Lujo
Aunque la retirada de Xabier Arzalluz de la vida p¨²blica redujo bastante la emisi¨®n de gases a la atm¨®sfera, el equilibro ecol¨®gico del planeta sigue en peligro. La Tierra se escacharra y todos lo sabemos, pero nada hace pensar que no vayan a cumplirse los malos ag¨¹eros. A nivel p¨²blico no hay voluntad real de frenar el crecimiento y reducir el funesto despilfarro de recursos, y a nivel privado, todav¨ªa menos. Los ecologistas dicen, seguramente con toda la raz¨®n, que bastar¨ªa eliminar el gasto energ¨¦tico superfluo para paliar el desastre, pero ignoran que lo seres humanos estamos dispuestos a sacrificarlo todo menos lo superfluo. Al fin y al cabo, lo superfluo es lo que nos permiti¨® evolucionar a lo que somos: en alg¨²n momento tuvimos un plus de inteligencia innecesario para la supervivencia que nos hizo pasar del puro alimentarse, defenderse y reproducirse, a Ferran Adri¨¤, George Bush y el primer sex-simbol que a cada cual le venga a la memoria.
El hombre de las cavernas invent¨® el hacha de s¨ªlex para cazar y de inmediato dise?¨® un collar para su novia, dos actos provenientes de un mismo apremio: la constataci¨®n, privativa de los seres humanos, de que todos hemos nacido para morir. Ignorantes de su destino, a los animales les basta con lo necesario. A nosotros, no. Concedi¨¦ndole s¨®lo lo que la Naturaleza exige, convertir¨¦is en bestia al hombre, clama el rey Lear cuando le recortan dr¨¢sticamente la jubilaci¨®n. Qu¨¦ le vamos a hacer: llevamos en los genes el excedente. Que sirva para lo sublime o para lo trivial es otro asunto. A lo mejor el lujo es la poes¨ªa del idiota.
Visto desde este ¨¢ngulo, no carecer¨ªa de l¨®gica que el lujo, que constituy¨® un punto de inflexi¨®n en la evoluci¨®n de la especie, sea lo que ahora acabe con la especie. De este modo parecen entenderlos fundamentalistas religiosos que se oponen a toda medida restrictiva y propugnan frente a Darwin la noci¨®n del dise?o inteligente, aunque no resulta muy claro en qu¨¦ consiste la inteligencia del dise?o.
Sea como sea, lo que no cuadra es la propuesta de contrarrestar la hecatombe, prevista por la providencia o inducida por nuestra improvidencia, ahorrando energ¨ªa a base de cambiar el Minipimer por el pasapur¨¦s o el aire acondicionado por un paipay.
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