Una obscena relaci¨®n con la ley

Su¨¢rez Trashorras va contando su vida. Desde la ¨²ltima fila de la sala, el padre de un muchacho que muri¨® aquella ma?ana tan temprano presta atenci¨®n. Dice el ex minero asturiano que, en el momento de ser detenido, ten¨ªa una pensi¨®n de 800 euros, cuatro coches, una moto, un quad, cuatro pisos, seis garajes y unos bajos comerciales. Habla de fiestas con coca¨ªna, de noches con prostitutas, de viajes de caza a Bulgaria. Luego dice que su amigo El Chino, uno de los ¨¢rabes que se suicidaron en Legan¨¦s, tambi¨¦n ten¨ªa "una vida occidental". Inquieto en su asiento de la ¨²ltima fila, el padre del muchacho asesinado se pregunta con amargura: "?Pero occidental como la tuya u occidental como la m¨ªa?".

Son d¨ªas muy dif¨ªciles para las v¨ªctimas que asisten al juicio. Se unen dos circunstancias especialmente dolorosas. La cercan¨ªa del tercer aniversario del 11-M -con su bumer¨¢n de im¨¢genes terribles- y el momento en que los ¨²ltimos acusados est¨¢n acabando de declarar. Las madres de los que murieron ya pueden hacerse una idea de qu¨¦ estaban haciendo los presuntos asesinos de sus hijos unos d¨ªas antes de que a ellas se les rompiera la vida. Y el contraste entre un lado y otro del espejo es desolador. Dice Su¨¢rez Trashorras: "Acababa de vender mi Mercedes 500 y fui a Madrid para comprar un Ferrari".

Lujo y vicios caros

Hay una tercera circunstancia que hace removerse en su asiento al padre del muchacho asesinado. La certeza de que al menos dos de los principales encausados -Zouhier y Trashorras- mantuvieron durante a?os, y tambi¨¦n en las v¨ªsperas de la matanza, una relaci¨®n muy cercana, casi obscena, con polic¨ªas y guardias civiles. Toda esa vida de coches de lujo y vicios caros flu¨ªa sin sobresaltos bajo la mirada complaciente de la autoridad. "Todas las tardes, al salir del gimnasio", declar¨® ayer Antonio Toro, el ex cu?ado de Su¨¢rez Trashorras, "los ve¨ªa a ¨¦l y al tal Manol¨®n [un jefe de polic¨ªa de Avil¨¦s] ji-ji ja-ja en un bar que est¨¢ al final de la calle. Mi ex cu?ado se cre¨ªa que porque ¨¦l fuera confidente de la polic¨ªa pod¨ªa manejar a todo el mundo".

La declaraci¨®n de Trashorras confirma este extremo. Jubilado de la mina Conchita por esquizofrenia paranoide -de ah¨ª sus 800 euros de pensi¨®n-, se dedic¨® con ah¨ªnco a alternar dos oficios complementarios. Traficantes de hach¨ªs y chivato de la polic¨ªa. De las rentas del primero sacaba coches de lujo, coca¨ªna a mansalva, noches de fiesta y unos aires de padrino del que no se ha cansado de alardear. "Yo ten¨ªa hombres de confianza. Unos chavales me llevaban en mochilas la mercanc¨ªa a Madrid. Javier El Dinamita se encargaba de mis coches. Nunca necesit¨¦ que me escoltara nadie. Tengo un car¨¢cter pendenciero que ha quedado acreditado". El viejo oficio de chivato -ahora se le llama confidente- tambi¨¦n le report¨® sus beneficios: "Consegu¨ª que a mi entonces cu?ado [el tal Antonio Toro] lo sacaran de la c¨¢rcel enseguida, y que a mi entonces mujer [Carmen Toro] la colocaran en una empresa de seguridad que trabajaba para El Corte Ingl¨¦s".

Dinamita pura

La relaci¨®n entre Trashorras y Toro, antiguos cu?ados, es dinamita pura. "Le dej¨¦ de hablar", dijo ayer Toro, "en cuanto me enter¨¦ de que se quer¨ªa casar con mi hermana". No le gustaba su car¨¢cter. "Es muy nervioso, vuelve loco a todo el mundo. Si se sienta en una piedra, la piedra se acaba marchando". Tampoco le complac¨ªan sus amistades. "?l era confidente de la polic¨ªa y yo me dedicaba al hach¨ªs. Decid¨ª no contarle nada". De ah¨ª que ambos -siempre seg¨²n su declaraci¨®n- mantuvieran a espaldas del otro un amigo com¨²n, el ya famoso Raf¨¢ Zouhier, traficante, confidente y stripper. "El 13 de marzo", desvel¨® ayer Toro, "mi ex cu?ado vino a mi casa. Me dijo: 'creo que los amigos de Raf¨¢ Zouhier est¨¢n detr¨¢s de los atentados de Madrid'. No le hice caso y, al d¨ªa siguiente, me fui a Madrid donde, precisamente, ten¨ªa una fiesta con Raf¨¢".

A preguntas de su abogado, Toro jur¨® y perjur¨® que nunca trafic¨® con explosivos, que nunca supo nada de ETA - "la primera vez que vi a un etarra fue en la c¨¢rcel"- y que jam¨¢s colabor¨® con un uniforme. "Ni con Manol¨®n ni con la Guardia Civil. Lo ¨²nico que ha hecho la Guardia Civil es meterme seis a?os en la c¨¢rcel".

Despu¨¦s de Antonio Toro se sienta en el banquillo su hermana Carmen, ex mujer de Su¨¢rez Trashorras, y decide adoptar el papel de amn¨¦sica. Por negar, niega conocer al tal Javier El Dinamita, un se?or grueso -vecino suyo para m¨¢s se?as- que se sienta en la Sala junto a ella y con el que almuerza todos los d¨ªas en los restaurantes de la Casa de Campo. En el juzgado de Del Olmo recuerdan sus l¨¢grimas, pero tambi¨¦n que en dos careos perdi¨® la templanza. Aflor¨® entonces otra Carmen, de car¨¢cter agrio y fuerte, una mujer muy distinta a la de ayer.

Seg¨²n el papel que han decidido adoptar ante el juez, Trashorras, su ex cu?ado y su ex mujer se odian a muerte, pero ayer terminaron haci¨¦ndose caranto?as a trav¨¦s del cristal blindado. Ser¨¢ el juez quien aclare el reparto de papeles de ese tr¨ªo. Qui¨¦n es dinamita y qui¨¦n detonador.