Ruy el conquistador

Su historia corri¨® de boca en boca. Las versiones sobre las proezas del valiente caballero Rodrigo D¨ªaz de Vivar han inspirado cantares, poemas, un drama, una ¨®pera y hasta una pel¨ªcula en la que Charlton Heston y Sof¨ªa Loren dieron nueva vida al h¨¦roe castellano y a su esposa Jimena.

A lomos de su caballo Babieca y armado con su espada Colada, El Cid y sus hombres desafiaron a reyes y ej¨¦rcitos invasores. Ocurri¨® en el reino de Castilla, en Valencia y en Zaragoza, en un tiempo en el que moros y cristianos peleaban por tierras segmentadas. Su fama pronto cautiv¨® a poetas y juglares, que cantaron su haza?as en las cortes medievales. Los versos fueron transcritos a papel en el siglo XIII. Y as¨ª pasaron los a?os, tantos que est¨¢n a punto de cumplirse 800 desde que se escribi¨® la copia m¨¢s antigua del Cantar de M¨ªo Cid.

Sobre esta obra ¨¦pica, de autor desconocido, y sobre las haza?as del h¨¦roe recogidas en Historia de Roderici se basa la versi¨®n infantil de este cl¨¢sico de las letras espa?olas. Una historia, la suya, llena de espadas, amores y peleas entre reyes. Cristina Picazo ilustra la adaptaci¨®n de Nuria Ochoa que se presenta ma?ana con EL PA?S por 2,95 euros.

Leal, justiciero, valiente y feroz batallador, Rodrigo D¨ªaz de Vivar, conocido como Ruy, naci¨® en Burgos en el siglo XI. Cuando su fama se propag¨® por los divididos reinos, se le apod¨® El Cid, es decir, "el primer se?or, el m¨¢s grande". Rodrigo creci¨® junto a Sancho, hijo del rey Fernando. El Cid se mantuvo fiel a su amigo, heredero de la Corona de Castilla, en las luchas que le enfrentaron con Alfonso, hermano de Sancho y rey de Le¨®n. Su fidelidad le cost¨® innumerables luchas y traiciones. A la muerte de Sancho, El Cid se cas¨® con Jimena, pero esto no impidi¨® que sufriera las envidias de los nobles leoneses. Las intrigas acabaron en destierro y Ruy tuvo que abandonar su querida Castilla y partir a Zaragoza para servir a Almuqtadir. El Cid regres¨® a Castilla y sufri¨® un nuevo destierro. Perdi¨® a su hijo Diego en el campo de batalla y asedi¨® durante meses la ciudad de Valencia, que finalmente conquist¨®. Su historia es la de un invencible luchador y, seg¨²n cuenta la leyenda, incluso en el lecho de muerte, ante la inminente invasi¨®n de Valencia, no dud¨® en subirse al caballo. Su sola imagen espant¨® a las tropas enemigas.