No grato al PP
El nuevo ministro de Justicia, el fiscal del Tribunal Supremo Mariano Fern¨¢ndez Bermejo, deber¨¢ ser juzgado por sus actos como titular de ese departamento -y habr¨ªa que esperar al menos los cien d¨ªas de cortes¨ªa para emitir sentencia-, pero de lo que no cabe duda es de que har¨¢ notar su presencia en el mundo de la justicia, uno de los puntos calientes en que el PP ha situado la batalla pol¨ªtica contra el Gobierno. Ese partido sabe sin duda que en Fern¨¢ndez Bermejo tiene la horma de su zapato. Si el presidente quer¨ªa contar con alguien que defendiera con firmeza la pol¨ªtica judicial del Gobierno, la elecci¨®n es adecuada.
La tarea fundamental de un ministro no es, sin embargo, estar pendiente de la oposici¨®n, sino atender las necesidades de los ciudadanos en el terreno de la administraci¨®n de la justicia. Que funcione correctamente deber¨¢ ser su preocupaci¨®n principal. Es una responsabilidad que comparte con el Consejo General del Poder Judicial, por m¨¢s que una parte de los actuales integrantes de esta instituci¨®n (que debi¨® renovarse hace tres meses) hayan estado m¨¢s ocupados en poner trabas a determinadas iniciativas legislativas del Gobierno, en clara resonancia con el PP, que en asumir su parte en esa responsabilidad compartida.
Fern¨¢ndez Bermejo sucede en el cargo a Juan Fernando L¨®pez Aguilar, designado cabeza de lista del PSOE por Canarias en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas. L¨®pez Aguilar, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional, ha sido un ministro que se ha hecho notar algo menos de lo justo en la judicatura. Impuls¨® el pacto para la reforma de la justicia, que tanto prometi¨® y que rompi¨® de inmediato el Gobierno de Aznar con una reforma del Estatuto Org¨¢nico del Ministerio Fiscal, cuyo primer fruto fue servir en bandeja al ministro Michavila los fiscales con mando inc¨®modos, entre ellos el entonces fiscal jefe de Madrid, Fern¨¢ndez Bermejo.
Al nuevo ministro de Justicia se le ha tildado de sectario por confesarse p¨²blicamente "hombre de izquierdas". Obvian sus acusadores que en el mundo de la justicia, incluido el ministerio fiscal, no son pocos los que sin confesarse de derechas ni de izquierdas act¨²an supeditando claramente los criterios jur¨ªdicos a sus personales convicciones ideol¨®gicas derechistas. Tambi¨¦n se ha intentado desprestigiarle porque el Consejo Fiscal no le aval¨® para ser fiscal del Supremo. Pero lo ha hecho alguien -Mariano Rajoy- que fue ministro de un Gobierno que prefiri¨® el dedo a los votos para designar en 1997 a Eduardo Fungairi?o fiscal jefe de la Audiencia Nacional, tras ser rechazado tres veces por el Consejo Fiscal.
El Ministerio de Justicia ha perdido, por exigencias del sistema democr¨¢tico, las competencias que ten¨ªa sobre los jueces. Tambi¨¦n ha transferido a Interior sus tradicionales competencias sobre prisiones por exigencias de la lucha antiterrorista. Pero sigue siendo un ministerio importante como enlace institucional del Gobierno con la judicatura y el ministerio fiscal. A esta tarea deber¨¢ dedicar Mariano Fern¨¢ndez Bermejo la inteligencia y capacidad de trabajo que nadie le discute, evitando entrar al trapo de una oposici¨®n que antes de tomar posesi¨®n ya ha tratado de hacerle perder los nervios. Que no los pierda y que act¨²e como un ministro de Espa?a es lo que cabe esperar.
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