Las met¨¢foras muertas
El ensayo de Emm¨¢nuel Lizcano aborda esta figura literaria desde la investigaci¨®n ling¨¹¨ªstica y desde el papel que la ciencia desempe?a en la construcci¨®n de la realidad.
MET?FORAS QUE NOS PIENSAN. Sobre ciencia, democracia y otras poderosas ficciones
Emm¨¢nuel Lizcano
Ediciones Bajo Cero y Traficantes de Sue?os
Madrid, 2006
274 p¨¢ginas. 15 euros
A finales de los a?os ochenta y principio de los noventa se editaron en Espa?a obras muy relevantes dentro del campo de la filosof¨ªa de la ciencia y de la filosof¨ªa social, obras que pon¨ªan en tela de juicio el estatuto intocable del m¨¦todo cient¨ªfico. Tales eran las de Feyerabend, o aquel trabajo de G. Lakoff y M. Johnson, Met¨¢foras de la vida cotidiana, en el que se desvelaba la trama metaf¨®rica del lenguaje en sus expresiones usuales, o aquel otro, Imaginario colectivo y creaci¨®n matem¨¢tica (Gedisa), en el que Emm¨¢nuel Lizcano (Madrid, 1950) le segu¨ªa la pista a la construcci¨®n social de algo aparentemente tan puro y objetivo como las matem¨¢ticas. Como la gran mayor¨ªa de las cosas importantes que no parece que nos ata?an personalmente, aquellos libros pasaron desapercibidos para lo que hemos dado en llamar "el gran p¨²blico", una de esas abstracciones colectivas en las que la responsabilidad de cada cual en lo que tambi¨¦n se ha llamado "la vida p¨²blica" queda eliminada.
En Met¨¢foras que nos piensan, Lizcano se ha empe?ado en la tarea de seguir devanando la madeja. Para ello, ha contado esta vez con el inter¨¦s de dos editoriales que, haci¨¦ndoles una muy leal competencia a las editoriales tradicionales, le ofrecen al lector, que tambi¨¦n puede conseguir el libro impreso y encuadernado, el libre (la libertad, en estos tiempos, ha de entenderse como gratuidad) acceso a ¨¦l en internet, una forma de difusi¨®n en este caso muy acorde con el anarquismo epistemol¨®gico del que hace gala el autor de estos textos.
Las hebras de la madeja, aho
ra, son las met¨¢foras, ciertas met¨¢foras. La met¨¢fora, como es sabido, es una figura de lenguaje, un tropo. Tiene lugar cuando para designar alguna cosa se hace uso de un t¨¦rmino que designa otra cosa que guarda con la primera cierta similitud. Cuando esto se hace bien, el objeto en cuesti¨®n se enriquece con las connotaciones del ¨¢mbito que le es ajeno; es lo que com¨²nmente entendemos por lenguaje creativo y es la f¨®rmula m¨¢s utilizada en el lenguaje po¨¦tico. Lo que es menos sabido es que, fuera del ¨¢mbito literario, en su uso com¨²n tanto como en el cient¨ªfico, el lenguaje est¨¢ plagado de met¨¢foras que, por ser utilizadas sin conciencia de que lo sean, act¨²an de manera solapada. ?Qui¨¦n reparar¨ªa, por ejemplo, en la naturaleza agr¨ªcola de la "ra¨ªz cuadrada" de los n¨²meros, o en la naturaleza b¨¦lica de las expresiones relacionadas con la racionalidad (la raz¨®n "se tiene", "se pierde" y, en algunos casos, "se da" cuando se es "con-vencido", pues la raz¨®n no admite la convivencia con otras formas dial¨®gicas, la raz¨®n no convive, "con-vence"), o en la naturaleza arquitect¨®nica de las teor¨ªas (una teor¨ªa ha de "construirse" con "una base" fuerte y ha de "apoyarse" con argumentos "s¨®lidos" y "reforzarse" con buenos "fundamentos" para que no "se derrumbe")?
Cuando una met¨¢fora pierde el poder de choque que resulta de la conciencia del s¨ªmil, se la llama met¨¢fora muerta. Ya no nos choca, pero si pasa a formar parte del lenguaje com¨²n sigue actuando en el inconsciente colectivo ya que arrastra consigo el universo sem¨¢ntico de su significaci¨®n original. Las met¨¢foras muertas, a las que Lizcano, con mucho acierto, prefiere llamar zombis, son pues "aut¨¦nticos muertos vivientes, muertos que viven en nosotros" y condicionan nuestra perspectiva del mundo.
Met¨¢foras que nos piensan se articula en dos partes. La primera es una labor de arqueolog¨ªa ling¨¹¨ªstica que rastrea las met¨¢foras imperantes. Una vez expuestas, ¨¦stas son susceptibles tanto de ser des-activadas como de ser alteradas para la elaboraci¨®n consciente de nuevas dimensiones. (Rep¨¢rese tan s¨®lo en el universo que se abre si trocamos la expresi¨®n "estar atados al pasado" por la de "estar atados al futuro": planes de pensiones, hipotecas, seguros de vida, pagos aplazados, etc¨¦tera).
La segunda parte se ocupa del papel que la ciencia juega en la construcci¨®n de la realidad, sus estrategias ret¨®ricas y el peligro que entra?a su af¨¢n de monopolio y exterminio de otras pr¨¢cticas y saberes. El resultado de todo ello es un libro sabroso, una carga de profundidad contra el fundamentalismo cient¨ªfico que es, como concluye el autor, "la gran aportaci¨®n del imaginario europeo al panorama actual de los integrismos".
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