Confidentes, conspiradores y compa?¨ªa
El juicio por el 11-M revela la estrategia de algunos acusados y de tres acusaciones particulares
Espa?a es el pa¨ªs de la picaresca y el macrojuicio por los atentados del 11-M est¨¢ demostrando que goza de buena salud. En la docena de sesiones que llevamos de la vista han desfilado por la sala tres confidentes policiales -dos de ellos, Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras y Raf¨¢ Zouhier, procesados- tratando de salvar su trasero y asegurando que avisaron a sus respectivos controladores, en mayor o menor medida, de la inminencia de un atentado con explosivos de grandes proporciones, que iba a ser perpetrado por el grupo de islamistas que dirig¨ªa Serhane el Tunecino, aunque el jefe operativo fuera Jamal Ahmidan, El Chino.
Los polic¨ªas o guardias civiles -que ya declararon en el sumario, pero todav¨ªa no han pasado por el juicio- lo niegan. Aseguran que ni los avisos eran concretos -sino gen¨¦ricos sobre la peligrosidad del grupo- ni se produjeron cuando los confidentes dicen, sino despu¨¦s de los atentados.
La ira de los extremistas isl¨¢micos por la participaci¨®n de Espa?a en la querra de Irak pill¨® a las fuerzas de seguridad con la guardia baja
El letrado De Pbalo, de la acusaci¨®n particular, lleva desde el inicio del juicio preguntando sobre v¨ªnculos entre islamistas y etarra
Como la autor¨ªa de ETA decae d¨ªa a d¨ªa, ahora se insin¨²a una supuesta conspiraci¨®n de los servicios de seguridad para derribar a Aznar
Es evidente que si los polic¨ªas hubieran tenido confidencias concretas hubieran actuado para impedir un atentado de las caracter¨ªsticas del 11-M, pero es que la propia naturaleza de los confidentes conlleva el exagerar la importancia de los datos que proporcionan a sus agentes controladores para obtener de ellos mayores contrapartidas y, adem¨¢s, a pesar de las amenazas de Bin Laden por la participaci¨®n espa?ola en la guerra de Irak, nunca antes se hab¨ªa producido un atentado en Espa?a del terrorismo islamista, a excepci¨®n del bombazo en el restaurante El Descanso, de Madrid, con 18 v¨ªctimas mortales, ocurrido 19 a?os antes del 11-M y cuya investigaci¨®n fue archivada en la Audiencia Nacional por falta de autor conocido.
Es cierto que en 2004 se hab¨ªa detenido ya a varios islamistas del GIA y otros grupos fundamentalistas, pero la percepci¨®n antiterrorista en aquel momento situaba a Espa?a como un refugio para los terroristas -Mohamed Atta, jefe de los comandos que atentaron contra las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono, tuvo contactos en Madrid y Tarragona poco antes del 11-S- y, como tal refugio, estaba a salvo de atentados. As¨ª pues, la ira de los extremistas isl¨¢micos por la participaci¨®n espa?ola en la guerra de Irak pill¨® a las fuerzas de seguridad con la guardia baja, y todo parece indicar que las se?ales existentes -aunque difusas- no se tomaron en serio.
Ahora, en el juicio, para los confidentes y los polic¨ªas de este tr¨¢gico caso, como todos los que transitan a un lado y otro de la estrecha frontera del delito -y ¨¦stos la conocen bien-, la prioridad es salvar su propio pellejo. Y en eso estamos.
Pero el juicio da para mucho, y conviviendo con ello se ha comprobado la paradoja de que tres acusaciones particulares, lejos de ejercer su papel de acusaci¨®n, mantienen una comunidad de intereses con algunas defensas alineadas con la teor¨ªa de la conspiraci¨®n.
El m¨¢s conspicuo es el letrado Jos¨¦ Mar¨ªa de Pablo, a quien el presidente del tribunal, Javier G¨®mez Berm¨²dez, conmin¨® la semana pasada a que acusase de acuerdo con el escrito de conclusiones provisionales que present¨®, o a que retirase la acusaci¨®n. De Pablo lleva desde el inicio del juicio formulando preguntas sobre v¨ªnculos entre islamistas y etarras, as¨ª como sobre el trabajo de los confidentes y las fuerzas de seguridad.
