Lenguajes distintos
El se?or de la silla de ruedas habla m¨¢s bien bajito y en su intervenci¨®n insiste en que hay cosas que solo se dicen bien a media voz cuando se habla de cuesti¨®n tan peliaguda y que tantas irritaciones produce como son la inmigraci¨®n y la integraci¨®n del inmigrante. Alguien podr¨ªa pensar que era el entorno el que impresionaba al orador, que no se atrev¨ªa a irritar al auditorio. Al fin y al cabo, nos hall¨¢bamos ayer en una villa junto al Wannsee, un bell¨ªsimo lago en los aleda?os de Berl¨ªn cuyo nombre qued¨® cargado de oprobio en 1942, cuando, en la Wannseekonferenz, la c¨²pula nazi se reuni¨® para acordar el comienzo de la Endl?sung -la soluci¨®n final- que supuso la puesta en marcha del programa de exterminio del pueblo jud¨ªo.
Nada m¨¢s lejos de la realidad. El marco era el mejor posible y la ocasi¨®n tambi¨¦n: se abr¨ªa junto al lago, espl¨¦ndido paraje junto a la capital de la otra vez pujante Alemania democr¨¢tica, en la magn¨ªfica sede de la Fundaci¨®n W¨¹rth -coorganizadora con la Fundaci¨®n Rafael del Pino-, la primera jornada del Foro Hispano Alem¨¢n, en el que pol¨ªticos, empresarios, cient¨ªficos y gentes de la cultura hablan de las relaciones entre los dos pa¨ªses, sobre problemas comunes y visiones diversas de afrontarlos. En pocas salas se concentra tanta tolerancia, buena fe, competencia y madurez democr¨¢tica.
Y sin embargo, el hombre de la silla de ruedas, que no era otro que el ministro del Interior alem¨¢n, Wolfgang Sch?uble, subrayaba que quiz¨¢s algunas cosas se prefirieran decir a media voz, pero insist¨ªa a un tiempo en que ten¨ªan que ser claras. Hubo ayer claridad en algunas cosas y quiz¨¢s la principal est¨¢ en que el Gobierno de Berl¨ªn y el Gobierno de Madrid no hablan igual cuando sus principales responsables, ambos ayer presentes en Villa W¨¹rth, hablan de lo mismo. Sch?uble anunci¨® que su pa¨ªs, Alemania, la mayor potencia econ¨®mica de Europa, en plena recuperaci¨®n econ¨®mica, de nuevo con un crecimiento del 2%, ha dejado de tener inmigraci¨®n. As¨ª de concluyente. Ni legal ni ilegal. Y, sin embargo, advirti¨® que los problemas de la integraci¨®n son muy graves y suponen un aut¨¦ntico riesgo para la salud democr¨¢tica y la estabilidad de la sociedad.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales de Espa?a, Jes¨²s Caldera, demostr¨® estar much¨ªsimo m¨¢s relajado al respecto. Con una inmigraci¨®n que ha cuadruplicado su presencia en Espa?a en cuatro a?os, asegur¨® que las medidas de regularizaci¨®n masiva tomadas por su Gobierno, criticadas en su d¨ªa severamente por Sch?uble, fueron necesarias y adecuadas, pero no lo volver¨¢n a ser. Proclam¨® mod¨¦lica la integraci¨®n que se est¨¢ produciendo en Espa?a y ejemplar el programa que con tal objetivo se aprobar¨¢ pr¨®ximamente en consejo de ministros.
El ministro del Interior alem¨¢n est¨¢ acostumbrado a que se responda a sus advertencias contra la fractura social y los guetos con acusaciones de xen¨®fobo o, ¨²ltimamente, islam¨®fobo. De facher¨ªo puro o lacayo de Huntington lo calificar¨ªan muchos en Espa?a, donde socialistas cultos han o¨ªdo con estupor a compa?eros de partido tachar de fascista hasta al soci¨®logo Giovanni Sartori, que advierte desde hace m¨¢s de una d¨¦cada sobre el peligro de ignorar los problemas de la integraci¨®n, especialmente de la inmigraci¨®n musulmana.
A ¨¦sta se refer¨ªa ayer el ministro alem¨¢n, a una parte de la misma que en su tercera generaci¨®n genera muchas m¨¢s amenazas a la convivencia pac¨ªfica que la primera. No se cans¨® tampoco de advertir que uno de los primeros deberes del Estado es garantizar una base com¨²n de derechos civiles a todos los inmigrantes, por lo que la labor de integraci¨®n pasa por una ilustraci¨®n que rompa el poder de los l¨ªderes religiosos de las comunidades y evite la creaci¨®n de espacios a los que no lleguen las leyes nacionales.
Dijo Sch?uble que era ilusorio pedir reciprocidad a los pa¨ªses isl¨¢micos, pero no el exigir a los que llegan que acaten los principios fundamentales de la civilizaci¨®n europea, que tienen una base cristiana. "Es un inmenso reto y urge. Porque existe una seria amenaza a la convivencia". El ministro de la silla de ruedas debe de ser un miedoso porque Caldera, responsable directo de la gesti¨®n de una inmigraci¨®n en Espa?a otra vez fuera de c¨¢lculos y estimaciones, no ve problemas en lontananza. Si acaso la mala fe de quienes quieren invent¨¢rselos, "como sucedi¨® en Alcorc¨®n".
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