El conservador de los fueros
Adri¨¢n Celaya, presidente de la Academia Vasca de Derecho, ha impulsado el estudio del derecho civil vizca¨ªno y vasco
En su biograf¨ªa, que redact¨® con motivo del premio Manuel Lekuona que le otorgo Eusko Ikaskuntza en 1995, Adri¨¢n Celaya Ibarra (Lutxana, Barakaldo, 1917) insiste en la fragilidad de su salud en la juventud. Pero, siguiendo el lema de "quien resiste, triunfa", aquel chaval que se cri¨® y vivi¨® en sus primeros a?os entre los humos del Sestao de los a?os 20 y 30 ha demostrado una gran capacidad f¨ªsica, despu¨¦s de una vida plagada de dificultades, sobre todo en sus primeros a?os. Celaya, el primero de seis hermanos, mostr¨® desde ni?o una propensi¨®n a la enfermedad que le llev¨® al caser¨ªo de la familia de su padre en Zeberio, para ver si recuperaba.
En Zeberio, tuvo contacto con unas formas de vida que en su Sestao industrial hab¨ªan desaparecido casi por completo. Quiz¨¢s, ah¨ª hay que rastrear los or¨ªgenes de su inter¨¦s por el derecho foral. Aunque ¨¦l mismo reconoce que su dedicaci¨®n por estos estudios est¨¢ m¨¢s vinculada con su entrada en la Universidad de Deusto como profesor de Derecho internacional privado y Derecho civil. Lleg¨® all¨ª en 1951, convocado por el padre D¨ªaz de Acevedo, cuando llevaba cinco a?os como juez. Antes, desde despu¨¦s de la guerra, hab¨ªa trabajado como maestro en distintas escuelas vizca¨ªnas. "En ambos campos, me encontr¨¦ con un temario que adolec¨ªa de profundas lagunas te¨®ricas y, quiz¨¢s por mi formaci¨®n en Magisterio, decid¨ª crear un corpus que sostuviera mis explicaciones. Siempre me ha gustado renovar el gui¨®n en el que basaba la asignatura, por lo menos, anualmente", recuerda.
En cuanto al Derecho internacional privado, la bibliograf¨ªa hab¨ªa que buscarla en la escuela francesa y, sobre todo, italiana. Aqu¨ª le valieron los rudimentos de italiano que hab¨ªa aprendido en la Guerra Civil. "No pensaba alistarme, debido a mi salud enfermiza, pero ante la llegada de las tropas de Franco a Bilbao, me incorpor¨¦ al Batall¨®n Gordexola. Sin embargo, al poco ca¨ª enfermo y me licenciaron. Cuando entr¨® Franco [en Bilbao] me reclutaron a la fuerza en la Brigada mixta hispano-italiana Flechas Negras de Zaragoza", explica.
As¨ª que con aquellos compa?eros comenz¨® a chapurrear italiano y a profundizar en su reflexi¨®n sobre el sinsentido de la guerra. "?C¨®mo puede acudir un siciliano analfabeto como voluntario a un conflicto en Espa?a que ni le va ni le viene?", se pregunta todav¨ªa hoy Celaya.
Aquel joven de Sestao ayudaba a los compa?eros obligados en tareas tan sencillas como escribir las cartas a la familia. Y no lo deb¨ªa hacer mal cuando, en una misiva de respuesta, la mujer de uno de aquellos italianos analfabetos le felicitaba a su marido por haber aprendido a escribir.
Si para el Derecho internacional tuvo que acudir a fuentes italianas y francesas, para el Derecho civil y foral vasco, el rastreo documental y bibliogr¨¢fico fue m¨¢s arduo, porque apenas hab¨ªa nada escrito con cierto fundamento. "As¨ª que me decid¨ª por orientar mi tesis doctoral hacia ese campo y en 1965 la present¨¦ bajo el t¨ªtulo de Conflictos de leyes civiles en Vizcaya", explica. Con esa tesis comenz¨® una amplia e intensa relaci¨®n con los foralistas aragoneses, mallorquines y catalanes. Aquel joven que quer¨ªa estudiar ciencias se hab¨ªa convertido en algo m¨¢s que un juez de provincias, en un jurista que gozaba de predicamento entre los que atend¨ªan el derecho civil. Tanto que hasta la Universidad de Deusto habilit¨® una c¨¢tedra para que impartiera Derecho foral y auton¨®mico en 1982.
A pesar de su intensa actividad acad¨¦mica, Celaya no dej¨® de ser juez, trabajo que le influy¨® en su carrera docente. "La formaci¨®n no consiste solamente en aprenderse las leyes de memoria, hay que educar tambi¨¦n el sentimiento. Es decir, un jurista no puede ser una persona que se sabe todas las leyes. Tiene que tener la sensibilidad suficiente para captar que cuando una ley se aplica demasiado rigurosamente se est¨¢ obrando mal". "Por ejemplo", contin¨²a, "en los ¨²ltimos a?os de Franco tuvimos que hacer aut¨¦nticos esfuerzos no para no cumplir las leyes, sino para abrir alg¨²n hueco por el cual pudieran entrar, por ejemplo, los Testigos de Jehov¨¢ y otros muchos que deseaban casarse civilmente cuando la ley no se lo permit¨ªa. Si aplicas rigurosamente la ley, no estas haciendo justicia".
Con este talante, lleg¨® Celaya al Consejo General del Poder Judicial en 1985, en representaci¨®n del PNV, aunque ¨¦l siempre se ha considerado un independiente. El trabajo del jurista de Sestao fue clave en la configuraci¨®n del Tribunal Superior de Justicia del Pa¨ªs Vasco, con lo que, a su juicio, "se asegura la pervivencia de nuestro derecho foral".
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