Una mujer enamorada
"Si el amor que me ten¨¦is, Dios m¨ªo, es como el que os tengo; decidme: ?en qu¨¦ me detengo? O vos, ?en qu¨¦ os deten¨¦is?", escribi¨® una monja llamada Teresa de Ahumada a mediados del siglo XVI. Escandaloso. Para el siglo XVI y quiz¨¢ para ciertos sectores del XXI. Una mujer adelantada a su tiempo, de innovador esp¨ªritu, alarmante sinceridad, asc¨¦tica existencia y desobediencia tan pac¨ªfica como en el fondo guerrera. Ray Loriga, escritor habitualmente vinculado no a la trinidad padre, hijo y esp¨ªritu santo, sino al tr¨ªptico sexo, drogas y rock and roll, se ha imbuido de la esencia m¨ªstica de la santa, y con Teresa, el cuerpo de Cristo ha compuesto un bello acercamiento a la figura de la religiosa, una pel¨ªcula en modo alguno escandalosa, m¨¢s respetuosa que osada, m¨¢s cl¨¢sica que innovadora.
TERESA, EL CUERPO DE CRISTO
Direcci¨®n: Ray Loriga. Int¨¦rpretes: Paz Vega, Leonor Watling, Geraldine Chaplin, Eusebio Poncela. G¨¦nero: drama. Espa?a, 2007. Duraci¨®n: 101 minutos.
"David Bowie es el ¨²nico hombre capaz de librarte del p¨¢nico. Lleva mucho tiempo cuidando de todos los ¨¢ngeles y puede cuidar de nosotros si aprendemos a confiar en las canciones". El mismo pu?o que en su novela H¨¦roes escribi¨® estas letras se ha adentrado en la vida de Teresa de Jes¨²s con un ¨¢nimo venerador semejante al utilizado para hablar de sus popes de la m¨²sica. Y lo ha hecho desde la ¨®ptica m¨¢s espiritual, acudiendo a los maestros del ascetismo, principalmente a Karl Theodor Dreyer. As¨ª, las elegantes secuencias de la enfermedad filmadas en la casa paterna, calmadas, encuadradas a la perfecci¨®n, parecen sacadas de La palabra (1955). Loriga muestra la evoluci¨®n de la santa con un rendido af¨¢n feminista. La lucha por acercarse a Dios y comprender sus propios fantasmas, al tiempo que sus actos enervan a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, es el combate de una mujer labrada a fuerza de fe.
Es, sin embargo, en la visualizaci¨®n de los ¨¦xtasis donde Loriga no acaba de acertar. Alejado del ascetismo formal que domina el conjunto, apoyado en una hermosa partitura de ?ngel Illarramendi, el director acude en los delirios a una iconograf¨ªa tan recargada que se acerca peligrosamente a lo kitsch con las palomas en vuelo y los estallidos de color.
Por ¨²ltimo, se escapan un tanto las razones por las que la pel¨ªcula dura poco m¨¢s de hora y media cuando algunos de los personajes secundarios (magn¨ªficamente interpretados) ped¨ªan a gritos un desarrollo m¨¢s elaborado. Ya sea una decisi¨®n tomada en la fase de gui¨®n o a posteriori en fase de montaje, quiz¨¢ vaya en beneficio de la concreci¨®n pero en modo alguno del pulido de una narraci¨®n por lo dem¨¢s m¨¢s que meritoria.
Babelia
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