Fulgor y dolor
APARECI? EN el apagado escenario de la posguerra con Nada y deslumbr¨® a su generaci¨®n. Ten¨ªa 23 a?os y apenas hab¨ªan trascurrido cinco desde el final de la Guerra Civil. Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Madrid, 2004) supo contar la nada interior y exterior de la posguerra con una mirada insobornable. Para algunos fue un milagro que ganara el primer Nadal en una sociedad en la que ser mujer s¨®lo era un eufemismo para nombrar a la madre, la esposa o la criada. No hab¨ªa m¨¢s milagro que su empe?o en contar la vida que acontec¨ªa: como Andrea, la narradora de Nada, Laforet hab¨ªa vuelto a encontrarse con su familia paterna en la Barcelona de 1939 despu¨¦s de una placentera infancia en Canarias interrumpida a los 13 a?os por la muerte de su madre. Desde entonces, desde esos 13 a?os, se sinti¨® una extra?a. Unir¨ªa en su compleja y esquiva biograf¨ªa, fulgor y dolor: un oscilante deseo de vivir y una constante orfandad que le lanzaba a la huida. De esa herida nacer¨ªa la turbia atm¨®sfera de Nada y sus perturbados personajes. Despu¨¦s publicar¨ªa La isla y los demonios, sustrato narrativo de Nada aunque se editara tras ella. M¨¢s tarde, en un giro imprevisible, La mujer nueva y, a continuaci¨®n, La insolaci¨®n, la m¨¢s lograda. Entre medias, algunos de los mejores cuentos de la posguerra, recuperados en esta edici¨®n: Al colegio, La muerta, El aguinaldo... Y otros que ahora ven la luz, y que destilan la sencillez y audacia de esta autora de la generaci¨®n del 36 (con Delibes, Cela y Ayala) cuya vida y obra siempre se nos escapan.
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