Unidos en la enfermedad
George Karl y su hijo, una estrella universitaria a la que quiere llevar a Denver, equipo al que entrena el ex madridista, hacen las paces tras pasar ambos un c¨¢ncer
Nada m¨¢s escuchar la noticia, el entrenador de los Nuggets de Denver, George Karl, pens¨® en el que fuera juez del Tribunal Supremo. En William Rehnquist. El magistrado hab¨ªa muerto a causa de un c¨¢ncer de tiroides meses antes y ahora era su propio hijo, Coby, el que deb¨ªa enfrentarse a la misma enfermedad a los 22 a?os.
La muerte era algo que aterraba a Karl desde el momento m¨¢s doloroso que debi¨® sufrir en su carrera deportiva. La muerte de Fernando Mart¨ªn en diciembre de 1989 le toc¨® como entrenador del Real Madrid. Nunca imagin¨® que casi 20 a?os despu¨¦s volver¨ªa a sentir el mismo vac¨ªo en el est¨®mago, el mismo miedo de s¨®lo pensar que la carrera de su hijo, base de la universidad de Boise State, en el Estado de Idaho, pod¨ªa truncarse por algo que ¨¦l vivi¨® a los 54 a?os. El c¨¢ncer no era desconocido para Karl, a quien le encontraron un tumor en la pr¨®stata en 2005. Una enfermedad un¨ªa por primera vez a padre e hijo en sus vidas.
Como ya hizo su padre antes, no le dijo a nadie que estaba mal hasta que acab¨® la temporada
George Karl no es que hubiera sido exactamente candidato al galard¨®n de padre del a?o. Si ten¨ªa que elegir entre leer un cuento a sus hijos o ver partidos de sus rivales, eleg¨ªa siempre lo segundo. En una ocasi¨®n, cuando entrenaba a los Sonics de Seattle, un bal¨®n acab¨® impactando en la cara de Coby, que era recogepelotas del equipo. Tras ver las l¨¢grimas de su hijo, Karl mir¨® hacia otro lado y sigui¨® entrenando.
Como un trotamundos, Coby no termin¨® un curso en el mismo colegio donde comenz¨® hasta los 12 a?os. La profesi¨®n de su padre le llev¨® de San Francisco a Cleveland, donde entren¨® en la NBA, a Albany, entrenando en la CBA, a Madrid y de vuelta a la NBA donde dirigi¨® a Seattle y a Milwaukee.
Poco despu¨¦s de llegar a la Universidad de Carolina del Norte, George Karl fue apodado Kamikaze Kid, por su tendencia a arriesgar cada hueso de su cuerpo en beneficio de la posesi¨®n del bal¨®n. Abrasivo como defensa, l¨ªder absoluto del ataque, Karl creci¨® como jugador pensando que era mejor de lo que pensaban los que le juzgaban. Ning¨²n apodo se ajustaba tanto a su manera de jugar y a la de enfrentarse a la vida. Su car¨¢cter incendiario, unido a su obsesi¨®n por la victoria, le convirtieron en uno de los personajes m¨¢s odiados de la Liga. Tanto como jugador de los Spurs de San Antonio, donde jug¨® sus ¨²nicas cinco temporadas, o como entrenador se le defini¨® como testarudo, egoc¨¦ntrico o paranoico.
Pero as¨ª como ignoraba a su hijo, George Karl no era propenso a construir una muralla entre ¨¦l y sus jugadores. Cuando el propietario del equipo de Great Falls se declar¨® en bancarrota, Karl sac¨® del banco sus ahorros para pagar el salario de sus jugadores. M¨¢s tarde, cuando uno de sus asistentes se qued¨® sin coche, el entrenador le compr¨® uno.
A pesar de la distancia, padre e hijo se parecen mucho en la manera de entender el baloncesto. Cuando a Coby le fue diagnosticado el c¨¢ncer en febrero de 2006, lo escondi¨® de todo el mundo. S¨®lo una vez acabada la temporada le comunic¨® la noticia a su familia y a sus compa?eros. Influenciado por la filosof¨ªa de su padre de que el equipo es lo primero, su ¨²nica intenci¨®n era no convertirse en una distracci¨®n. El a?o antes Karl utiliz¨® la misma t¨¢ctica. Tras conocer que sufr¨ªa de c¨¢ncer esper¨® a que su equipo dijera adi¨®s a los playoff para darlo a conocer.
Tras serle extirpada la gl¨¢ndula tiroides y superar la enfermedad, Coby escribi¨® su nombre en la lista del draft de la NBA. Acudi¨® a los campamentos que organiza la Liga para los jugadores que intentan saltar al profesionalismo y, ante jugadores con m¨¢s nombre, destac¨® como un base que conoc¨ªa de la A a la Z los secretos de su posici¨®n. Lo que vieron en el peque?o Karl era un chico normal t¨¦cnicamente pero con un cerebro que funcionaba mucho m¨¢s r¨¢pido que los del resto. Antes del draft retir¨® su nombre para jugar un ¨²ltimo a?o en la universidad. Ahora su padre busca un base suplente para los Nuggets de Denver. Puede que la soluci¨®n siempre la tuviese en casa.
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