Angulo descubre el punto d¨¦bil del Bar?a

Ese gran atleta llamado Angulo descubri¨® ayer las flaquezas del Barcelona. Corr¨ªa el minuto 85 cuando le ech¨® una carrera al mism¨ªsimo Puyol. Y lo dej¨® rezagado. Ya para entonces hab¨ªa resuelto ¨¦l mismo el encuentro con dos arrancadas fulminantes. La clase de acciones que dan sentido a la teor¨ªa del contraataque que tan descaradamente plane¨® su entrenador. Las apariciones de Angulo despertaron un partido adormecido en la primera parte. Impropio de la apasionada rivalidad entre los contendientes. Todo cambi¨® tras la reanudaci¨®n. El choque entr¨® en el terreno de lo emocional, all¨ª donde Albelda y Deco se dejaron llevar por la ira y acabaron expulsados. Iturralde anduvo generoso: pudo haber enviado media docena m¨¢s por el mismo camino. Se entr¨® hasta el final en una guerra de guerrillas en la que el Valencia se sinti¨® m¨¢s c¨®modo mientras que el Bar?a tir¨® de Messi demasiado tarde. Aunque se empecin¨® en entrar por el centro, el extremo argentino convirti¨® cada jugada en una cadena de regates que acabaron invariablemente en una falta al borde del ¨¢rea. Tres, en concreto, desaprovechadas por Ronaldinho, salvo la ¨²ltima, en el ¨²ltimo suspiro, que se filtr¨® entre las piernas de la barrera valencianista dejando vendido a Butelle, que aprob¨® en el duro trance de suplir a Ca?izares.

Inconsistente atr¨¢s por la presencia de Edmilson, que extra?¨® su posici¨®n de central, el Bar?a se desangr¨® por el centro. Justo la zona donde el conjunto de Quique cerr¨® con un candado muy grueso. Albiol y Ayala demostraron que son la gran pareja de centrales de la Liga, ahora que Carboni ha decidido destruirla para la campa?a que viene. Por mucho que marcara, Ronaldinho no tuvo su d¨ªa: destac¨® m¨¢s por sus codazos que por su desborde. Y en cuanto a Gudjohnsen, fotocopi¨® su actuaci¨®n de hace unos meses en el Bernab¨¦u: err¨® un remate franco y se esfum¨® para el resto de la cita. Y mostr¨® una evidencia: el Bar?a necesita a Eto'o para que su abrumador dominio del bal¨®n vaya m¨¢s all¨¢ de la estad¨ªstica. De alguna manera, Quique le tiene tomada la medida al Bar?a. Sabe c¨®mo hacerle sufrir. Y c¨®mo apretar la Liga por arriba, m¨¢s emocionante que nunca.

Completamente previsible, la primera parte result¨® hasta aburrida. Sin nadie que se saliera del gui¨®n, el Bar?a se dio un atrac¨®n de pelota y el Valencia de lanzamientos en largo en busca de sus dos referencias. Fracasaron las dos propuestas. La del Valencia, porque se encogi¨® demasiado, asumiendo su inferioridad t¨¦cnica. Ofreciendo una imagen de equipo menor. Y la del Bar?a, porque su juego se sumi¨® en un exceso de ret¨®rica incapaz de una palabra m¨¢s alta que otra. Seguramente porque Gudjohnsen remat¨® fuera un centro preciso de Iniesta despu¨¦s de que Xavi, que encontr¨® un territorio virgen en la media punta, abriera la pelota convenientemente a su derecha. Tapado Ronaldinho por la velocidad de Miguel, la mejor opci¨®n para el cuadro de Rijkaard lleg¨® por el extremo derecho: Iniesta desplumaba a Moretti con facilidad.

El Valencia dio s¨ªntomas de cansancio en la reanudaci¨®n. Eso crey¨® el Bar?a. Y lo pag¨®. Apareci¨® Angulo como una exhalaci¨®n para retorcer de arriba abajo el partido. El interior derecho asturiano explic¨® de esa forma por qu¨¦ le ha ganado la partida definitivamente a Joaqu¨ªn. Pues porque es un superdotado f¨ªsico capaz de robar el bal¨®n, envi¨¢rselo largo a Villa y acudir, c¨®mo no, al centro del ¨¢rea para recibir el pase de la muerte. Ah¨ª Villa tir¨® de sangre fr¨ªa para esperar el momento justo. Encarar a Edmilson y Oleguer y encontrar el agujero justo para centrar. La zaga azulgrana se espatarr¨® y Angulo marc¨® a placer.

El partido se carg¨® de pronto de decibelios. Ronaldinho encogi¨® la cabeza a un magistral centro de Deco y, acto seguido, otra vez Angulo volvi¨® a romper al Bar?a. Esta vez le cedi¨® el tanto a Silva, que marc¨® con la derecha. Albelda le hab¨ªa rascado en la primera parte el tobillo a Deco y ¨¦ste maldijo contra el capit¨¢n valencianista. Un preludio. Se odian en silencio desde hace varios a?os. Cada uno a su estilo, son duros, inteligentes e imprescindibles. Y marcan estilo. Se odian tanto quiz¨¢ porque se parecen demasiado. Y acabaron mostr¨¢ndolo en la segunda parte, cuando se dejaron llevar por la pasi¨®n incontrolada.

Abierta la brecha, Quique dobleg¨® su apuesta defensiva: Pallard¨® ocup¨® la vacante de Albelda, mientras que Rijkaard solt¨® el lastre de Edmilson y Gudjohnsen para abordar un ataque suicida con Messi y Giuly. Sin ¨¦xito. Primero porque Marchena asumi¨® el protagonismo del que carece en presencia de su capit¨¢n; y despu¨¦s porque Ayala y Albiol son poca broma y firmaron un centro de la defensa infranqueable. Al menos hasta la postrera falta que s¨ª acert¨® el desacertado ayer Ronaldinho. Con el permiso de la barrera.