El subalterno del suicida se confiesa
Las revelaciones de un compinche de El Chino aportan detalles sobre la obtenci¨®n de la dinamita
Dice Rachid Aglif, El Conejo, que su amigo El Chino volvi¨® cambiado de aquel verano en Marruecos. Dejaron de interesarle los tres motivos que les hab¨ªan unido hasta entonces, las juergas, las drogas y las mujeres. Dice tambi¨¦n El Conejo que El Chino se fue volviendo cada vez m¨¢s serio, m¨¢s cerrado, m¨¢s religioso. La noche del s¨¢bado 3 de abril de 2004 ya era un hombre completamente distinto. Al saberse acorralado por la polic¨ªa en el piso de Legan¨¦s, se despoj¨® de su pasado, enton¨® c¨¢nticos religiosos y se suicid¨® junto a otros seis terroristas con la dinamita que les hab¨ªa sobrado de la matanza del 11 de marzo. El Chino dej¨® mujer e hija, y a El Conejo temblando en su carnicer¨ªa de Ant¨®n Mart¨ªn.
La polic¨ªa lo detuvo tres d¨ªas despu¨¦s. No tard¨® en admitir su relaci¨®n con El Chino -a quien en una ocasi¨®n lleg¨® a guardar 500 pastillas de ¨¦xtasis en la carnicer¨ªa- y tambi¨¦n con Jamal Zougam, el ya famoso due?o del locutorio de Lavapi¨¦s donde se vendieron las tarjetas de los m¨®viles que activaron las bombas. El caso es que El Conejo, vestido de blanco y gesticulando constantemente, admiti¨® ayer ante el juez haber estado presente en una reuni¨®n que a la postre ser¨ªa fatal para el destino de 191 personas.
Fue en el McDonald's de Carabanchel. A finales de octubre de 2003. De una parte acudi¨® El Chino. Lo acompa?aba El Conejo en labores de subalterno. De otra, un ex minero asturiano llamado Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras y su esposa, Carmen Toro. Tambi¨¦n estaba, seg¨²n declar¨® ayer El Conejo, el oscuro personaje que los hab¨ªa presentado, un tal Raf¨¢ Zouhier, marroqu¨ª de Casablanca, delincuente habitual y confidente de la Guardia Civil. En aquel McDonald's, seg¨²n la investigaci¨®n, El Chino ofreci¨® a Trashorras una cantidad de droga a cambio de la dinamita necesaria para cometer la matanza, pero El Conejo dice que no se percat¨®. La coartada, una hamburguesa de pescado.
"Decid¨ª no meterme"
"No me enter¨¦ de lo que hablaban porque sub¨ª m¨¢s tarde con la bandeja. Yo tomo hamburguesas de pescado y tardan m¨¢s en hacerse que las de carne. Por eso, cuando llegu¨¦, ya estaban hablando de sus cosas y decid¨ª no meterme".
A medida que El Conejo declaraba, a Raf¨¢ Zouhier se lo llevaban los demonios en la habitaci¨®n de cristal blindado. Tanto gesticul¨® que el presidente de la Sala se hart¨® y lo mand¨® al calabozo para que se tranquilizara. Al margen de la supuesta implicaci¨®n de cada uno en la matanza de Madrid, la mayor¨ªa de los acusados que ayer prestaron declaraci¨®n procede del mundo del hampa, de ah¨ª la proliferaci¨®n de motes, tan ¨²tiles para identificar a los personajes. Con los retales de sus declaraciones se puede construir un relato muy preciso del submundo del trinque y el trapicheo, una realidad que muchos ni siquiera se esforzaron en ocultar. "Mi negocio", lleg¨® a admitir un tipo apodado Rumenigge, "consist¨ªa en comprar coches viejos. Luego los llevaba a un taller y le arreglaban el cuentakil¨®metros para que parecieran nuevos". El tal Rumenigge, una de esas personas acostumbradas a relatar sus peripecias en tiempo real, para desesperaci¨®n del tribunal, est¨¢ acusado de comprar en Ceuta un Golf azul para que El Chino pudiera transportar los explosivos. Ya a nadie se le oculta que los atentados del 11-M se financiaron a trav¨¦s de la venta de droga y, para ello, los supuestos autores no tuvieron m¨¢s remedio que bajar a las cloacas y tratar con personajes como el tal Raf¨¢ Zouhier. "Un domingo", relat¨® ayer El Conejo, "Raf¨¢ y yo volv¨ªamos de fiesta. ?l hab¨ªa comprado dos gramos de coca¨ªna en el poblado de los yonquis. Me met¨ª en el ba?o y escuch¨¦ una explosi¨®n. Al salir vi a Raf¨¢ con una mano ensangrentada. Me dijo que hab¨ªa sido un petardo". Seg¨²n la fiscal, la explosi¨®n se produjo cuando Zouhier probaba uno de los detonadores y parte del explosivo aportado como muestra por el minero Su¨¢rez Trashorras.
Al final de la tarde, declara Mohamed Larbi Ben Sellam, tambi¨¦n conocido como Abu Zubair. Sin desanimarse por la rotundidad de su nombre, uno de los abogados suscritos a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n sigue busc¨¢ndole, infatigable, alg¨²n primo en Renter¨ªa.
EL COLABORADOR DE EL CHINO
Los v¨ªdeos de Bin Laden que ve¨ªan tres suicidas.Abelilah el Fadual declar¨® que asisti¨® con miedo a una reuni¨®n en la que tres terroristas del 11-M que se suicidaron en Legan¨¦s ve¨ªan v¨ªdeos de Bin Laden.
Cilindros con cables en la casa de Chinch¨®n.Hamid Ahmidan, el primo de El Chino, confes¨® ayer que vio cilindros con cables en la casa de Chinch¨®n donde se montaron las bombas del 11-M.
Una cita en Madrid para negociar el robo de la Goma 2.Rachid Aglif, colega de trapicheos de droga de El Chino, admiti¨® ayer en el juicio que el terrorista que se suicid¨® en Legan¨¦s se reuni¨® unos meses antes en Madrid con el ex minero Trashorras. All¨ª negociaron el robo de explosivos.
UNA CONSPIRACI?N LLENA DE AGUJEROS
El abogado defensor de Jamal Zougam sac¨® a relucir en su escrito de defensa una supuesta prueba, el temporizador encontrado en casa de los islamistas, que implicaba a ETA en los atentados del 11-M. La prueba, aireada en junio de 2006 por el diario El Mundo, result¨® falsa
La mentira en que estaba basada la sospecha se encuentra desmontada en el sumario, donde figura el tipo de temporizador encontrado en la casa de Virgen del Coro "usado para actividades comerciales para calderas y calefacciones". Nada que ver con los utilizados habitualmente por ETA. Pese a ello, algunas acusaciones insisten en preguntar por el falso temporizador
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