Suecia vende las joyas de la corona
El Gobierno de centroderecha lanza una oleada de privatizaciones con la que prev¨¦ ingresar 27.000 millones de euros
La alianza de centroderecha que, por estrecho margen, desaloj¨® a los socialdem¨®cratas del poder en Suecia tras las elecciones de septiembre pasado ha anunciado la privatizaci¨®n de un escogido manojo de empresas estatales, entre las cuales se encuentran aut¨¦nticas joyas: Telia-Sonera, de telecomunicaciones, Vin & Sprit (V&S), fabricante de vinos y alcoholes -entre ellos el famoso vodka Absolut- y el grupo financiero Nordea.
Seg¨²n el ministro de Finanzas, Mats Odell, "la propiedad estatal no es la herramienta m¨¢s adecuada para crear puestos de trabajo"
El inter¨¦s est¨¢ centrado en la empresa de telecomunicaciones Telia-Sonera y el grupo de bebidas V&S, fabricante de Absolut
Completan la lista SBAB, entidad dedicada al cr¨¦dito hipotecario, la inmobiliaria Vasakrona y el intermediario burs¨¢til OMX. La propiedad en tres de ellas -Vin & Sprit, SBAB y Vasakrona- es estatal al 100%, y compartida en las restantes. Se estima que la privatizaci¨®n de todas ellas aportar¨¢ a las arcas del Estado sueco unos 250.000 millones de coronas (27.000 millones de euros). El n¨²mero de trabajadores afectados asciende a 80.000.
El debate pol¨ªtico en Suecia y el inter¨¦s internacional est¨¢n centrados en Telia Sonera y Vin & Sprit, ambas con fuerte arraigo y prestigio popular y, en el caso de esta ¨²ltima, internacionalmente conocida por su marca de vodka Absolut. Esta semana se conoci¨® el inter¨¦s de Bacardi -ya puesto en conocimiento del Gobierno sueco- por la adquisici¨®n de Vin & Sprit. El origen de esta empresa data de mediados del siglo XIX, cuando Suecia estableci¨®, por primera vez en el mundo, el monopolio estatal del alcohol. Tiene 809 empleados y est¨¢ valorada en 4.300 millones de euros.
En una entrevista con el Financial Times, el presidente de Bacardi, Andreas Gembler, calific¨® de "joya" a la marca Absolut, a la que cit¨® como uno de los principales motivos de su inter¨¦s por el grupo V&S. Gembler dijo no tener problema alguno para financiar la compra, que espera concretar "el pr¨®ximo oto?o". Hay por lo menos dos pretendientes m¨¢s: la francesa Pernod Ricard y la estadounidense Fortune Brands.
Telia, inicialmente Televerket, era hasta principios de los noventa el monopolio estatal de las comunicaciones telef¨®nicas nacionales e internacionales. En 1993, el Estado la transform¨® en una sociedad participada, la introdujo en Bolsa y vendi¨® el 30% (actualmente mantiene el 45%). Cuenta con cerca de 28.000 empleados. La fusi¨®n con la finlandesa Sonera la transform¨® de una empresa telef¨®nica nacional en una multinacional de las telecomunicaciones con fuerte presencia en los pa¨ªses n¨®rdicos y del B¨¢ltico. Posee, adem¨¢s, intereses en la rusa Megafon y en la turca Turkcell, situaci¨®n que ha encendido la disputa por el futuro del consorcio. Entre los posibles interesados en Telia Sonera, se menciona a France T¨¦l¨¦com, Deutsche Telekom y Telef¨®nica. El pasado a?o tuvo un beneficio de 19.300 millones de coronas (2.000 millones de euros), el mejor de su historia, y las perspectivas para el a?o en curso son mejores.
