"El Madrid cambia cada domingo"
Owen Hargreaves fue criado en la vieja creencia de que la casa de un ingl¨¦s es territorio brit¨¢nico y su roast beef con patatas la liturgia patria. Naci¨® en Alberta, en el lejano oeste de Canad¨¢, en 1981. Hijo de un obrero sider¨²rgico ingl¨¦s y una galesa, hizo del f¨²tbol su deporte. A los 16 a?os fue captado por el Bayern. Debut¨® con el primer equipo en 2001. Gan¨® la final de la Liga de Campeones al Valencia. El a?o pasado fue elegido por los jugadores y los t¨¦cnicos ingleses como el mejor jugador de Inglaterra en la Copa del Mundo de Alemania. El martes conducir¨¢ al Bayern contra el Madrid en el partido m¨¢s decisivo que se ha jugado esta temporada en el Bernab¨¦u.
Pregunta. Usted es el primer futbolista que representa a la selecci¨®n de Inglaterra sin haber jugado nunca en las Islas Brit¨¢nicas. ?No es extra?o para un pa¨ªs tan celoso de sus tradiciones?
"Quisimos pasar del contragolpe a un f¨²tbol m¨¢s atractivo, pero no lo conseguimos"
"Esta es la ¨¦poca de Deco, de Cristiano Ronaldo, de Iniesta... El Bar?a es el est¨¢ndar"
Respuesta. Crec¨ª en Canad¨¢ pero en mi casa se cuidaron las tradiciones. Mi madre siempre cocin¨® roast beef con patatas y fish and chips. Otra cosa es que nunca pens¨¦ que fuera posible que yo jugase para Inglaterra. Tampoco me imagin¨¦ que el Bayern me fuera a buscar all¨ª. Fui el primer jugador trasplantado de esta manera en Alemania, y tal vez en el mundo.
P. Los tabloides ingleses criticaron que fuera a la selecci¨®n.
R. No puedo cambiar mi pasado. Mi madre y mi padre hicieron lo mejor para mi familia. No puedo entender a la gente que exhibe prejuicios contra m¨ª porque tengo un acento distinto. Me confund¨ªan con un alem¨¢n. ?Pero el mundo ha cambiado! ?La gente viaja!
P. ?C¨®mo fue para usted crecer junto a un jugador tan dominante como Effenberg?
R. Era el jefe, por encima de Matthaus y Kahn, y lo hac¨ªa sentir hasta cuando caminaba. Hay muchos jugadores t¨¦cnicamente grandiosos, pero no hay tantos que sean capaces de liderar un equipo en situaciones comprometidas. ?l siempre iba al frente. Donde algunos jugadores perd¨ªan la confianza en s¨ª mismos, ¨¦l ten¨ªa un convencimiento del cien por cien. Coincidimos en mi primer a?o. El equipo estaba lleno de jugadores veteranos defendiendo su puesto. Recuerdo que me daban patadas en todos los entrenamientos. Yo era joven, quer¨ªa hacerme un nombre, lo intentaba todo, y los t¨ªos procuraban que no me agrandara. Effenberg, Jeremies, Linke, Andersson, Kouffour... eran personalidades fuertes que no me lo pusieron f¨¢cil. Yo podr¨ªa haberme quedado en el banquillo. Pero quise retarlos. Effenberg me ense?¨® las reglas. Cada vez que me dio una patada, me ayud¨® a levantarme.
P. Aqu¨¦l equipo ten¨ªa un estilo. Este Bayern, ?a qu¨¦ juega?
R. Ya no somos un equipo alem¨¢n. No podemos. S¨®lo tenemos tres jugadores alemanes: Lahn, Schweinsteiger y Kahn. Sol¨ªamos ser un equipo contragolpeador. Con una defensa fuerte y grandes jugadores para ir arriba que siempre hac¨ªan goles. Algunos dijeron que nuestro estilo era desagradable, pero ganamos todo. Los hinchas se acostumbraron a ganar. Lo que pasa es que los hinchas modernos ven la tele. Ve¨ªan al Milan, al Barcelona... y dec¨ªan: '?Ahh... Necesitamos jugar as¨ª!'. ?No les bastaba con los tres puntos! Nos vimos empujados a cambiar al f¨²tbol atractivo. Para el equipo fue muy dif¨ªcil hacer la transici¨®n, y realmente nunca lo conseguimos. Cuando hemos intentado sumarnos todos al ataque y jugar un f¨²tbol abierto, como el Arsenal, o el Bar?a, entonces hemos fracasado en la Liga de Campeones, contra equipos semejantes.
P. Ahora encajan m¨¢s goles.
R. Hemos querido dominar los partidos con la posesi¨®n del bal¨®n. Eso ha ido contra la tradici¨®n del club. Sufrimos desajustes que debilitan nuestra defensa.
P. ?No cree que al Bayern le falta un pasador?
R. Nos hacen falta zurdos, nos hacen falta pasadores... Nos hace falta un jugador como Diego, el del Werder Bremen. Un tipo capaz de marcar las diferencias, de aportar el detalle que desequilibra el partido. Nuestro club necesita un Ronaldinho, un Eto'o, un Messi, o un Cristiano Ronaldo... Un driblador, un pasador... Tenemos grandes jugadores pero nos falta el que decide los partidos.
P. Sin Effenberg, sin Ballack... ?Ahora el l¨ªder es usted?
R. En el f¨²tbol todo el mundo dice que necesita l¨ªderes. Hace diez a?os s¨ª que hab¨ªa. Keane, Hierro, Baresi... Pero el f¨²tbol ha cambiado. Ya no ves al t¨ªo que dice: 'Voy a patear a todos en el culo y me voy a echar el equipo a la espalda'. No tenemos a ese t¨ªo. Tampoco tenemos a los t¨ªpicos habladores, que dan ¨®rdenes. Este f¨²tbol f¨ªsico que se juega ahora no permite carism¨¢ticos. Muchos de aquellos l¨ªderes legendarios eran clarividentes, pero no din¨¢micos. Esta es la ¨¦poca de Deco, de Cristiano Ronaldo, de Iniesta... El Bar?a es el est¨¢ndar. El f¨²tbol va en la direcci¨®n de Iniesta, de Xavi...
P. ?Se ve reflejado en ellos?
R. Mi estilo es m¨¢s atl¨¦tico. Me gusta ir a la derecha, a la izquierda, arriba, abajo... No soy Deschamps. ?C¨®mo har¨ªa un medio centro tan est¨¢tico para frenar a Messi o a Ronaldinho? Para contrarrestar a estos atacantes han aparecido jugadores como Xavi e Iniesta. Centrocampistas que pueden hacer cualquier cosa, en cualquier zona del campo.
P. ?Se imagina el partido contra el Madrid?
R. Es dif¨ªcil porque ese equipo cambia cada domingo. Antes sab¨ªas la alineaci¨®n al cien por cien antes de enfrentarte a ellos. Ahora no sabes si Salgado jugar¨¢ en la derecha, o lo har¨¢ Cicinho, o tal vez Ramos... Y en la izquierda lo mismo. ?Y qui¨¦n jugar¨¢ a la espalda de Van Nistelrooy? Aparecen nuevos jugadores continuamente. Hasta que no encuentren un equipo fijo tendr¨¢n muchas dificultades para tener ¨¦xito. Ahora les falta consistencia.
P. Digamos que se enfrenta al Madrid m¨¢s relajado que en 2004.
R. Bueno, no sabemos qu¨¦ pueden hacer estos chicos que han tra¨ªdo de Sudam¨¦rica. Tal vez tengan una noche fant¨¢stica.
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