La espada de Al Qaeda en el Magreb
Moncef ben Massaud, de 21 a?os, residente en el barrio tetuan¨ª de Jamae Mezuak, estudiaba inform¨¢tica en un centro cerca de T¨¢nger. A finales de julio pasado desapareci¨®, a mediados de agosto llam¨® a su padre desde Siria y en el oto?o se inmol¨® en Baquba, al norte de Bagdad, haciendo estallar la bomba que llevaba adosada. El cotejo del ADN del kamikaze en Irak y de sus familiares en Tetu¨¢n no deja lugar a dudas sobre la identidad del suicida.
Como Ben Massaud hubo otros 30 tetuan¨ªes, algunos casados y con hijos, que en 2006 partieron hacia Irak, seg¨²n el ministro de Interior de Marruecos, Chakib Benmussa. Otras fuentes elevan la cifra hasta 40 en una ciudad de 300.000 habitantes a tan s¨®lo 30 kil¨®metros de Ceuta.
Entre el 9% y el 25% de los muertos en Irak son magreb¨ªes. Muchos cruzan por la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
El Grupo Salafista de Predicaci¨®n y Combate se llama ahora Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico
Tetu¨¢n, antigua capital del protectorado espa?ol, fue la cantera de los asesinos del 11-M. Ahora lo es de Irak
Como en otros tiempos, el Ej¨¦rcito argelino, cerca, bombardea y ametralla supuestos santuarios terroristas
Antes de extender sus tent¨¢culos por el Magreb, los salafistas se aventuraron por la zona del Sahel
Los salafistas reclutan a gente en Marruecos y T¨²nez, les entrenan y les env¨ªan a Europa a cometer atentados.
Tres a?os despu¨¦s del 11-M, Tetu¨¢n, la antigua capital del protectorado espa?ol, sigue exportando aspirantes a terroristas. Antes lo hizo a Madrid, donde la mayor¨ªa de los que colocaron explosivos en los trenes y de los suicidas del piso de Legan¨¦s eran originarios de esa ciudad. Ahora lo hace a Irak -entre el 9% y el 25% de los extranjeros que all¨ª mueren son magreb¨ªes, seg¨²n diversas estimaciones-, pero en su largo viaje, los j¨®venes tetuan¨ªes cruzan la pen¨ªnsula Ib¨¦rica con documentaci¨®n falsa.
Y si los chavales que rezan en la mezquita tetuan¨ª de Dawa Tablig, donde or¨® en su d¨ªa Jamal Ahmidan, El Chino, principal ejecutor del 11-M, no perpetran atentados en su propio pa¨ªs, es porque no logran introducir armas y explosivos. El ¨²ltimo que pas¨® al ataque, un joven barbudo vestido a lo talib¨¢n y asiduo de ese templo, lo hizo la semana pasada con una espada que clav¨® a un polic¨ªa que custodiaba el Consulado de Espa?a en Tetu¨¢n. Aunque no suelen trascender, incidentes como ¨¦ste son corrientes en Marruecos.
Cuando en enero el Ministerio del Interior anunci¨® en Rabat el desmantelamiento de la red, compuesta por unas 90 personas, que enviaba a j¨®venes tetuan¨ªes a Irak, precis¨® que estaba vinculada al Grupo Salafista de Predicaci¨®n y Combate (GSPC) de Argelia, ahora rebautizado Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico.
Desde que Casablanca qued¨® ensangrentada por una serie de explosiones, en mayo de 2003, Marruecos siempre apunta a organizaciones radicales islamistas extranjeras como instigadoras de los atentados que padece. Hasta ahora no aportaba pruebas, pero desde finales de a?o son los terroristas quienes le dan la raz¨®n.
Hace hoy seis meses que la nebulosa terrorista dio un salto cualitativo en el Magreb. Coincidiendo con el quinto aniversario del 11-S, el GSPC se proclam¨® "vasallo del le¨®n del islam" (Osama Bin Laden), y el egipcio Ayman al Zawahiri, n¨²mero dos de Al Qaeda, les dio la bienvenida en un v¨ªdeo en el que les encomienda que se conviertan en "un hueso atravesado en la garganta de los cruzados norteamericanos y franceses".
Cuatro meses despu¨¦s de la sumisi¨®n, Bin Laden autoriz¨® a los salafistas argelinos a denominarse Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico "para ilustrar la autenticidad del v¨ªnculo entre los muyahidin en Argelia y sus hermanos de Al Qaeda", seg¨²n explic¨® el comunicado anunciando el cambio de nombre.
