Mantilla gana al c¨¢ncer de piel
El ex 'n¨²mero diez' volver¨¢ a las pistas con una equipaci¨®n especial para protegerse del sol
Sentado frente a un micr¨®fono, F¨¦lix Mantilla, ex n¨²mero diez del tenis mundial, siempre prefiri¨® quedarse corto. "Durante toda mi carrera he sido reservado, celoso de mi intimidad. Soy t¨ªmido. No he sido el t¨ªpico t¨ªo al que le gustara hablar en p¨²blico. Ten¨ªa respeto a los periodistas. Me asustaban, entre comillas. Ahora estoy en otra etapa. Eso se est¨¢ acabando", cuenta. Mantilla habl¨® poco cuando logr¨® su gran ¨¦xito: derrotar a Roger Federer en la final del torneo Masters de Roma, en 2003. Tres a?os antes, no habl¨® mucho cuando se lesion¨® un hombro y se qued¨® parado durante siete meses por defender a Espa?a en la Copa Davis, ante Nueva Zelanda, en una eliminatoria que no quer¨ªa jugar ninguna de las grandes raquetas espa?olas. Y s¨®lo ha empezado a hablar ahora, un a?o y medio despu¨¦s de abandonar el tenis, cuando est¨¢ preparado para volver, cuando busca quien le fabrique ropa especial para protegerse contra el sol, cuando se ha reencontrado con los estudios y la vida. Mantilla ya no es tan celoso de su intimidad. La culpa la tiene una cosa a la que le cuesta poner nombre. "Lo que me pas¨®". "Mi enfermedad". Un c¨¢ncer de piel.
"Necesito jugar con ropa m¨¢s larga y con una gorra de tipo legionario. Nadie me ha concretado nada. Ya no tengo la repercusi¨®n medi¨¢tica de antes"
"Quiero estudiar historia, humanidades o psicolog¨ªa. Considero que la mente hace milagros. Con un buen enfoque, la vida se aprovecha mucho m¨¢s"
Manti, un tenista esforzado, un luchador, el mismo que se defin¨ªa como "un gladiador del Coliseo" cada vez que viajaba a Roma, vuelve a las pistas. Espera una invitaci¨®n del torneo de Barcelona, que ya gan¨® en su primera etapa en activo. Quiere usar el r¨¢nking protegido -como lesionado de larga duraci¨®n, le da derecho a jugar ocho torneos con el mismo cach¨¦ que ten¨ªa antes de lesionarse- "m¨¢s adelante". Y busca traje, ropa especial, telas de poli¨¦ster para protegerse del sol. "Necesito medidas m¨¢s largas para todo, para jugar y entrenarme. Es seguro que jugar¨¦ con la gorra un poco como si fuera de legionario: tengo el cuello bastante tocado por el sol y no quiero asumir riesgos innecesarios. Tambi¨¦n jugar¨¦ con pantal¨®n pirata, un poco m¨¢s largo de lo normal. Y a ver c¨®mo me adapto a la camiseta larga, si es muy inc¨®moda o no. Tengo que ir lo m¨¢s protegido posible", explica.
Para volver a jugar, Mantilla, de 32 a?os, necesita ropa. Y resulta que ah¨ª, en una cosa tan sencilla, tan b¨¢sica, tan normal, ha descubierto la diferencia entre ser un tenista profesional, entre estar "en el candelero", y ser un meritorio a la b¨²squeda de una segunda oportunidad en la ¨¦lite: "Lo he buscado, pero cuando sales del mundo del tenis... No hay mucha gente que me haya respondido como me habr¨ªa gustado, quiz¨¢s porque el tiempo era limitado. Mi repercusi¨®n medi¨¢tica ya no es la de antes. Cuando est¨¢s arriba, interesas; y cuando no... He intentado que varias personas me hagan la ropa. Nadie me ha concretado nada. Todos han sido: 'S¨ª, s¨ª, ya hablaremos...'. Quiz¨¢s no les salga rentable. Sigo pendiente de reuniones. Si no lo consigo, jugar¨¦ con lo que sea".
