Ciutadans
Los nacionalismos se alimentan entre s¨ª. La realidad es parad¨®jica y sistem¨¢tica, porque la reivindicaci¨®n de un extremo suele servir para alentar el extremo contrario. Este proceso de desfiguraci¨®n compartida se produce tanto en los v¨¦rtigos de la violencia como en las discusiones pol¨ªticas. Bien saben los verdugos que su mercado de cr¨ªmenes no s¨®lo provoca muerte y dolor, sino que, a trav¨¦s de la muerte y del dolor, saca a relucir los peores instintos de las v¨ªctimas, debilitando as¨ª su fuerza moral. El terrorista palestino, que responde con sangre a las agresiones del ej¨¦rcito de Israel, consolida la estrategia de sus enemigos. La sustituci¨®n de la pol¨ªtica por la venganza supone un triunfo propagand¨ªstico de los agresores. Esta paradoja de la raz¨®n convertida en odio se da tambi¨¦n, aunque con menos gravedad sangu¨ªnea, en los debates democr¨¢ticos. Los nacionalismos perif¨¦ricos necesitan alimentar el nacionalismo espa?ol reaccionario para justificarse, y el viejo nacionalismo espa?ol, que dorm¨ªa en las enciclopedias escolares del franquismo, encuentran una nueva oportunidad para salir a escena. Los nacionalismos son una lata, un aburrimiento, un virus que infecta el debate pol¨ªtico, hasta el punto de que ocultan las verdaderas discusiones y se llevan las palabras al mundo fantasmag¨®rico de las esencias seculares. Lo m¨¢s significativo es que los llamados antinacionalistas acaban centrando su opini¨®n y sus posturas en campa?as de car¨¢cter nacionalista. Los debates sobre el nuevo Estatuto para Andaluc¨ªa han dado una prueba sonora de esta paradoja. Al margen de algunas consideraciones hist¨®ricas del Pre¨¢mbulo, que no tienen valor jur¨ªdico ninguno, y que s¨®lo han pretendido alcanzar el consenso entre todas las fuerzas pol¨ªticas, el Estatuto no hace otra cosa en materia de definici¨®n territorial que reconocer la situaci¨®n actual de Andaluc¨ªa, una comunidad aut¨®noma que se constituye en el marco de la unidad espa?ola y conforme al art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n. Fijado esto, los art¨ªculos apuestan por un sistema de competencias p¨²blicas que sirven para consolidar el Estado, los derechos y libertades de los ciudadanos, los amparos sociales, las pol¨ªticas de igualdad y la defensa rotunda del medio ambiente. Hace falta tener muy poca cultura pol¨ªtica para oponerse a este Estatuto en nombre de los ciudadanos, verdaderos protagonistas de sus objetivos y sus realidades jur¨ªdicas. Poca cultura pol¨ªtica, o estar infectado del virus nacionalista, presentado en este caso en forma de antinacionalismo, o para ser m¨¢s concretos, de nacionalismo espa?olista a la vieja usanza. ?Qu¨¦ pesados unos y otros con sus nacionalismos!
El partido de los Ciutadans de Catalunya est¨¢ haciendo campa?a en Andaluc¨ªa para pedir el no en el refer¨¦ndum del 18 de febrero. Su v¨¦rtigo nacionalista-antinacionalista da protagonismo a algunos temas sin importancia, y se olvida de los asuntos fundamentales de un Estatuto que potencia precisamente el valor de la ciudadan¨ªa. Y cuando opina sobre art¨ªculos de enjundia, este confuso partido de v¨ªctimas del nacionalismo catal¨¢n no puede ocultar su reaccionarismo ideol¨®gico, temeroso de la consolidaci¨®n de los derechos estatales en nombre de un neoliberalismo sin regulaci¨®n. Cumpliendo la ley de la paradoja nacionalista, los Ciutadans coinciden as¨ª en el no con los andalucistas, dos caras del mismo pa?o. En una de las primeras elecciones democr¨¢ticas, un candidato cunero de Alianza Popular se present¨® en el aeropuerto de Granada ataviado con un sombrero cordob¨¦s. Los Ciutadans, empe?ados tambi¨¦n en mantener la trasnochada imagen de la Andaluc¨ªa folkl¨®rica, han desembarcado con una rumba sosa, sin talento y muy reaccionaria. No s¨¦ que me resulta m¨¢s molesta, si su cr¨ªtica reaccionaria a los pol¨ªticos, "Ez que zon tos iguales, quillo", o su definici¨®n franquista de Andaluc¨ªa como una realidad folkl¨®rica de salero y pandereta. Recuerdo un chiste de mi infancia en el que un representante de productos catalanes se jugaba el negocio con un cliente andaluz a los pares y nones. ?Pares o nones? Nones. Pues...
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