El monarca buf¨®n
El buf¨®n de la corte era el mism¨ªsimo rey. Idi Am¨ªn Dad¨¢, convertido tras un golpe de Estado en presidente de Uganda entre los a?os 1971 y 1979, aunaba bajo un mismo cuerpo dos de los arquetipos de la ficci¨®n literaria basada en la vida misma: era el implacable monarca que actuaba a su antojo, de forma tan desp¨®tica como genocida, pero tambi¨¦n era el payaso del r¨¦gimen, el que lanzaba continuas chanzas en p¨²blico sobre sus colaboradores e incluso sobre s¨ª mismo, el que buscaba la cercan¨ªa de la plebe y la ridiculizaci¨®n del contrario a base de malsanas bromas celebradas por el habitual coro de aduladores. Un personaje tan contradictorio, tan demencial, tan perversa y dolorosamente atractivo, no pod¨ªa escapar de la acci¨®n de la ficci¨®n cinematogr¨¢fica, que lo ha retratado con reiteraci¨®n en estos ¨²ltimos 25 a?os a trav¨¦s de un buen pu?ado de olvidables pel¨ªculas y telefilmes que se quedaban en la m¨¢scara externa del dictador sin indagar demasiado en su compleja personalidad. El ¨²ltimo rey de Escocia, espl¨¦ndido trabajo del habitual documentalista Kevin MacDonald, supone quiz¨¢ el retrato definitivo sobre el hombre que llev¨® a la muerte a m¨¢s de 300.000 ugandeses.
EL ?LTIMO REY DE ESCOCIA
Direcci¨®n: Kevin MacDonald. Int¨¦rpretes: Forest Whitaker, James McAvoy, Kerry Washington, Gillian Anderson. G¨¦nero: drama. Reino Unido, 2006. Duraci¨®n: 121 minutos.
Inspirada en la novela de Giles Poden, la pel¨ªcula no est¨¢ construida como una biograf¨ªa cinematogr¨¢fica al uso. MacDonald y su guionista, Jeremy Brock, escogen como hilo narrativo y como verdadero protagonista de la funci¨®n a un personaje ficticio: un joven m¨¦dico escoc¨¦s llegado a ?frica en busca de experiencias, que por culpa de una personalidad entre ambiciosa, c¨¢ndida y acomodaticia acaba casi como mano derecha de Am¨ªn y, por tanto, como c¨®mplice de sus fechor¨ªas. Un rol inventado para la pel¨ªcula, pero inspirado probablemente en el personaje real de Bob Astles, brit¨¢nico nacionalizado ugand¨¦s al que sus opositores llamaban Rata Blanca, asesor de Am¨ªn y considerado como la eminencia gris del Gobierno. De este modo, MacDonald y Brock hacen bien en distorsionar la realidad en beneficio de la credibilidad narrativa: dos malvados juntos en una misma historia hubieran sido mucho menos efectivos para la dramaturgia que narrar todo desde el punto de vista de un cordero que poco a poco se va emponzo?ando con los despojos que rodean a la bestia.
El ¨²ltimo rey de Escocia se convierte as¨ª en un thriller de intriga pol¨ªtica en el que se van introduciendo episodios reales (el secuestro de un avi¨®n de Air France procedente de Israel en junio de 1976) y ficticios (quiz¨¢ sea excesivo emparentar afectivamente al m¨¦dico escoc¨¦s con una de las mujeres del dictador), y en el que destaca la portentosa interpretaci¨®n del estadounidense Forest Whitaker, candidato al Oscar al mejor actor, capaz de pasar de buf¨®n a ogro, de lo grotesco a lo tr¨¢gico, con un ¨²nico gesto.
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