Hija, amante y heredera
Una mujer adoptada por su compa?era reivindica una herencia millonaria
Las dos mujeres, Olive Watson y Patricia Spado, viv¨ªan como un matrimonio sin poder aspirar a serlo; en 1978, cuando decidieron compartir sus vidas, pensar en derechos para las parejas homosexuales era adentrarse en el terreno de la ciencia-ficci¨®n.
Patricia Spado reclama su inclusi¨®n entre los nietos del gran impulsor de la multinacional IBM
Olive se mud¨® a Los ?ngeles porque all¨ª trabajaba Patricia. Despu¨¦s fue Patricia la que dej¨® su trabajo cuando Olive fue destinada a Nueva York. Juntas se mudaron a esa ciudad, juntas compraron una casa all¨ª y otra de vacaciones en Maine y juntas lo compart¨ªan todo: las cuentas corrientes, las facturas, los problemas y los amigos. Olive sab¨ªa que su futuro estaba resuelto porque su familia era, al fin y al cabo, heredera de buena parte del imperio inform¨¢tico IBM, la compa?¨ªa creada por su padre, Thomas, que tambi¨¦n la presidi¨® durante 20 a?os.
Thomas sab¨ªa que su hija era lesbiana; conoc¨ªa y aceptaba a Patricia. Lo que Thomas nunca supo es que su hija Olive hab¨ªa encontrado un atajo legal para dar protecci¨®n financiera a su compa?era: hab¨ªa adoptado formalmente a Patricia para que hubiera entre ellas una conexi¨®n legal. Patricia se convirti¨® a todos los efectos en su hija, a pesar de que era, a sus 44 a?os, un a?o mayor que su madre adoptiva.
Era el a?o 1991. Algunos Estados hab¨ªan empezado a plantearse la idea lejana de proteger los derechos de las parejas no convencionales. Otros Estados hab¨ªan descubierto que la adopci¨®n se hab¨ªa convertido en una pirueta legal relativamente frecuente entre parejas homosexuales que quer¨ªan tener un v¨ªnculo permanente entre sus vidas. Algunos de esos Estados han incorporado leyes para cerrar esa puerta con condiciones que habr¨ªan impedido la adopci¨®n de Patricia por parte de Olive: ahora se exige que la madre o el padre adoptivo sea de mayor edad que la hija o el hijo, y en varios Estados se impide o se anula la adopci¨®n si existe una relaci¨®n sexual entre quienes solicitan adoptar y ser adoptados.
Despu¨¦s de 14 a?os de vida en com¨²n, la pareja se rompi¨®. Hab¨ªan formalizado la adopci¨®n s¨®lo un a?o antes de decidir que quer¨ªan separarse. Se sentaron ante un abogado y acordaron repartir lo que ten¨ªan en com¨²n. Olive pag¨® a Patricia 500.000 d¨®lares a cambio de que ella cediera su parte de propiedad en las casas que hab¨ªan comprado. Olive tambi¨¦n firm¨® un documento en el que garantizaba: "No he iniciado ni iniciar¨¦ en ning¨²n momento ninguna acci¨®n legal para revocar o anular tu adopci¨®n".
Pasados 12 a?os, tras la muerte de su padre, los abogados de la familia descubrieron que el magnate hab¨ªa repartido parte de su herencia entre sus nietos, 18 en total. Thomas Watson nunca supo que no ten¨ªa 18 sino 19 porque Patricia era legalmente uno m¨¢s en la l¨ªnea hereditaria.
Ahora Patricia quiere su parte del dinero. Olive y su familia tratan de impedirlo. Dado que Patricia sigue siendo oficialmente hija de Olive, los abogados de los Watson intentan anular la adopci¨®n por ser, dicen, un fraude legal. Su representante legal, Stephen Hanscom, dice que la adopci¨®n ha de ser anulada porque s¨®lo se contempla "si la intenci¨®n es establecer una relaci¨®n de padres e hijos". Sin embargo, las leyes de Maine no son tan espec¨ªficas, aunque s¨ª exigen que los padres adoptados y los hijos adoptivos vivan en ese Estado en el momento de formalizar la adopci¨®n. Olive y Patricia s¨®lo pasaban all¨ª los veranos; los abogados de los Watson van a intentar aprovechar esa v¨ªa.
Seg¨²n los defensores de los derechos para las parejas homosexuales, esta historia demuestra lo que muchos se ven obligados a hacer cuando se les niega el acceso al matrimonio y a la formaci¨®n convencional de una familia. Un juez de primera instancia ha establecido que Thomas Watson quer¨ªa repartir su herencia entre nietos "que hubieran tenido una relaci¨®n normal de padres e hijos", lo que excluye a Patricia. Sus abogados han recurrido esa decisi¨®n.
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