Llorar o reaccionar
La industria discogr¨¢fica espa?ola vive tiempos de pesadilla. ?Es eso una noticia? Deber¨ªa serlo: las ventas han ca¨ªdo tanto que se puede llegar al n¨²mero uno de las listas despachando cuatro o cinco mil discos. Dentro de las compa?¨ªas, las cifras producen tal verg¨¹enza que se ocultan: quien tenga la oportunidad de echarlas una ojeada, pensar¨¢ que en todos los n¨²meros falta un digito. Pero no.
El an¨¢lisis m¨¢s conciso de la situaci¨®n aparece en la contraportada de un CD promocional de 2 Fer Records, sello reci¨¦n llegado: "Todo est¨¢ fatal. No se venden discos. Nadie se arriesga. La m¨²sica es toda igual. Los discos son caros. Los conciertos son caros. Las copas son caras. Los tomates son caros. Si tienen sabor, son m¨¢s caros todav¨ªa. Las hipotecas son caras. Ha subido la luz. El ADSL es el m¨¢s lento y caro de Europa. Las zapatillas Adidas Collage son preciosas. Y car¨ªsimas. Nadie conf¨ªa en los nuevos artistas. Se cierran salas, nadie se arriesga con inversiones. A nadie le importa la m¨²sica. Las tiendas cierran. La gente se lo baja todo y todo se la pela. La culpa es suya, los muy cabrones. Esto se acaba, todo se cierra".
Lo extraordinario es que la crisis se vive silenciosamente. ?Una cuesti¨®n de autoestima? De ocurrir algo similar en el negocio de los libros, el cine o el teatro, habr¨ªamos visto manifiestos, protestas, editoriales, declaraciones gubernamentales, interpelaciones parlamentarias. Sin embargo, la m¨²sica tiene tan escaso m¨²sculo corporativo que es incapaz de hacerse o¨ªr; cuando lo intenta, lo hace con demasiada timidez o torpeza.
Adem¨¢s ?resulta tan parad¨®jica la situaci¨®n! Nunca se ha consumido tanta m¨²sica grabada... pero la mayor¨ªa de los consumidores ha decidido que no quiere pagar por ella. Se escuda en excusas maravillosamente imaginativas: los artistas tienen muchos millones, los CD v¨ªrgenes se usan para almacenar fotos familiares, las discogr¨¢ficas son una gavilla de ladrones...
As¨ª que reivindicar el valor de la m¨²sica se confunde con defender privilegios. Apostar por el concepto de obra puede llevar a ser acusado de prejuicios antitecnol¨®gicos. Y empatizar con los dilemas de las discogr¨¢ficas es pecado.
Pero uno no puede dejar de mostrar admiraci¨®n por los que siguen bombeando m¨²sica, sean creadores o disqueros. Como los responsables del texto citado, Fer Portalo y Fer Delgado. Que siguen: "Pensamos que todo eso es verdad, que todo es una mierda. Y llega un d¨ªa en que oyes m¨²sica con la que flipas y que nadie va a editar. Y piensas: ?por qu¨¦ no lo hago yo? Y montas un sello para que esa m¨²sica no se quede encerrada, para seguir alimentando nuestra enfermedad y, sobre todo, para ver la cara de los que se quejan a diario". Y ah¨ª est¨¢ 2 Fer Records, sacando m¨²sica de Delco y The Right Ons. Benditos sean.
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