¨¢s lejos, es pareja actual de la vedette Norma Duval, que fuera, a falta de otros titiriteros de mayor calado art¨ªstico, musa cultural del PP), son los que protestan ante las iniciativas de recuperaci¨®n de una memoria hist¨®rica que no se halla s¨®lo en las fosas comunes de las cunetas sino en las fosas s¨¦pticas de las cinematecas y en el inconsciente colectivo de una derecha que no puede, porque le es esencial, desprenderse de su pasado franquista. Son los de Franco alcalde honor¨ªfico vitalicio de la ciudad de Salamanca, los de las amenazas de muerte a la inteligencia. Son los de la Espa?a profunda y torera (en el bodrio descrito, los machitos pat¨¦ticos llaman la atenci¨®n de las t¨ªas ondeando un capote en el balc¨®n). Son los caciques de Ayuntamiento y de subvenciones a colegios y asociaciones fundamentalistas cat¨®licas. Son los de las peras, las manzanas y las bodas gays en el Tribunal Constitucional. Son los que no creen en las posibilidades del di¨¢logo frente a un silencio muy violento. Son los de siempre. Basta con ir a las fuentes y reconocerlos.
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