Reticencia popular
Pese a que el Gobierno tiene apenas seis meses de vida, sucesivas encuestas de opini¨®n han revelado -por m¨¢rgenes que oscilan entre los 4 y los 11 puntos- que no volver¨ªa a ganar las elecciones si se celebrasen hoy. Y en el caso concreto de las privatizaciones, un sondeo posterior revel¨® que el 44% de los ciudadanos se opone a ellas, un 33% est¨¢ a favor y un 24% no sabe o no quiere emitir opini¨®n. Entre los partidos de la alianza gobernante, los votantes de Conservadores y Liberales son los m¨¢s favorables, con aproximadamente un 60%, mientras que entre Centristas y Democristianos (el 38% y el 40%, respectivamente) el entusiamo privatizador disminuye notablemente. Los partidarios de la ex gobernante coalici¨®n rojiverde rechazan el proyecto en un 67%.
La propuesta presentada al Parlamento se inscribe en la l¨ªnea ideol¨®gica de la derecha sueca -marcadamente distinta a la de la socialdemocracia de G?ran Persson- de disminuir lo m¨¢s posible la presencia del Estado en las empresas, dejando a las fuerzas del mercado el control de la vida econ¨®mica y, subsidiariamente, de otros sectores de la sociedad.
Si bien el asunto de las privatizaciones, al igual que los referidos al medio ambiente y la pol¨ªtica exterior y de seguridad -quiz¨¢s los m¨¢s sensibles para los ciudadanos suecos-, fueron deliberadamente apartados del debate preelectoral, tampoco fue un secreto la posici¨®n al respecto del ahora Gobierno de centroderecha. Tampoco es de extra?ar que, apenas hecha p¨²blica la propuesta, se haya disparado el debate. Entre los fundamentos manejados como soporte del plan -aparte de los que esgrimen en el debate medi¨¢tico los ide¨®logos neocon representados o no en el Gobierno, sobre la "libertad del individuo coartada por el Estado", el "est¨ªmulo a la creatividad"- el ministro de Finanzas, el democristiano Mats Odell, se?ala que "el Gobierno piensa que la propiedad estatal no es la herramienta m¨¢s adecuada para crear nuevos puestos de trabajo ni para mantener los existentes".
Creaci¨®n de empleo
La venta puede favorecer en el mediano y largo plazo la creaci¨®n de empleo y el desarrollo econ¨®mico de Suecia. Se piensa que, para ello, habr¨¢ que establecer ciertas condiciones a los eventuales compradores como, por ejemplo, la permanencia en el pa¨ªs de las oficinas centrales.
Los adversarios de la privatizaci¨®n -una palabra que no tiene buena imagen entre los suecos- sostienen en primer lugar que la experiencia en materia de puestos de trabajo, as¨ª como los eventuales beneficios de la concurrencia para los consumidores, ha sido negativa. Y adem¨¢s sostienen que no hay ninguna raz¨®n econ¨®mica que justifique la venta de empresas que gozan de muy buena salud y dejan cada a?o muchos miles de millones en las arcas del Estado. Tampoco lo justifica el estado econ¨®mico del pa¨ªs, muy bien calificado por los organismos internaciones y sin nubes inquietantes en el corto plazo.
Otro punto de controversia es el destino del dinero que se obtendr¨¢ con la venta, asunto clave en la discusi¨®n del proyecto. Fuentes gubernamentales apuntan que se usar¨¢ para disminuir la deuda externa, un problema poco preocupante, mientras otros sostienen que ese dinero debe ir a los ciudadanos que, en definitiva, son los propietarios. ?250.000 millones para el pueblo, gracias! titulaba un art¨ªculo publicado estos d¨ªas en la p¨¢gina de debate del diario Svenska Dagbladet, firmado por dos figuras del mundo empresarial sueco. Otras fuentes apuntan a que el Gobierno podr¨ªa usarlo para financiar una proyectada rebaja de impuestos, que seg¨²n algunos analistas ampliar¨ªa una brecha entre ricos y pobres ya ensanchada en los ¨²ltimos a?os.
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