Por fin estaba al alcance de Abu Musab Abdulwadud, el l¨ªder del salafismo argelino, hacer realidad su sue?o de convertirse en el equivalente en el Magreb de lo que fue Abu Mussab al Zarkawi en Irak hasta su muerte, en junio de 2006.
Abdulwadud, quien sustituy¨® en 2004 a Nabil Sahraui, abatido por el Ej¨¦rcito, es el tercer jefe de un grupo terrorista que naci¨® a mediados de los noventa, cuando Argelia estaba sumida en una guerra civil no declarada con los islamistas. Se cobr¨® 200.000 vidas. Los salafistas argelinos se escindieron entonces de los Grupos Isl¨¢micos Armados, hoy d¨ªa erradicados, porque reprobaban las matanzas indiscriminadas de civiles.
El GSPC no hab¨ªa sido eliminado, pero andaba algo mermado cuando, a finales de 2005, el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, puso en marcha su Carta por la Paz y la Reconciliaci¨®n, con la que pretend¨ªa dar una salida a los terroristas a¨²n activos y enterrar la "d¨¦cada negra" de los noventa. Pero un a?o despu¨¦s, el terrorismo resurge con fuerza en Argelia.
En noviembre, los salafistas argelinos lograron introducirse de nuevo en la periferia de Argel colocando dos coches bomba ante comisar¨ªas. Al mes siguiente golpearon en la capital, por primera vez en a?os, con un ataque, en un barrio atestado de polic¨ªas, contra un autob¨²s que transportaba a trabajadores de una filial de la empresa norteamericana Halliburton.
El mes pasado demostraron una asombrosa capacidad de sincronizaci¨®n al hacer estallar, casi simult¨¢neamente, siete coches bomba ante otras tantas comisar¨ªas y cuarteles de la Gendarmer¨ªa en Cabilia.
El pasado fin de semana, la violencia alcanz¨® su c¨¦nit cuando sendos atentados, de nuevo en Cabilia y en Ain Denfla, causaron 11 v¨ªctimas mortales, entre ellas, siete gendarmes y un t¨¦cnico ruso. En lo que va de a?o, los muertos rondan los setenta, seg¨²n c¨¢lculos oficiosos.
La intensidad de la furia terrorista dista mucho a¨²n de la de los a?os noventa, pero recuerda a veces algunos de sus tintes m¨¢s siniestros. A principios de febrero estall¨® una bomba artesanal en el campo de f¨²tbol de Baghlia, en la provincia de Boumerdes, cuando se jugaba un partido. Milagrosamente, s¨®lo caus¨® da?os materiales en los vestuarios.
"El GSPC va a por la muchedumbre", titul¨® indignado el diario Le Soir d'Alg¨¦rie. Si las bombas del estadio existieron de verdad, replicaron los salafistas en un comunicado, fueron colocadas por las fuerzas de seguridad argelinas "esclavas de los cruzados" (occidentales). Con ese "juego sucio" tratan de desprestigiar a los muyahidin, conclu¨ªa. Resucita de nuevo el cruce de acusaciones sobre qui¨¦n intenta matar a qui¨¦n.
Como en los viejos tiempos, el Ej¨¦rcito responde a los ataques cercando una zona, por ejemplo, el enorme bosque de Takhukht o el monte Tirurda, en Cabilia, y los helic¨®pteros de combate la bombardean y ametrallan durante horas, cuentan los lugare?os, para acabar con los terroristas all¨ª escondidos. Entre 600 y 800 siguen a¨²n, supuestamente, en pie de guerra.
Pese a estas ofensivas militares, las autoridades argelinas restan importancia a la ola de violencia. "Poner una bomba es de lo m¨¢s f¨¢cil", sosten¨ªa hace dos semanas el ministro de Interior, Nuredin Yazid Zerhuni. "Estos atentados demuestran las dificultades de los grupos terroristas que intentan decirnos que siguen estando ah¨ª", insist¨ªa.
No es ¨¦sa la opini¨®n de los responsables norteamericanos. "El GSPC se ha convertido en una organizaci¨®n terrorista regional que recluta y opera a lo largo y ancho del Magreb e incluso m¨¢s all¨¢, en direcci¨®n a Europa", afirm¨® el embajador de EE UU en Argel, Henry A. Crumpton, ante una comisi¨®n del Senado. "En cierta medida, es desalentador para la labor de inteligencia y plantea un desaf¨ªo estrat¨¦gico", a?adi¨®.