Fue el primero que pregunt¨®, cuando El Egipcio ya hab¨ªa anunciado que no iba a contestar, por el temporizador Segurtasun Tenporizadorea, que el abogado Jos¨¦ Luis Abascal, defensor de los presuntos autores materiales Jamal Zougam y Basel Ghalyoun, hab¨ªa intentado colar en su escrito de defensa como si se hubiera encontrado en el piso de la calle Virgen del Coro donde viv¨ªa Ghalyoun.
El temporizador Segurtasun Tenporizadorea es fabricado por ETA, pero lo que se encontr¨® entre hierros y chatarras en el citado piso fue un programador de lavadoras STA MEC 24H fabricado por la empresa Remle, que suministra repuestos de electrodom¨¦sticos al casero del inmueble, Mohannad Almallah Dabas, quien precisamente se gana la vida reparando cacharros.
No es la primera vez que ocurre que una acusaci¨®n act¨²a en beneficio de la defensa. En el caso UCIFA, sobre el pago con droga a confidentes por la Guardia Civil, fue expulsada del proceso una acusaci¨®n que, lejos de acusar, ayudaba a las defensas de los oficiales procesados. Tambi¨¦n durante la instrucci¨®n del sumario sobre Banesto hubo un caso similar. La necesidad de los imputados de escapar de la justicia agudiz¨® el ingenio y gener¨® maniobras como las querellas catalanas para paralizar procesos civiles o las acusaciones que, en lugar de acusar, ayudan a la defensa.
Pero en este caso no se entiende bien el inter¨¦s del defensor Abascal de vincular a su cliente Ghalyoun con ETA, especialmente con datos falsos. Bastantes problemas tiene Ghalyoun, puesto que hay testigos que le vieron en los trenes. Menos a¨²n se entiende que dos asociaciones de v¨ªctimas, la Asociaci¨®n de Ayuda a las V¨ªctimas del 11-M y la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, y el representante de un perjudicado, ejerzan de simbiontes con una defensa, salvo que defiendan otros intereses que los meramente jur¨ªdicos. S¨®lo por motivaciones pol¨ªticas de afinidad a las tesis del PP se entiende su comportamiento.
Como la teor¨ªa de la supuesta participaci¨®n de ETA en los atentados se va cayendo d¨ªa a d¨ªa en el juicio como los granos de un reloj de arena, esta acorazada jur¨ªdica deriva ahora en insinuar una supuesta conspiraci¨®n de los servicios de seguridad para derribar al Gobierno de Aznar.
Adem¨¢s, todo ello est¨¢ aderezado con espectaculares despliegues de sus corifeos medi¨¢ticos. Incluso en alguno de los medios que les sustentan se ha llegado a decir que los siete islamistas muertos en Legan¨¦s no se suicidaron -causando la muerte del geo Francisco Javier Torronteras-, sino que fueron colocados all¨ª por la polic¨ªa. Es decir, la polic¨ªa nombrada por el PP conspirando contra el propio PP cuando ese partido ya hab¨ªa perdido las elecciones. Impresionante. Pero, ?alguien se puede imaginar a un grupo de polic¨ªas portando cad¨¢veres de islamistas, muertos donde nadie dice ni c¨®mo, atravesando el cord¨®n policial y la barrera de periodistas y curiosos que hab¨ªa en Legan¨¦s el 3 de abril de 2004? ?Y c¨®mo explicamos la muerte del propio Torronteras? ?Se dej¨® matar para ayudar a la simulaci¨®n o descubri¨® el pastel y por eso sus compa?eros corruptos le mataron? ?C¨®mo se explica que El Chino llamase a su mujer y a su madre anunci¨¢ndoles que no se iba a entregar, que prefer¨ªa morir y que otros islamistas hiciesen lo propio? ?Eran conversaciones post mortem?
Alguien se perdi¨® el cap¨ªtulo de Barrio S¨¦samo en el que se diferenciaba la fe de la raz¨®n y lo absurdo de lo posible. Como dec¨ªa Groucho Marx: "Surgiendo de la nada hemos alcanzado las m¨¢s altas cimas de la miseria".
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