Las muchas caras del Carnaval
El d¨ªa de m¨¢s afluencia en Laza es el lunes. La farrapada, la faceta m¨¢s desinhibida y m¨¢s primitiva del carnaval, sacudir a amigos y enemigos con trapos embarrados o arrojarles hormigas, es la que suele atraer a m¨¢s curiosos.
Todo el Entroido orensano oscila entre conservar la tradici¨®n y adaptarse a los tiempos. En Laza, optan por lo primero, y como par de ejemplos, el ayuntamiento no participa en la organizaci¨®n del festejo, y est¨¢n prohibidos los petardos. En la tradici¨®n, bien mantenida de forma voluntaria bien por falta de promoci¨®n, est¨¢n fiestas como las de O¨ªmbra, los boteiros de Viana do Bolo y de Vilari?o de Conso, o los felos de Maceda, entre otras. En general, aquellas de las peque?as poblaciones m¨¢s bien rurales en las que la tradici¨®n carnavalesca se ha mantenido, con distintos grados de intensidad, gracias al uso y disfrute que de ella han hecho los vecinos, sin interferencias exteriores ni testigos.
Los entroidos de las villas, los cigarr¨®ns de Ver¨ªn y las pantallas de Xinzo de Limia, son los que han tenido que convivir con los disfraces de mosqueteros o de monjas, de dragones o de los personajes televisivos de turno. Los organizadores del carnaval han tenido que hacer equilibrios entre la tradici¨®n que es la que atrae atenci¨®n medi¨¢tica y visitantes, y el carnaval globalizado de carroza y comparsa propio de una sociedad urbanizada.
"Dentro de la masificaci¨®n, el Entroido en Xinzo de Limia es un aut¨¦ntico fen¨®meno de participaci¨®n", asegura el antrop¨®logo Felipe Sen¨¦n, un cl¨¢sico del Entroido que todos los a?os capitanea una excursi¨®n de entusiastas desde A Coru?a.
"Viva Robespierre"
"En Ver¨ªn no tienen nada propio y cada a?o inventan algo. Si les funciona, lo hacen al a?o siguiente", despacha un peliqueiro la fiesta vecina, con la misma displicencia que si a Karl Lagerfeld se le preguntase por Zara.
En Ver¨ªn, dentro de una agenda repleta de actos y convocatorias, este a?o apostaron por conjugar tradici¨®n y divulgaci¨®n, y decidieron mostrar en p¨²blico el proceso de vestirse de tres cigarr¨®ns. "El Entroido en Ver¨ªn siempre fue popular. Recuerdo a O Grolo, un barbero, que cuando los primeros transplantes del doctor Barnard organiz¨® en plena calle una operaci¨®n de transplante de coraz¨®n con un cerdo", matiza Carlos Basalo, un documentalista de televisi¨®n nacido aqu¨ª. "Pero antes", a?ade, " las clases altas, los se?oritos, celebraban el carnaval por su cuenta, con bailes en los casinos, y ahora salen a la calle y hacen desfiles de carrozas".
Quiz¨¢s en reivindicaci¨®n de aquel antiguo esp¨ªritu, en la plaza Garc¨ªa Barb¨®n de la que salen las comparsas campea una pintada: "Viva Robespierre".
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