Feminismo
El D¨ªa Internacional de la Mujer se ha conmemorado en todas partes y por todas las instancias, salvo la Iglesia cat¨®lica, que sobre esta cuesti¨®n tiene las ideas muy claras. El resto, ret¨®rica oficial. Tambi¨¦n los medios de informaci¨®n se han sumado a la efem¨¦ride, dando noticia puntual y aportando su opini¨®n bienintencionada. En resumidas cuentas, sacar en procesi¨®n la reliquia del santo. No lo digo con desd¨¦n ni derrotismo: a m¨ª me parece un saldo positivo. Un movimiento de lucha se siembra, crece, se ramifica, da frutos si puede y al final se seca y es talado o convertido en centro de peregrinaci¨®n, poco importa. Como los sindicatos. Entre la bomba del Liceo y las ¨²ltimas declaraciones de C¨¢ndido M¨¦ndez hay una distancia que puede medirse en t¨¦rminos de amansamiento o de objetivos logrados, seg¨²n si lo que se persigue es estar mejor o hacer una buena pel¨ªcula.
Hace d¨¦cadas existi¨® el feminismo como una causa, es decir, un planteamiento de la realidad objetiva y un prop¨®sito de transformaci¨®n universal. A diferencia de otras revoluciones, ¨¦sta no provoc¨® ruido de sables. Las manifestaciones p¨²blicas fueron escasas y festivas. Algunas propuestas ten¨ªan una connotaci¨®n audaz que las hac¨ªa atractivas, como la ef¨ªmera y trivial evicci¨®n del sujetador o una expectativa de promiscuidad sin compromiso que luego se llev¨® el viento. Otras, que afectaban al ejercicio del poder, el control del dinero, los privilegios sociales o las tediosas faenas del hogar, chocaron con una resistencia silenciosa y tenaz. Si hubo v¨ªctimas, no salieron a la luz en las p¨¢ginas de pol¨ªtica, sino en la cr¨®nica de sucesos. M¨¢rtires de clausura. Despu¨¦s, el corrosivo relativismo: comparadas con la condici¨®n de la mujer en el tercer mundo, las quejas del ama de casa occidental daban verg¨¹enza. Ego¨ªsmo o solidaridad y la consiguiente disyuntiva fratricida entre maximalismo y posibilismo. Detr¨¢s de estas generalidades, muchos esfuerzo individual, mucho sacrificio y mucha perseverancia. El resultado, al d¨ªa de hoy, aceptaci¨®n de la teor¨ªa y avances pr¨¢cticos reales e irreversibles. Lo del islam, dej¨¦moslo para otro d¨ªa.
?Desinter¨¦s? No. S¨®lo el paso inexorable de los a?os. En esto, como en todo, la historia edifica, el tiempo urbaniza.
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