Bebamos de este c¨¢liz feliz
'La Traviata', de Verdi, con Maria Callas, abre este domingo la nueva colecci¨®n de ¨®pera
El pr¨®ximo domingo sale a la venta por 1 euro el primer n¨²mero de la nueva colecci¨®n de ¨®pera que se vender¨¢ los s¨¢bados con EL PA?S. La Traviata es el primer t¨ªtulo de los 25 que aparecer¨¢n en formato de libros-CD hasta el 18 de agosto. A la gran ¨®pera de Verdi le seguir¨¢n por 9,95 euros dos t¨ªtulos, Carmen, de Bizet, y Fidelio, de Beethoven. El cuarto n¨²mero, La boh¨¨me, del gran Puccini, ser¨¢ el siguiente de una lista en la que caben todos los estilos y los mejores int¨¦rpretes de los ¨²ltimos 70 a?os. Una historia de la ¨®pera y un an¨¢lisis de cada t¨ªtulo se incluyen en la entrega, que cuenta con espectaculares ilustraciones y el libreto en espa?ol y en el idioma original de cada obra.
Ning¨²n otro t¨ªtulo como La Traviata contiene una invitaci¨®n a la ¨®pera m¨¢s expl¨ªcita y sugestiva. El brindis del primer acto se ha convertido en icono de la fiesta l¨ªrica, vibrante llamada a la voluptuosidad que no repara en gastos, como el propio g¨¦nero. "Bebamos en los felices c¨¢lices que la belleza adorna", se arranca a cantar Alfredo, y Violeta, arrebatada, confirma: "En el mundo, todo lo que no es locura es placer". La vida real queda as¨ª en suspenso, como si los siguientes dos actos, con toda su carga de soledad y dolor, no tuvieran que llegar nunca. De momento, en este brillant¨ªsimo inicio s¨®lo cabe celebrar el presente, admirar la belleza ligera y brillante de la diva y sumarnos a su fiesta. La Traviata, en efecto, es ¨®pera de y para diva: habla finalmente de la dolce vita que al final pasa factura. Las buenas costumbres no perdonan: la pecadora merece el castigo. Y el ¨ªter dram¨¢tico que va desde la despreocupaci¨®n inicial a la gravedad mortuoria del final exige ¨¦l mismo una diva assoluta, una soprano ligera, h¨¢bil en las efervescencias de la coloratura, en el primer acto, que a partir del segundo se vuelve l¨ªrica para hundirse en el tercero en las oscuridades dram¨¢ticas del registro. Ah¨ª es nada. En el siglo pasado hubo una soprano capaz de lograr ese tr¨¢nsito de precisi¨®n hacia una "tonalidad enfermiza de la voz", como ella misma la llam¨®, que le permitiera abordar el Addio del passato en clave de desfallecimiento sin vuelta atr¨¢s: se llamaba Maria Callas. "Todo es cuesti¨®n de respiraci¨®n y de tener la garganta limpia para mantener esa manera fatigada de hablar o cantar", dej¨® sentenciado tras la versi¨®n que ofreci¨® en La Scala en 1955, a las ¨®rdenes de Visconti y Giulini (la versi¨®n que aqu¨ª se presenta es de apenas dos a?os antes).
?pera contempor¨¢nea de los tiempos de Verdi y, si bien se mira, tambi¨¦n de los nuestros. La dama de las camelias, la exitosa novela de Alejandro Dumas hijo, publicada en 1848, hab¨ªa llegado a la escena parisina cuatro a?os m¨¢s tarde. Una historia que se desarrolla entre el ¨¦xito y el fracaso, las r¨ªgidas costumbres victorianas y la sinceridad de sentimientos, el triunfo social y la soledad, la salud y la enfermedad. Y la protagonista es nada menos que una prostituta cara: en eso s¨ª ha cambiado la ¨¦poca, pues lo que hoy cae dentro de la normalidad m¨¢s absoluta, en tiempos de Dumas y Verdi llevaba una potente carga de provocaci¨®n y denuncia que encontr¨® no pocos problemas con la censura, empezando por el inequ¨ªvoco t¨ªtulo (La Traviata, adjetivo sustantivizado, significa "la descarriada"). Se ha especulado mucho sobre si Verdi identific¨® a la protagonista de la ¨®pera con Giuseppina Strepponi, la cantante con la que el compositor, viudo de Margherita Barezzi desde 1840, hab¨ªa iniciado una relaci¨®n justamente en el verano de 1848 y con la cual al a?o siguiente se fue a vivir a su villa natal, la provinciana y cerrada Busseto. La Strepponi era cantante, mujer de teatro -algo que autom¨¢ticamente quedaba asociado a vida licenciosa- y hab¨ªa tenido tres hijos de una relaci¨®n anterior con el empresario teatral Camillo Cirelli. La identificaci¨®n de una obra con determinado momento biogr¨¢fico de su creador siempre resulta arriesgada, pero hay que convenir que tambi¨¦n ayuda a explicar una mayor sensibilidad hacia determinado tema que est¨¢ en el ambiente.
El libretista, que colabor¨® con Verdi en otros nueve t¨ªtulos, desde Ernani hasta el Simon Boccanegra, fue Francesco Maria Piave (1810-1876), el cual convirti¨® a la Margarita Gautier de Dumas en Violetta Val¨¦ry y a Armand Duval (con las mismas iniciales que el escritor) en Alfredo Germont. La obra se estren¨® en La Fenice el 6 de marzo de 1853. Verdi, extraordinariamente puntilloso con el montaje de sus obras, consider¨® desde un principio "indigno" el reparto que le propon¨ªa el teatro veneciano, pero no consigui¨® modificarlo. Sin duda por ello consider¨® el estreno un fiasco, cuando lo cierto es que el t¨ªtulo tuvo nueve r¨¦plicas, y si no fueron m¨¢s fue porque se avecinaba la Semana Santa, que prescrib¨ªa el cierre del teatro. 14 meses m¨¢s tarde, con otro reparto, el t¨ªtulo volvi¨® a ponerse en escena en el Teatro San Benedetto y debi¨® de triunfar por todo lo alto si el exigente compositor tuvo en esta ocasi¨®n que admitir el ¨¦xito. Es de hecho una ¨®pera directa, intensa y concisa como pocas. Y que no necesita demasiadas introducciones para apreciarla en todo su esplendor.
CALLAS, EN SU GRAN MOMENTO
Muchas fueron las Traviatas que cant¨® Maria Callas. Fue un papel que le vino como anillo al dedo y en el que demostr¨® con creces esa raza que le har¨ªa pasar a la historia como la cantante que revolucion¨® la manera de interpretar en la ¨®pera. Es algo que queda patente en esta versi¨®n que la gran diva canta junto a Francesco Albanese y a Ugo Savaresse, entre otros. La grabaci¨®n la recogi¨® el sello Naxos y fue dirigida por Gabriele Santini, que dirigi¨® en esta ocasi¨®n a la Orquesta Sinf¨®nica de la RAI en Tur¨ªn
Babelia
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