Miles de italianos protestan contra la ampliaci¨®n de una base militar de EE UU
La coalici¨®n de Prodi se divide tras haber acatado un acuerdo firmado por Berlusconi

La izquierda italiana no est¨¢ contenta con su propio Gobierno. El malestar suscitado por la gesti¨®n de Romano Prodi se puso ayer de manifiesto en Vicenza, durante una gran manifestaci¨®n contra el proyecto de ampliaci¨®n de una base militar estadounidense. La desarticulaci¨®n de un foco terrorista en el seno de la izquierda radical ha agudizado las tensiones en la coalici¨®n prodiana, que debe enfrentarse pronto a una votaci¨®n decisiva sobre la permanencia de tropas de Afganist¨¢n. La pol¨ªtica exterior aparece como un nudo de contradicciones.
El Gobierno de Silvio Berlusconi acord¨® con Washington de forma muy discreta (una carta de nivel ministerial) el incremento de las tropas estadounidenses en Vicenza, al noreste de Italia. En un primer momento se habl¨® de una simple ampliaci¨®n de la actual base, con unos 3.000 soldados, para que pudiera acoger a m¨¢s de 5.000. Luego se comprob¨® que el proyecto implicaba la construcci¨®n de una nueva base, destinada a alojar la 173 Brigada Aerotransportada, hasta ahora acuartelada en Alemania. Romano Prodi hered¨® ese acuerdo, y decidi¨® respetarlo.
Las circunstancias, sin embargo, no ayudaron a Il Professore. La muerte del agente secreto italiano Nicola Calipari en Bagdad (2005), por disparos de un soldado estadounidense, y el reciente procesamiento de altos cargos del espionaje italiano por colaborar con la CIA en el secuestro ilegal del islamista Abu Omar (2003), han inflamado a la izquierda y a los pacifistas, que no comprenden por qu¨¦ su Gobierno, como el anterior de centro-derecha, se niega a tramitar las peticiones de extradici¨®n de 26 agentes de la CIA. Vicenza y la base se han convertido en s¨ªmbolo del rechazo a la colaboraci¨®n con la Casa Blanca de George W. Bush.
Prodi tampoco se ayud¨® a s¨ª mismo al calificar el problema de la futura base como una simple "cuesti¨®n urban¨ªstica", ni al subrayar una y otra vez el riesgo de que la manifestaci¨®n de ayer degenerara en incidentes violentos. La marcha, que congreg¨® a unas 80.000 personas, fue pac¨ªfica. Y no s¨®lo atrajo a representantes del ala izquierda del Gobierno (Refundaci¨®n Comunista, Comunistas Italianos y Verdes), sino a parlamentarios de los Dem¨®cratas de Izquierda y de La Margarita, e incluso a una delegaci¨®n de la Liga Norte, aliada de Berlusconi.
Il Professore consigui¨® a duras penas que no acudieran ministros y subsecretarios, pero no pudo impedir la sensaci¨®n de que una franja importante de su propia coalici¨®n se manifestaba contra el Gobierno.
Tambi¨¦n se hab¨ªa intentado desde el entorno de Prodi y desde el centro-derecha presentar, con mayor o menor sutileza, la manifestaci¨®n como una protesta protagonizada de forma casi exclusiva por la izquierda antiamericana. La presencia de sindicalistas cat¨®licos, boy scouts y ciudadanos estadounidenses, del brazo de activistas antiglobalizaci¨®n, grupos anarquistas y extremistas de izquierda, revel¨® que el malestar por la base, y por lo que significaba, era difuso.
El dramaturgo Dario Fo, que se manifest¨® junto a su esposa, la actriz y senadora Franca Rame, subi¨® a un escenario al t¨¦rmino de la marcha y grit¨® contra la base. Y la humorista Sabrina Guzzanti (directora de la pel¨ªcula Viva Zapatero) realiz¨® una imitaci¨®n de Bush.
La desarticulaci¨®n, esta semana, de un grupo autodenominado Partido Comunista Pol¨ªtico-Militar, preparado seg¨²n la polic¨ªa para efectuar acciones terroristas, agudiz¨® las tensiones. La continua equiparaci¨®n de este grupo con las antiguas Brigadas Rojas, las acusaciones al sindicato mayoritario Confederaci¨®n General Italiana de los Trabajadores (CGIL) de tolerar entre sus afiliados a extremistas violentos, y los esfuerzos gubernamentales por construir frases en las que aparecieran juntos izquierdistas, pacifistas y terroristas, fueron percibidas como agresiones por una parte de los votantes de Prodi. La izquierda, a su vez estupefacta por el anacr¨®nico brote de los pol¨ªtico-militares, ten¨ªa la sensibilidad a flor de piel y no se sent¨ªa dispuesta a tolerar la menor descalificaci¨®n.
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