Desembarcan en el puerto de Nuadib¨² los 369 'sin papeles' del 'Marine I'
Interior resiste la presi¨®n de Mauritania para que lleve a Canarias a los inmigrantes
Tras nueve d¨ªas de espera frente a la costa de Mauritania, el viejo carguero Marine I fue remolcado ayer hasta el puerto de Nuadib¨². Entre la multitud que esperaba en el muelle a los inmigrantes indocumentados, que resultaron ser 369 tras el recuento, hab¨ªa grupos de funcionarios de Guinea-Conakry, India y Pakist¨¢n llegados a la ciudad con la misi¨®n de identificarles y 123 polic¨ªas espa?oles encargados de llevarles al aeropuerto y repatriarles. Por imperativo de las autoridades mauritanas, toda la operaci¨®n deb¨ªa ser culminada en menos de 12 horas.
Pero sucesivos imprevistos y la inevitable lentitud de los interrogatorios fueron dilatando los plazos acordados. Al caer la tarde, las autoridades espa?olas comenzaban a considerar la posibilidad de trasladar a los sin papeles a Canarias para, desde all¨ª, devolverlos a sus pa¨ªses de origen. Finalmente, decidieron pasar la noche en el puerto y seguir hoy con las identificaciones.
El barco qued¨® amarrado en el puerto a las 11.30, hora local (una hora m¨¢s en la Espa?a peninsular). No hab¨ªa ni un solo inmigrante en la cubierta. La Guardia Civil les hab¨ªa ordenado que permanecieran sentados en el interior del buque. A trav¨¦s de unos ventanucos practicados en el casco observaban con rostros serios a la multitud de gendarmes mauritanos, polic¨ªas espa?oles, miembros de ONG, diplom¨¢ticos y periodistas que les escudri?aban desde el muelle con curiosidad. Se hallaban sentados y api?ados en el suelo y, para llevar dos meses y medio en el mar, como ellos mismos han afirmado, presentaban buen aspecto. Algunos iban perfectamente rasurados y se hab¨ªan cortado el pelo recientemente. Como si hubieran recibido una consigna de silencio, ignoraron con actitud estoica todas las preguntas que los informadores les lanzaron en ingl¨¦s, franc¨¦s, espa?ol y ¨¢rabe. No pronunciaron una sola palabra.
Un sol de plomo calentaba el muelle y el casco met¨¢lico del buque como una plancha. Durante todo el d¨ªa, un grupo de guardias civiles que hab¨ªan subido a bordo fueron haciendo descender a los inmigrantes, en grupos de 24. Al pie de la pasarela les esperaban otros tantos polic¨ªas nacionales, protegidos con mascarillas y guantes de l¨¢tex, que les acompa?aban hasta una gran nave industrial, situada frente al barco.
El interior del recinto hab¨ªa sido organizado para evitar aglomeraciones. Los inmigrantes eran formados en fila, cada uno con un agente a su lado, e iban pasando ante una mesa en la que eran interrogados y filmados en v¨ªdeo. Luego eran conducidos a dos grandes tiendas de campa?a, en las que doctores y enfermeros de Cruz Roja Espa?ola, Media Luna Roja Mauritana y M¨¦dicos sin Fronteras evaluaban su estado f¨ªsico. A continuaci¨®n, voluntarios de esas organizaciones les entregaban dos paquetes: uno con ropa y calzado, y otro con un neceser de higiene, y los conduc¨ªan a las duchas. Una vez limpios y con las nuevas ropas, pasaban a una zona en las que les esperaban los funcionarios de sus hipot¨¦ticos pa¨ªses de origen, encargados de confirmar si, efectivamente, se trataba de compatriotas. Miembros de la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones ofrec¨ªan la posibilidad de gestionar el retorno de aquellos que se acogieran a ¨¦l voluntariamente.
El primer grupo descendi¨® del barco a las 11.45, con cuatro horas de retraso sobre el horario al que se hab¨ªan comprometido las autoridades mauritanas, debido a que el pr¨¢ctico del barco lleg¨® tarde al muelle. Eran los m¨¢s enfermos y, a pesar del calor, caminaban envueltos en mantas. No obstante, los m¨¦dicos s¨®lo les diagnosticaron dolencias leves: quemaduras del sol, estre?imiento, catarro... El segundo grupo no cruz¨® la pasarela hasta las 13.30. A partir de ah¨ª, el proceso se agiliz¨® y los grupos de sin papeles fueron saliendo del carguero cada vez m¨¢s r¨¢pido. A las ocho de la tarde el barco estaba totalmente vac¨ªo.
Durante todo ese tiempo, las autoridades mauritanas no cesaron de presionar al agregado de Interior de la Embajada de Espa?a en Nuakchot, Luis Mayand¨ªa. Le urg¨ªan con brusquedad a que se llevara al aeropuerto a los que hab¨ªan sido identificados y los subiera a uno de los cuatro aviones (dos reactores de 180 plazas cada uno, fletados por el Ministerio del Interior, un H¨¦rcules del Ej¨¦rcito con 240 plazas y un peque?o reactor, tambi¨¦n del Ministerio de Defensa, con 30 plazas, que esperaban desde por la ma?ana).
A pesar de que lleva los 10 d¨ªas que ya dura la crisis sin apenas pegar ojo, Mayand¨ªa se mostraba tenaz en su intento de ganar tiempo. De esa batalla depend¨ªa anoche que los inmigrantes fueran repatriados directamente desde Nuadib¨², como asegur¨® el Gobierno que suceder¨ªa, o trasladados a un centro de internamiento de Canarias.
Sin garant¨ªas de asilo
El r¨¢pido proceso de desembarco identificaci¨®n y repatriaci¨®n de los inmigrantes tiene un agujero: en la nave del puerto a la que fueron conducidos los sin papeles no hab¨ªa un solo abogado que garantizara su derecho de asilo.
Hace cinco d¨ªas, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, asegur¨® que representantes del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se har¨ªan cargo de los que solicitaran asilo. Pero ayer no hab¨ªa en el puerto de Nuadib¨² un solo representante de esa organizaci¨®n. El asunto es grave porque varios de los supuestos pa¨ªses de procedencia de los sin papeles se hallan en conflicto.
Cruz Roja Espa?ola, Media Luna Roja Mauritana y M¨¦dicos sin Fronteras declararon que su funci¨®n s¨®lo era sanitaria. El representante de la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones tambi¨¦n declar¨® que ese asunto estaba al margen de sus competencias. En el muelle, fuera de la nave en la que se despachaban los tr¨¢mites burocr¨¢ticos, hab¨ªa dos miembros del ACNUR, pero s¨®lo estaban all¨ª para elaborar un informe sobre lo que vieran. Cuando cursen su denuncia, ser¨¢ demasiado tarde para los inmigrantes.
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