La sombra de ninguna duda
Fue la de ayer una sesi¨®n de emociones. La sombra de ETA volvi¨® a la sala del tribunal ma?ana y tarde ?y de qu¨¦ manera! En la ma?ana, el polic¨ªa -un hombre preciso, ni una palabra m¨¢s ni una palabra menos- que acudi¨® sobre las diez y media de la ma?ana del 11-M a los alrededores de la estaci¨®n de Alcal¨¢ de Henares explic¨® lo que vio. Este funcionario de la Brigada Provincial de Informaci¨®n de Madrid -la primera en hacerse cargo de las diligencias- era miembro del grupo especializado en la lucha contra ETA.
Era, a esas horas, pues, la persona id¨®nea del grupo id¨®neo. Porque a esas alturas no hab¨ªa ni indicio ni pista alguna. S¨®lo antecedentes del terrorismo etarra. Seg¨²n narr¨®, al ver la Renault Kangoo se aproxim¨® a ella y la mir¨® de arriba abajo. Enseguida lleg¨® a la conclusi¨®n, dijo, de que no era un coche-bomba al estilo ETA, que pudiera destruirse completamente mediante explosivos en su interior. Y, al tiempo, al comprobar las matr¨ªculas -esto es, que no estaban dobladas, que eran las originales, ya que el veh¨ªculo hab¨ªa sido robado el d¨ªa 28 de febrero- reforz¨® que no era el modus operandi, seg¨²n sus propias palabras, de ETA.
En aquel momento nadie quer¨ªa o¨ªr hablar de cosas raras. Era ETA, ten¨ªa que ser ETA, y punto
?Vade retro! Algunas acusaciones -s¨ª, acusaciones, no se trata de un error- reaccionaron airadamente. ?C¨®mo es posible que este hombrecito, de voz prudente y segura, pudiera llegar a semejantes conclusiones con una mirada a vuelo de pasajero, sin abrir las puertas del veh¨ªculo, mientras esperaba a los perros y sus gu¨ªas?
El polic¨ªa, sin perder un gramo de calma, explic¨® que as¨ª eran las cosas, que ¨¦l no hab¨ªa hecho ning¨²n acto heroico, que, simplemente, hab¨ªa ejecutado el protocolo de actuaci¨®n de su grupo. ?A qui¨¦n elev¨® sus opiniones? Nadie se lo pregunt¨®. Se supone que a sus superiores. ?Pero qu¨¦ pas¨® con esta informaci¨®n? No importa. Porque en aquel momento nadie quer¨ªa o¨ªr hablar de cosas raras. Era ETA, ten¨ªa que ser ETA, y punto.
Este hombre no pretend¨ªa ser el due?o de la verdad. "El hecho de que yo opinase una cosa no implicaba que no se fuera a seguir una l¨ªnea de investigaci¨®n", dijo ante las incr¨¦dulas acusaciones -s¨ª, otra vez las acusaciones, es correcto-. "Para eso hay un instructor de la causa, que es el que determina lo que se investiga", justific¨®.
El espect¨¢culo recay¨® durante la tarde en Abdelkader el Farssaoui, alias Cartagena, ex im¨¢n de la mezquita de Villaverde y confidente de la Unidad Central de Informaci¨®n Exterior, que confes¨® que sus declaraciones judiciales sobre el caso eran todas falsas, siguiendo las instrucciones sobre lo que deb¨ªa decir y ocultar del citado departamento policial. Asegur¨® que vio en una ocasi¨®n, antes del 11-M, a polic¨ªas de la UCIE entrevistarse con Serhane el Tunecino en un VIP'S de Madrid.
A preguntas del presidente del tribunal, Javier G¨®mez Berm¨²dez, precis¨® que era el de la madrile?a calle del Pr¨ªncipe de Vergara, en la plaza de la Rep¨²blica Dominicana. Y sazon¨® su plato recocinado con una versi¨®n sobre la relaci¨®n entre los islamistas y ETA, seg¨²n la cual los v¨ªnculos entre ellos se hab¨ªan gestado en prisi¨®n.
Tanto Cartagena como con anterioridad Raf¨¢ Zouhier y Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras coinciden en un punto: los tres alertaron sobre un posible atentado terrorista islamista a las autoridades policiales. Los tres estaban preparados para vender esta historia a la comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria del 11-M. Pero no tuvieron oportunidad porque el PP se qued¨® solo en su propuesta. A diferencia de aquel filme de Alfred Hitchcock, el confidente-im¨¢n no ha proyectado la sombra de ninguna duda. Ni mucho menos ha podido darle la vuelta a la investigaci¨®n.
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