De taller a museo
Olot abre un centro expositivo permanente sobre imaginer¨ªa religiosa
M¨¢s all¨¢ de modas y creencias religiosas, el proceso artesanal y centenario que se conserva en los talleres de imaginer¨ªa religiosa de Olot ha sido la base para la creaci¨®n del Museo de los Santos, un nuevo centro cultural que se inaugur¨® ayer y que nace para dar a conocer una industria aut¨®ctona que forma parte de la identidad m¨¢s genuinamente olotense. Ubicado en el edificio neog¨®tico de El Arte Cristiano, sede original y residencia familiar de los pintores Vayreda, fundadores de los primeros talleres de santos de Olot, el nuevo museo permitir¨¢ al visitante disfrutar de una experiencia poco frecuente, como es asistir al proceso de fabricaci¨®n de las piezas. Y no abundan los museos donde se puede ver una actividad aut¨¦ntica, viva y no simulada.
Pese a su nombre, el Museo de los Santos no es un museo sobre la religi¨®n o la vida de los santos. El visitante fiel a santa Tecla, por ejemplo, no encontrar¨¢ un apartado sobre su vida y milagros. Ver¨¢ c¨®mo se trabaja dentro del taller, conocer¨¢ la historia del asentamiento de esta industria y despu¨¦s, si lo desea, podr¨¢ adquirir la figura de su santo preferido en la tienda del museo.
Los santos de Olot pueden encontrarse en cualquier rinc¨®n del mundo donde haya fieles creyentes, perdidos en min¨²sculas capillas de la Patagonia, mezclados con paganos dioses africanos en rituales de santer¨ªa o presidiendo las procesiones de Semana Santa de cualquier localidad espa?ola.
En la d¨¦cada de 1960, cuando el Concilio Vaticano II propici¨® la austeridad de los templos, la industria imaginera de Olot sufri¨® una gran recesi¨®n. Pero en plena ¨¦poca dorada, los obradores de santos llegaron a proporcionar empleo a m¨¢s de 1.500 personas.
Se puede afirmar que en la capital de la Garrotxa, hacia la d¨¦cada de 1930 y, m¨¢s tarde, hasta 1964, en cada casa hab¨ªa alguien vinculado con el oficio de la imaginar¨ªa religiosa. Por los talleres olotenses pasaron escultores de renombre como Miquel Blay y Josep Llimona, creadores de las tallas de madera que m¨¢s tarde servir¨ªan para la producci¨®n de la im¨¢genes en cart¨®n-madera, t¨¦cnica que Joaquim Vayreda import¨® del barrio parisiense de Saint-Sulpice durante su exilio carlista.
El proceso de creaci¨®n de un santo de Olot requiere manos artesanas, pese a tratarse de una producci¨®n seriada. Una vez salido del molde, todos los retoques, pintura y decoraci¨®n del santo se realizan a mano, como hace m¨¢s de 125 a?os. Los talleres se han ido modernizando en aspectos como el uso de materiales ecol¨®gicos o la venta de im¨¢genes por Internet, pero el oficio es el de siempre. Precisamente este car¨¢cter artesanal es el que ha prevalecido para considerar a la industria de imaginer¨ªa olotense como patrimonio cultural. El proyecto ha contado con una inversi¨®n de dos millones de euros, de los que 390.000 corresponden al 1% cultural que deben destinar los contratos de obras p¨²blicas seg¨²n establece la Ley de Patrimonio Hist¨®rico. El Departamento de Cultura ha subvencionado el proyecto con 200.000 euros.
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