Incinera que algo queda
Hola, global, ?c¨®mo est¨¢ el recalentamiento? Alarmante, sin referirnos siquiera al generado por De Juana Chaos, porque si nos ce?imos al causado por los gases de efecto invernadero, bien, la cosa est¨¢ que trina. Seg¨²n las previsiones moderadamente pesimistas, nos recalentaremos s¨®lo los pies y las manos y es muy posible que Estocolmo se convierta en la Valencia de Europa. Lo digo porque medrar¨¢ all¨ª el cultivo de las naranjas y otros c¨ªtricos, mientras que aqu¨ª, donde todav¨ªa nos empe?amos en plantar vi?as de txakoli, s¨®lo crecer¨¢n los cactus, por lo que es muy f¨¢cil que nuestros artistas tengan que olvidarse de la sagar dantza y cantar aquello de "He de subir al nopal, he de subir al nopal", etc. Por eso resulta de lo m¨¢s interesante el proyecto del Ayuntamiento de mi ciudad para reducir toneladas de CO2.
Veamos, las cosas se presentan as¨ª: en este momento la llamada Perla del Cant¨¢brico emite 1,2 millones de toneladas de CO2 al a?o, que, con lo poco que pesa el CO2, supone much¨ªsimo, tanto que estamos a punto de que nos rebauticen como la Butaterm del Cant¨¢brico. Pues bien, ese mill¨®n largo de toneladas se divide a partes iguales entre lo que emitimos los ciudadanos como ciudadanos (junto al metano proveniente de otras emanaciones mucho m¨¢s inevitables, a excepci¨®n del CO2 respiratorio, y que son tanto mayores cuanto m¨¢s vaca, por ejemplo, se es) y lo que emitimos los ciudadanos como industria; es decir, todo cuanto proviene de lo que producimos para nosotros o para terceros, que entonces tienen la gentileza de no devolv¨¦rnoslo en gas sino en euros. Pues bien el astuto y audaz plan del Ayuntamiento donostiarra busca reducir ¨²nicamente las emisiones que no tienen que ver con la industria, porque tampoco tiene sentido cargarse la riqueza, sino las que provienen de nuestro trasporte, nuestra comodidad residencial y nuestros servicios.
O sea que tendremos que apretarnos el cintur¨®n energ¨¦ticamente hablando. Ahora bien, ?cu¨¢nto habr¨¢ que apret¨¢rselo para que el impacto en las emisiones sea significativo y no perdamos en la jugada eso que se llama calidad de vida, que, como se sabe, tiene que ver, entre otras cosas, con no enfriarse el culo? ?Cu¨¢nto va a costar la broma al ciudadano que se pasa la vida entre aflojarse el cintur¨®n -s¨®lo para evitarse distintos flatos- y apret¨¢rselo? ?Por qu¨¦ no se busca la solidaridad de la empresa? Puede que haya todav¨ªa mucho que hacer en materia de gases ciudadanos, no lo niego, pero resulta un poco sospechoso que se plantee todo esto a las puertas de la incineradora que se va a instalar muy cerca de la bella Donostia y en una posici¨®n privilegiada para que los vientos dominantes nos traigan a las narices todo lo que se vierta a la atm¨®sfera, de modo que el CO2 que nos ahorremos por un lado lo estemos tragando por otro.
Vistas as¨ª las cosas, a lo mejor se trata de que actuemos de recicladores del aire que viciar¨¢ la quema de basuras y nos convirtamos en ciudadanos modelo, o sea en ciudadanos-filtro, aunque tambi¨¦n puede que con las medidas de reducci¨®n ciudadana que el Ayuntamiento est¨¢ planteando se busque dejar sitio en el cielo para las 600.000 toneladas anuales de CO2 que seguramente esparcir¨¢ la incineradora por el aire, que son las que produce la combusti¨®n de 450.000 toneladas de residuos. Es bien sabido que la incineradora no era plato de gusto de nuestro alcalde y que le fue impuesta por las instancias provinciales, de ah¨ª que, como suele, a lo hecho haya querido ponerle pecho ilusionante e imaginativo. Nunca le estaremos suficientemente agradecidos por haber querido hacer del CO2 algo tan nuestro como las kokotxas. Al fin y al cabo Kioto est¨¢ ah¨ª y quedar¨ªamos muy mal no s¨®lo por no disminuir los dichosos gases sino por aumentarlos en un 50% actual.
Yo por mi parte voy a prescindir de todas las bebidas carb¨®nicas, empezando por la gaseosa y acabando por el cava y el cubata. Prometo no hacer botellones de kalimotxo ni cerveza, y en cuanto sepa las toneladas de CO2 que he ahorrado al a?o le regalar¨¦ las cuentas a mi... incineradora.
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