Alejado de los focos durante a?o y medio, Mantilla, que antes quer¨ªa tenis, tenis y s¨®lo tenis, ha tenido tiempo para pensar. Para cambiar una vida dedicada al deporte desde que ten¨ªa 10 a?os y agarr¨® una raqueta por primera vez. Ahora, desmontada su carrera, mira al tenis desde un nuevo prisma. Quiere disfrutar. Decidir el cu¨¢ndo y el c¨®mo de su retirada. Aunque haya descubierto el miedo. "Tendr¨¦ que vivir poco a poco el meterme delante del sol, el jugar ah¨ª, las reacciones que tenga", cuenta por tel¨¦fono. "Cuando has tenido una enfermedad de este tipo y te dicen que, si no te cuidas o si no te la cogen a tiempo, te puedes morir, pues... Respeto al sol se lo voy a tener siempre. Y el miedo est¨¢ ah¨ª", admite, retador. "Quieras que no, al principio no me apetec¨ªa que me tocara el sol, pero me gusta enfrentarme a las cosas que me incomodan y ¨¦sta es una de ellas. Es uno de los motivos por los que quiero volver: no quiero estar toda la vida pensando en si me puede tocar el sol o no. Quiero seguir viviendo la vida lo m¨¢s normal posible", a?ade.
La segunda vida de Mantilla, la de jugador retirado, la de veterano con m¨¢s carrera vivida que por vivir, empez¨® con las lesiones, con las visitas a los m¨¦dicos y con un lunar sospechoso. "La edad hace mella y, despu¨¦s de tantos a?os corriendo, las lesiones empezaron a aparecer m¨¢s asiduamente. Ve¨ªa que, ?ostras!, me costaba m¨¢s de la cuenta entrenarme. Eso me hizo replantearme las cosas. Luego, vino la enfermedad. Eso s¨ª que me hizo parar", cuenta el tenista desde Barcelona, cerca de la familia, en casa, por mucho que la gu¨ªa oficial de la ATP todav¨ªa le sit¨²e como residente en Montecarlo.
Enfrentado al vac¨ªo de la retirada, Mantilla cambi¨® los viajes, los coches de lujo, las atentas azafatas y los hoteles de cinco estrellas por el silencio p¨²blico, el anonimato y el tel¨¦fono mudo. "Es como salir de la burbuja, como volver a nacer", explica; "cuando est¨¢s en un deporte de ¨¦lite, te tratan muy bien, toda la gente es muy atenta... Y cuando acabas, pues cada uno sigue su vida. La gente sigue haciendo sus cosas y no piensa en si otra persona est¨¢ aqu¨ª o all¨ª. Es un cambio radical y brusco, pero te hace madurar y aprender".
Mantilla ha aprovechado el tiempo. "Cuando dejas de hacer algo que era tu modus vivendi durante diez a?os, viajar, no estar nunca en casa, te sientes un poco extra?o cuando est¨¢s parado. Hice bien intentando hacer cosas: me puse a estudiar un poquito, me saqu¨¦ el examen de acceso a la Universidad y eso me ayud¨® bastante. Me salv¨® un poquito. Es duro. Dicen que cuando un tenista se retira es como una persona normal cuando se jubila. Tienes que readaptarte a la vida. A m¨ª me ha sucedido. F¨¢cil no es".
Mantilla, claro, tiene un plan. Un plan vital, para m¨¢s se?as. Desmintiendo las sensaciones que transmit¨ªa su tenis, juego metal¨²rgico, machac¨®n y duro, constante, el barcelon¨¦s se define ahora como un hombre "curioso", pero "inconstante". En su tiempo de baja forzada ha descubierto nuevos intereses: "Me gustar¨ªa estudiar una carrera no para ejercer, sino por simple curiosidad y por querer aprender. Quiero mejorar como persona, cultivarme y ser un poquito m¨¢s sabio". "Ojal¨¢ sea constante y persevere en ello. Despu¨¦s de tanto tiempo sin estudiar, cuesta lo suyo, pero lo tengo en mente. Humanidades me gusta bastante. Psicolog¨ªa, tambi¨¦n, porque considero que la mente hace milagros, que una persona que tiene buena mentalidad aprovecha mucho mejor las cosas seg¨²n como las enfoca y la vida, porque la cabeza es muy importante. Tambi¨¦n har¨ªa historia porque me gustar¨ªa saber de d¨®nde venimos y el porqu¨¦ de las cosas".
Mantilla ha vuelto. Vuelve el gladiador. El tenista del Coliseo. Un hombre que lo f¨ªa todo a la fuerza de su mente, la que le ha llevado a superar un c¨¢ncer, a olvidar el DNI, a buscar lo que hace un a?o parec¨ªa imposible: "No vuelvo por el dinero. Es dif¨ªcil que vuelva a ganar. Se te hace cuesta arriba, dif¨ªcil. Estoy en la ¨¦poca de empezar de cero, como si fuera un chaval de 18 a?os. No quer¨ªa acabar de esa manera. Por una enfermedad. Quiero cerrar la puerta cuando yo quiera".
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