La dulce Mar¨ªa Galiana se rebela
La int¨¦rprete, que recrea a la Poncia de 'La casa de Bernarda Alba' para el teatro, se queja de la ausencia de papeles para actrices mayores
La sevillana Mar¨ªa Galianaposee una de las carreras m¨¢s cortas para sus 71 a?os. Hizo teatro en su juventud, pero no lleg¨® a este oficio hasta bien pasados los cincuenta. Porque, en medio, ha pasado 35 a?os entregada a la ense?anza en un instituto sevillano hasta que se jubil¨®.
Emerge de Circuitos Diego, como se dice de los int¨¦rpretes descubiertos por el actor Juan Diego. ?l se la recomend¨® al cineasta Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez (con quien repite constantemente) y ah¨ª naci¨® su fulgurante y brillante carrera bajo las ¨®rdenes de Fernando Trueba, Vicente Aranda, Pedro Olea, Imanol Uribe y Benito Zambrano, entre otros. Con este ¨²ltimo consigui¨® un Goya por su papel en Solas y la fama, aunque su m¨¢xima cota de popularidad le ha llegado como abuela en la serie de TVE Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®.
Ahora est¨¢ entregada en cuerpo y alma a su papel de Poncia en La casa de Bernarda Alba, de Federico Garc¨ªa Lorca, bajo la direcci¨®n de Amelia Ochandiano y compartiendo escenario con la gran Margarita Lozano y un pu?ado de buenas actrices. El montaje, de gira por Espa?a, recala ahora en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, donde permanecer¨¢ desde ma?ana hasta el 25 de marzo.
A pesar de su hiperactividad profesional, Galiana deja claro que no hay papeles lucidos, y menos a¨²n protagonistas, para mujeres mayores: "Siempre son para hombres, en nuestra sociedad todos los roles importantes los hacen ellos, y eso se refleja en los guiones, en las obras..., me da mucha rabia".
Galiana conoce bien los personajes lorquianos: "?l y yo somos andaluces y captamos matices de nuestros paisanos que a lo mejor otro no puede". A Poncia le aporta su vis c¨®mica, por la que se deja abducir: "Cuando trabajo estoy totalmente concentrada y en ese momento no hay nada que me pueda disturbar", se?ala esta actriz, que, sin m¨¦todo y sin seguir una escuela interpretativa, es capaz de traspasar el umbral de esa casa llena de mujeres enlutadas viviendo en propia piel la bella tragedia que retrata la Espa?a profunda de no hace tantos a?os, a trav¨¦s de una madre intransigente y de implacable dureza.
La actriz confiesa tener m¨¢s cosas en com¨²n con Bernarda (las dos son madres de cinco hijos) que con Poncia: "En mi casa tambi¨¦n ha habido gran disciplina, he pedido a mis hijos cosas que Bernarda las exige de otra forma, pero en el fondo se trata de sujetar a los hijos y conseguir que te obedezcan".
Tambi¨¦n comparte con ella el sentido de la responsabilidad, el amor por el trabajo: "Mi vida est¨¢ llena de orden, soy la negaci¨®n de la bohemia". Y rechaza de Bernarda lo que odia en ella misma: "Yo tambi¨¦n tengo esa soberbia y me gustar¨ªa desterrarla, y aunque no desprecio, como ella, a los inferiores, reconozco que m¨¢s de una vez he tenido que dominarme con los torpes y los no inteligentes...".
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