Tuber¨ªas nacionales
'El readymade' de Duchamp que m¨¢s encantaba a Warhol era aquel letrero que el padre de la vanguardia hab¨ªa arrancado de las fachadas chic del Par¨ªs de principios de siglo: Eau & Gaz a tous les etages. Muy por encima del urinario (Fountain), la pala de nieve (In advance of the broken arm), el portabotellas (Egouttoir) o aquella rueda de bicicleta que cuando Andy empez¨® a ser artista ya exhib¨ªan los museos y las galer¨ªas m¨¢s chic de Nueva York.
Aquel letrero de Duchamp elevado a vanguardia que avisaba al gremio (dos gremios) de los lectores de contadores que en aquel edificio parisiense sin ascensor todos los vecinos estaban conectados a los tubos del agua y el gas siempre le pareci¨® al padre del pop el origen de la modernidad del siglo. Si Duchamp hubiera encontrado en sus paseos parisienses un letrero en el que se avisaba de la existencia de contadores de electricidad, que ya los hab¨ªa, llegu¨¦ a verlos y hasta rob¨¦ uno ("Agua, gas y electricidad en todos los pisos"), estoy convencido de que el polaco de Pittsburgh no habr¨ªa resistido la tentaci¨®n de hacer un readymade del readymade inaugural que resum¨ªa su filosof¨ªa pop ("Agua, gas y televisi¨®n en todos los pisos").
Y es que los dos principales vanguardistas del siglo pasado, Marcel y Andy, estaban obsesionados con las nuevas cosas o tubos que en sus respectivos tiempos empezaban a entrar en los hogares y s¨®lo exig¨ªan lectura de contadores. Una de las grandes fantas¨ªas (surrealistas) de Duchamp era proponer cosas a domicilio ("Un grifo que se cierra cuando nadie lo escucha" o "Entregamos a domicilio insectos dom¨¦sticos"), y Warhol, como se sabe, hab¨ªa fantaseado hasta el delirio con el consumo casero de toda clase de im¨¢genes y sin m¨¢s contador que su querida publicidad.
No es dif¨ªcil imaginar lo que dir¨¢ el readymade vanguardista de principios del XXI, cien a?os despu¨¦s de la provocaci¨®n de Duchamp y al cabo de los cincuenta a?os de aquellas geniales intuiciones de Andy, cuyos disc¨ªpulos ap¨®crifos todav¨ªa hacen masa en los centros de arte contempor¨¢neo, casi tanto como los neoplagiarios de Duchamp: "Agua, gas, electricidad & Internet en todos los pisos". Estoy seguro de que alguien lo har¨¢.
El problema, ahora bien, ya no consiste en profetizar las tendencias de futuro (est¨¢ cantado si est¨¢s enganchado al nuevo contador de tubo ancho que abastece esos nuevos grifos, bombillas o quemadores que ahora son las pantallas planas y globales), sino en averiguar por qu¨¦ en este pa¨ªs le tenemos tanta man¨ªa no ya al futuro, sino sencillamente a lo que por ah¨ª fuera est¨¢ ocurriendo. El caso es que las noticias del d¨ªa nos traen dos clases de informaciones respecto a las nuevas tuber¨ªas espa?olas, y las dos muy contradictorias. Por un lado nos enteramos (Eurosat) de que a pesar de ser la d¨¦cima potencia del mundo s¨®lo somos superiores a Letonia en comercio electr¨®nico, que nuestras empresas se sit¨²an tambi¨¦n a la cola de Europa en cuanto a utilizaci¨®n y aprovechamiento de Internet y que el n¨²mero de conexiones ADSL por hogar sigue siendo muy inferior a la media europea. Pero por el otro, al mismo tiempo, nuestros media tradicionales suelen abrir sus p¨¢ginas, telediarios, informativos o tertulias radiof¨®nicas con asuntos procedentes de ese ciberespacio tan inexistente en este pa¨ªs.
Y sin citar a esos numerosos columnistas que hablan y profetizan de o¨ªdas, sin tener todav¨ªa en sus casas el tubo ADSL (eso se nota mucho) y al cabo de haber puesto a parir Internet no hace mucho tiempo (aqu¨ª nos conocemos todos y la memoria existe) por asuntos ped¨®filos, pornogr¨¢ficos, terroristas, antinoveleros o sencillamente antihumanistas. Bastaron apenas tres v¨ªdeos en YouTube (el Koala, Laura y el sill¨®n de Zapatero) para que YouTube se convirtiera aqu¨ª de la noche a la ma?ana, y antes de que realmente existiera, en un fen¨®meno social por amplificaci¨®n paleta de los media tradicionales y sin que el furor nacional por las web comunitarias (Internet 2) se correspondiera con las conexiones lentas o veloces del muy subdesarrollado consumo nacional a domicilio.
Es m¨¢s, mientras los usuarios espa?oles del videojuego on line Second life apenas son un centenar (los contadores del nuevo tubo casero lo registran absolutamente todo), aqu¨ª dentro se escribieron a costa del videojuego chic realmente inexistente en este pa¨ªs montones de columnas y comentarios hipermodernos, y algunos muy buenos. Lo dijo Gonzo Su¨¢rez, el hijo rebelde de Gonzalo, en un coloquio reciente sobre el mismo asunto de Internet y los videojuegos y con prosodia Nexus 6. Todo esto llegar¨¢ aqu¨ª como un tsunami arrasador, por encima de la tecnolog¨ªa neol¨ªtica espa?ola y por debajo de esos intelectuales intermediarios que jam¨¢s, en todo este medio siglo de historia, han tenido tratos normales con la tercera pantalla y ahora, vistas las cosas de la modernidad, intentan reciclarse desesperadamente.
Es una vieja historia que no conviene olvidar. En los mismos a?os en que Duchamp elev¨® a vanguardia aquel letrero callejero que tanto influy¨® en Warhol, nuestro querido y rebelde Unamuno, en Salamanca, acu?¨® otro memorable readymade espa?ol que pasar¨¢ a los anales de la retroguardia universal y que todav¨ªa tanto nos influye: "Me cago en la electricidad, la m¨¢quina de vapor y los sueros inyectados".
Tal y como est¨¢n las cosas, casi estoy m¨¢s a favor del salvaje readymade de Unamuno y sus actuales disc¨ªpulos apocal¨ªpticos que de esos literatos sin tubo de conexi¨®n exterior y sin pasado moderno que ahora, como por acaso, intentan ser vanguardistas al cabo del despiste de tantos a?os y a base de halagar sin pudor los bajos instintos de los muy conectados peque?itos. Todo vale con las nuevas tuber¨ªas caseras, vale, pero a¨²n no es lo mismo ocho que ochenta. Hasta la hipermodernidad, que no sabemos lo que es, tiene sus tubos del pasado.
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