Babel
El escritor mexicano Carlos Fuentes reflexiona sobre la incomunicaci¨®n y la soledad en un mundo globalizado y se pregunta qu¨¦ nos une m¨¢s, la felicidad o la infelicidad. El autor cree que el director de cine Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu despliega en su ¨²ltima pel¨ªcula su arte explorando el acto humano, sus consecuencias, la fatalidad que lo macula y la libertad que lo redime.
Vivimos en un mundo global y la paradoja es que estamos m¨¢s aislados que nunca
El s¨¦ptimo arte es el m¨¢s joven de todos y por serlo hereda toda la carga est¨¦tica, visual y literaria anterior y al mismo tiempo quisiera inventar un nuevo imaginario. Italo Calvino sol¨ªa decir que los dibujos animados eran la m¨¢xima novedad del cine, arte de la metamorfosis. Arte p¨²blico, tambi¨¦n, puesto que el cine requiere una audiencia que no s¨®lo ve sino que paga por ver. Arte e industria, esfuerzo colaborativo que no depende, como la literatura, las artes pl¨¢sticas o la composici¨®n musical, de un solo creador.
Por eso me llaman la atenci¨®n las obras cinematogr¨¢ficas que atentan contra su naturaleza comunicativa y de masas para tratar el tema de la soledad y la ausencia de comunicaci¨®n. King Vidor, en una obra maestra del cine mudo, La muchedumbre (The crowd), aprovecha el silencio del medio para comunicar el sentido moderno de la soledad en la muchedumbre, hoy verdadero lugar com¨²n sociol¨®gico (David Riesman, La muchedumbre solitaria). En Vidor, la incomunicaci¨®n urbana. En la obra de Michelangelo Antonioni, la soledad e incomunicaci¨®n son internas. La sociedad desaparece. Jeanne Moreau en La noche se pasea por un Mil¨¢n solitario: ni ve ni es vista. La incomunicaci¨®n de la pareja es acentuada por la soledad de la persona. Como dice M¨®nica Vitti en La noche, comun¨ªcate y el amor desaparece. La soledad, entonces, ser¨ªa el castigado precio del amor, paradoja de la falta de comunicaci¨®n individual.
Ahora, Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu, en Babel da el siguiente paso: la incomunicaci¨®n en un mundo hipercomunicado, la soledad en la globalidad. Las historias separadas (aunque invisiblemente relacionadas) ocurren en Marruecos, Jap¨®n y la frontera herida entre M¨¦xico y Estados Unidos. Ya esta simple descripci¨®n nos refiere a la globalidad y Gonz¨¢lez I?¨¢rritu no evade este hecho. Vivimos en un mundo global pero la paradoja de la globalizaci¨®n es que estamos m¨¢s aislados que nunca.
Dos ni?os cabreros del S¨¢hara en posesi¨®n de un rifle que es algo m¨¢s que un juguete. Una pareja de turistas norteamericanos que no pueden entender o ser entendidos fuera de las fronteras de EE UU. Una nana mexicana encargada de dos ni?os de Los ?ngeles (California) para la cual no cuenta la frontera pol¨ªtica porque lo que cuenta es la familia sin fronteras, la de ambos lados de la l¨ªnea divisoria de M¨¦xico-EE UU, y una muchacha japonesa sordomuda privada f¨ªsicamente de toda comunicaci¨®n como no sea la de su cuerpo bello e indefenso.
Con estos elementos dram¨¢ticos, Gonz¨¢lez I?¨¢rritu crea no una pel¨ªcula, sino la pel¨ªcula de la realidad globalizada. ?sta, dir¨¢n ustedes, est¨¢ presente en cualquier n¨²mero de cintas de aventuras, de James Bond a Tom Cruise, que saltan de frontera en frontera. La diferencia est¨¢ en que para James Bond moverse de Londres al Polo Norte no es un problema. Para una trabajadora mexicana que cruza la frontera con dos gringuitos para asistir a una boda en M¨¦xico, el problema es may¨²sculo. El mundo globalizado se presenta entonces como un desierto atrincherado por la discriminaci¨®n, la sospecha, la arbitrariedad y la injusticia. Los peores prejuicios locales, aldeanos, se manifiestan con crueldad e indiferencia parejas. Los ni?os marroqu¨ªes ignoran que un rifle disparado al azar puede herir a un turista azaroso. La nana mexicana ignora que cruzar la frontera con dos ni?os rubios despierta todas las sospechas e inhibiciones de los guardias fronterizos (de origen mexicano). La comunicaci¨®n global se pierde en los desiertos de la incomunicaci¨®n local.
Gonz¨¢lez I?¨¢rritu se plantea una duda rigurosa: ?puede haber cine er¨®tico con erosi¨®n del amor? Es la pregunta subyacente de Babel y el autor la responde de numerosas maneras. Una de ellas es la atenci¨®n prestada a las fragilidades de la persona humana y a los matices que, lejos de debilitarla, la fortalecen. Si la gente no se entiende, ?por qu¨¦ todos, de Los ?ngeles a Marruecos a Tokio, respiran el mismo aire? La comunidad (t¨¢cita, discreta) sobrevuela la soledad de Babel y Gonz¨¢lez I?¨¢rritu despliega su arte explorando el acto humano, sus consecuencias, la fatalidad que lo macula y la libertad que lo redime.
Quiero decir que ¨¦ste es un artista que se pregunta honestamente qu¨¦ cosa nos une m¨¢s, lo feliz o lo infeliz. La respuesta est¨¢ en los ojos y la mente de cada espectador.
No evado para nada el impacto pol¨ªtico de Babel, una obra del microcosmos migratorio y terrorista de la globalidad, minado a fondo por la ignorancia y la falta de comprensi¨®n mutua. Vivimos una doble moral, nos dice Gonz¨¢lez I?¨¢rritu. Buscas a tres terroristas y matas a tres mil personas. El arte dice lo que no dicen los medios. Y Babel nos permite preguntar si vivimos con las reliquias de un mundo condenado o con los presagios de un mundo por nacer.
Babelia
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