El turista dada¨ªsta
Jo?l Henry, padre del turismo experimental, entiende el viaje como un juego
Busque la primera y la ¨²ltima calle del callejero, trace una l¨ªnea y s¨ªgala. Visite las estaciones finales del metro. Pierda a su amante en una ciudad y encu¨¦ntrelo. Deje que el azar sea su mejor gu¨ªa.
Jo?l Henry ha visitado Luxemburgo dos veces, aunque la primera no vio nada. Llevaba un parche de farmacia en cada ojo, gafas de sol, un bast¨®n y a su mujer del brazo. Taparse los ojos formaba parte de un juego, un experimento para acercarse a la ciudad de otra manera. Luxemburgo era, en su recuerdo, un c¨²mulo de olores, sabores y ruidos dibujado con las explicaciones de su se?ora. Cuando visit¨® la ciudad por segunda vez, con los ojos abiertos, fue extra?o: "Ten¨ªa un recuerdo muy preciso de c¨®mo era, y aunque estaba equivocado en detalles como los colores de las cosas, hab¨ªa captado la atm¨®sfera. Mi idea estaba mal, pero de una forma acertada".
Jo?l Henry no es un turista cualquiera. Es un turista experimental. A mediados de los noventa, durante una comida entre amigos, este periodista, que escribe para el canal de televisi¨®n Arte desde Estrasburgo, decidi¨® aplicar su pasi¨®n por los juegos a sus vacaciones. Fund¨® entonces el Laboratorio de Turismo Experimental (www.latourex.com), una entelequia que compila ideas para viajar sin las ataduras convencionales del turismo, pero con las reglas estrictas del juego. Entre sus propuestas hay cosas como conocer las ciudades visitando s¨®lo las ¨²ltimas paradas de las l¨ªneas de metro, dejar que una partida de dados decida el destino o coger un tren que salga a las 12.12 y bajarse en la duod¨¦cima parada. Sus ideas han sido reunidas en un libro editado (en ingl¨¦s) por Lonely Planet.
"El turismo experimental recupera la idea de aventura, pero no es una cr¨ªtica al turismo convencional, no queremos dar lecciones", dice el autor, que reconoce que sigue haciendo viajes "normales", pero cada vez menos, porque los experimentales son simplemente "m¨¢s divertidos".
Aunque algunos experimentos parezcan puras bromas (viajar con un disfraz de caballo o hacer autoestop con un cartel que diga Tombuct¨²), practicar el turismo experimental va m¨¢s all¨¢ de echarse unas risas. "Obtienes una sensaci¨®n de libertad muy especial. Como en los juegos, hay reglas y un tiempo determinado para llevar a cabo una misi¨®n", dice el autor. "Estos l¨ªmites te dan conciencia de tu propia libertad, los artistas siempre han experimentado con las restricciones y el azar para llegar a formas de creaci¨®n menos racionales, m¨¢s puras. La idea del juego siempre ha sido central en los movimientos de vanguardia como una manera de descubrir el mundo", dice Henry, que cita entre sus influencias el dada¨ªsmo, el situacionismo y la exploraci¨®n de la teor¨ªa del juego del fil¨®sofo Roger Caillois. "El juego es extra?o", sentencia Henry, "forma parte de la realidad, pero a la vez est¨¢ fuera de ella".
Para reforzar su convencimiento, el autor explica que ha estado dos veces en Barcelona, aunque una sin salir de Estrasburgo. Encerrado en su piso, pas¨® un fin de semana en la Ciudad Condal gracias a recetas de tapas, cuatro gu¨ªas de viaje, la edici¨®n digital de La Vanguardia y una novela de Vila Matas. "Me encant¨®", dice tan pancho, "aunque fue un fin de semana muy fr¨ªo para una ciudad mediterr¨¢nea".
![Jo?l Henry, autor del libro <i>The Lonely Planet Guide to Experimental Travel,</i> vive y trabaja en Estrasburgo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WW466QSQVC5EAHZCBKZ5X4L5UA.jpg?auth=80243506349ddd5fdb006282d5a9e6149dff455bc3f5983f06c0880201ec5db0&width=414)
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![Patricia Gos¨¢lvez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ff5744da4-d9b2-4e2b-9ea3-976b6f2039cc.jpg?auth=461f59fda40b3bda3de89b30da6b7a6bbdfc0e3690ce7434e9a5b104080a80f5&width=100&height=100&smart=true)