Pol¨ªtica con may¨²sculas
Puede que a¨²n siendo Galicia una sociedad con un considerable grado de madurez institucional no sea tan alto el de la discursiva pol¨ªtica. ?Nos quedar¨¢ grande el traje institucional?.
Los nacionalistas dir¨¢n que no. Que al rev¨¦s. Que nos queda peque?o. Y que por sernos escaso nos resta capacidad para resolver nuestros asuntos por nosotros mismos. Por eso ellos se emocionaban con el reclamo del hasta ahora nonato "estatuto de primera". Y nadie puede negarles lo plausible de semejante ambici¨®n. Nadie en su sano juicio -el pol¨ªtico, digo- dir¨¢ nada en contra de que aspiremos a todo lo m¨¢s que se pueda.
Pero no es eso lo que se discute. Lo cierto es que cada vez hay m¨¢s decisiones "propias" que dependen de otras "ajenas", y que no siempre es tan f¨¢cil como pudiera parecer discernir entre el car¨¢cter de las unas y el de las otras. En un Estado complejo, tambi¨¦n eso lo es. Y en un contexto de soberan¨ªas compartidas como el que demarca la pertenencia a la Uni¨®n Europea, todav¨ªa m¨¢s. Por limitada que sea la envergadura de un proyecto es m¨¢s que probable que en su desarrollo deban comprometerse tres o cuatro niveles de administraci¨®n: local, auton¨®mico, estatal y europeo. Piensen, por ejemplo, en la nueva depuradora de Vigo. Ah¨ª est¨¢. O tambi¨¦n el foll¨®n de Navantia. Otra m¨¢s.
Esta es la raz¨®n de que sea contraproducente para el pa¨ªs que las administraciones adopten actitudes aut¨¢rquicas, pues no es verdad que puedan valerse por s¨ª mismas ante casi nada. Y no se compadece tampoco con un ejercicio responsable de las prerrogativas que a cada una de ellas le correspondan, la actitud de defensa convulsiva del marco propio de competencias, de manera que las relaciones entre las distintas administraciones no sea sino una disputa de exclusividades.
No es razonable, por tanto, que don Ant¨®n Losada, digno Secretario General de Relaciones Institucionales de la Vicepresidencia de Anxo Quintana, en un reciente debate televisivo, despache el problema que suscita el proyecto empresarial para el desarrollo de construcci¨®n naval civil en Fene con decires tan zalameros como el de que "si la SEPI tiene un problema para entender el proyecto, el problema es de la SEPI, no nuestro", a?adiendo, como para gozar del efecto declarativo, la misma cosa referida al Gobierno central, a la Comisi¨®n Europea y a nadie m¨¢s porque nadie m¨¢s se le puso por delante. Eso, con perd¨®n y respeto, es una frivolizaci¨®n innecesaria.
Galicia, siendo o no siendo naci¨®n, est¨¢ inserta en los sistemas institucionales espa?ol y europeo. A poca gente, y menos a¨²n al profesor Losada es necesario explicarle que esa inserci¨®n tiene como consecuencia justo lo contrario de eso que ¨¦l dijo. Los problemas son de todos, sea cual sea el nivel administrativo que tenga que hacerles frente. No hay m¨¢s. Y en el caso concreto de los proyectos industriales que se quieren implementar en Fene, pues menos todav¨ªa, porque las tres administraciones tienen competencia y responsabilidad para tomar decisiones al respecto, sea lo que sea lo que acabe por poderse hacer all¨ª.
Todo eso, a?adido al hecho verdaderamente trascendental de ser la primera vez que en Galicia asoma un grupo empresarial que se manifiesta capaz de llevar adelante por s¨ª mismo un proyecto de semejante envergadura, con aspiraciones de conquista sobre los mercados mundiales y el apoyo expl¨ªcito de las principales instituciones financieras del pa¨ªs. Adem¨¢s, arropado todo ello por el compromiso pleno de la Xunta de Galicia y un acuerdo parlamentario un¨¢nime, todo eso junto incita a pensar que ese proyecto y el debate que suscita bien pudieran constituir uno de esos retos que sirven para poner a prueba nuestra madurez institucional. Quiz¨¢ que en ese jaleo est¨¦ en juego algo m¨¢s trascendente que la fabricaci¨®n de barcos. Puede que no se trate de una simple reivindicaci¨®n. Es probable que estemos ante una de esas ocasiones en que debe hacerse Pol¨ªtica, de verdad, as¨ª, con may¨²sculas.
Que no hace falta frivolizar, vamos.
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