Contra el relativismo
Construir Europa es dif¨ªcil. Han pasado 50 a?os del Tratado de Roma y basta ver qu¨¦ poco se ha avanzado. Si apenas sabemos hacia d¨®nde ir en el futuro, m¨¢s dif¨ªcil se nos hace construir una idea com¨²n sobre el pasado de un continente lleno de cicatrices de todas nuestras guerras inciviles. Las memorias son m¨²ltiples y escindidas y m¨¢s plurales que las lenguas y las culturas. El trato pol¨ªtico que recibe el pasado tambi¨¦n es m¨²ltiple y contradictorio. Hay pa¨ªses donde est¨¢ penado con c¨¢rcel negar el Holocausto, otros donde no se pueden utilizar s¨ªmbolos nazis y fascistas, y otros m¨¢s donde hay una creciente presi¨®n para extender esta prohibici¨®n a los s¨ªmbolos comunistas. Las fechas que para unos son de liberaci¨®n para otros pueden ser de una opresi¨®n redoblada, como se ve en las conmemoraciones de la derrota del nazismo.
El pasado es un fardo oscuro que aparece en la puerta en cuanto uno se descuida. De ah¨ª este doble movimiento de atracci¨®n y repulsi¨®n que suele producir en las gentes. Hablemos s¨®lo del futuro, nos decimos, mientras los ojos se nos van hacia ese bulto inquietante. Lo demuestra una reciente crisis diplom¨¢tica entre Croacia e Italia con motivo de hechos sangrientos todav¨ªa poco estudiados que se remontan a 1945. O el debate sobre el genocidio armenio en Turqu¨ªa. Y tantos otros.
Por eso tiene inter¨¦s que los historiados europeos se propongan escribir un manual com¨²n. Ante todo, porque no podr¨¢ versar sobre mitos ni memorias colectivas, ni ser¨¢ una historia mim¨¦tica de los viejos relatos sobre cada unas de las naciones de Europa, es decir, una historia nacionalista pero de una nueva e inaprensible naci¨®n. Al contrario, deber¨¢ ser una historia de hechos, basada en la presunci¨®n imprescindible para el conocimiento de que s¨®lo hay una verdad de los hechos. Despu¨¦s habr¨¢ que pensar en un manual de historia que desborde Europa y junte, por ejemplo, las dos orillas del Mediterr¨¢neo, algo todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. Tareas as¨ª, y no la teolog¨ªa ni la imprecaci¨®n, son los aut¨¦nticos y eficaces caminos contra el relativismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.