Crumpton hizo esta declaraci¨®n en marzo, mucho antes de que se convirtiera en la rama magreb¨ª de Al Qaeda. "Ahora, su nueva apelaci¨®n le otorga prestigio y autoridad" en el mundillo radical, se?ala Mohamed Darif, profesor de la Universidad de Mohamedia (Marruecos). "Ese nombre funcionar¨¢ como un im¨¢n para atraer a los aspirantes a muyahidin", asegura.
"Sabemos, a partir de algunos casos en los que estamos trabajando, que la tarea del GSPC consiste ahora en reclutar a gente en Marruecos y T¨²nez, entrenarles y devolverles a sus pa¨ªses de origen o a Europa para perpetrar ataques", declar¨® el juez antiterrorista franc¨¦s, Jean-Louis Brugui¨¨re, al diario The New York Times. Sus palabras quedaron corroboradas en Navidad. Al menos seis de los catorce terroristas que murieron entonces en un enfrentamiento con el Ej¨¦rcito en los suburbios de T¨²nez hab¨ªan sido entrenados por sus correligionarios de Argelia, por cuya frontera entraron.
Aunque indirecta, ¨¦sa fue la primera incursi¨®n conocida de los salafistas argelinos en T¨²nez. En Marruecos no han actuado por ahora, pero manten¨ªan relaciones con numerosas c¨¦lulas desmanteladas, seg¨²n Interior. Para que quedase claro su car¨¢cter panmagreb¨ª, la rama argelina de Al Qaeda acaba de incorporar a un marroqu¨ª, un tangerino apodado Abu al Bara, a su ¨®rgano directivo, compuesto por 16 miembros.
Antes de "extender sus tent¨¢culos" por el Magreb, como describe el ministro Benmussa el avance de Al Qaeda, los salafistas se aventuraron por el Sahel. En 2003 secuestraron en el desierto argelino a 32 turistas europeos, a los que trasladaron al norte de Mal¨ª antes de liberarles a cambio de un rescate. Dos a?os despu¨¦s atacaron un cuartel del Ej¨¦rcito mauritano para apoderarse de sus armas.
M¨¢s recientemente, los sat¨¦lites esp¨ªas de Estados Unidos detectaron en el norte de Mal¨ª, uno de los cuatro pa¨ªses de esa franja semides¨¦rtica del Sahel, campamentos m¨®viles de entrenamiento de muyahidin. Permanec¨ªan unos pocos d¨ªas abiertos antes de trasladarse a otro lugar del desierto para evitar ser atacados.
Los embates terroristas les har¨¢n da?o, pero dif¨ªcilmente van a derribar a los Estados del Magreb. Los del Sahel (Mal¨ª, N¨ªger, Chad y Mauritania) son, en cambio, mucho m¨¢s endebles. De ah¨ª el riesgo de que los integristas logren incrustarse en sus parajes des¨¦rticos, en los que predican ahora decenas de imanes radicales llegados de Pakist¨¢n.
Experimentadas en la lucha antiterrorista, las Fuerzas Armadas argelinas han efectuado discretas incursiones en el norte de Mal¨ª, cerca de Kidal, para perseguir a los salafistas. Las relaciones entre Argelia, Marruecos y Libia son, sin embargo, demasiado malas como para emprender una acci¨®n concertada para aniquilar al ap¨¦ndice magreb¨ª de Al Qaeda. Francia, la antigua potencia colonial, tambi¨¦n "est¨¢ siendo muy t¨ªmida", se lamenta el comentarista militar franc¨¦s Pierre Boutaud.
Washington se ha visto obligado a colmar el vac¨ªo de seguridad. Primero puso en marcha la Iniciativa Pan Sahel, para equipar y entrenar a los raqu¨ªticos ej¨¦rcitos de la zona. M¨¢s tarde lanz¨® la Iniciativa Transahariana Antiterrorista, dotada con 80 millones de d¨®lares anuales.
Una reuni¨®n escenific¨® el mes pasado en Dakar hasta qu¨¦ punto EE UU ha tomado las riendas de la lucha contra los barbudos en el noroeste de ?frica. La convoc¨® el general William Ward, n¨²mero dos del mando militar norteamericano para Europa, y congreg¨® a los jefes de Estado Mayor del Magreb, del Sahel y de Nigeria.
Por mucho que todos esos ej¨¦rcitos juntos logren liquidar al brazo de Al Qaeda en ?frica Occidental, el sentimiento islamista avanza en las sociedades magreb¨ªes. Acaso su mejor ilustraci¨®n la brindaron en Ramad¨¢n las mujeres de T¨²nez, el pa¨ªs m¨¢s secular, que desafiaron al r¨¦gimen coloc¨¢ndose masivamente el hiyab (pa?uelo isl¨¢mico) pese a los riesgos que conllevaba.
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