Las giras y sue?os compartidos
?C¨®mo resumir en cincuenta l¨ªneas 35 a?os de amistad, de trabajo, de ideas y sue?os compartidos? Con qu¨¦ quedarse de tantos a?os de trabajo, de convivencia, de viajes, de giras por pueblos m¨ªnimos de Espa?a, en a?os del franquismo, disfrazando de conferencias-espect¨¢culo textos ¨¢cidos y l¨²cidos que hablando de Am¨¦rica hablaba de Espa?a. Hablando de gorilas habl¨¢bamos de otras especies tan conocidas en estas tierras.
Le conoc¨ª en la Escuela de Cine, donde Patricio Guzm¨¢n estaba doblando uno de sus ejercicios de fin de carrera que trataba de la violencia que tanto ha sufrido Latinoam¨¦rica. Aprend¨ª a amar el teatro cuando pude asistir a los ensayos previos al estreno de El cepillo de dientes, que estrenaron en Madrid Agust¨ªn Gonz¨¢lez y su gran amiga y gran actriz Carla Cristi. Diecisiete a?os y todo un mundo por descubrir que empec¨¦ a transitar a trav¨¦s de los textos de Jorge: El velero en la botella, que iba a estrenarse en el teatro Beatriz con Julieta Serrano y Emilio Guti¨¦rrez Caba hasta que la censura prohibi¨® su estreno. Y hubo que improvisar y montar apresuradamente otro texto de Jorge El lugar donde mueren los mam¨ªferos, con Carlos Mendy, Francisco Guti¨¦rrez, Juan Margallo. Y ese joven alucinado por el mundo que descubr¨ªa a trav¨¦s de unos textos surrealistas, de un humor que a veces no se lograba descifrar del todo pero que nos hablaba del absurdo del mundo burgu¨¦s y mojigato en el que viv¨ªamos. De la violencia estructural que cortaba los sue?os de ra¨ªz y la vidas.
Viajes por Espa?a, Estados Unidos, hasta por Australia y en todas partes una corte de gentes del teatro, de hispanistas que trataban de analizar hasta la ¨²ltima coma de los textos de Jorge, aunque a ¨¦l lo que le preocupaba de verdad es que no le alteraran sus costumbres, su caf¨¦ con leche y su yogur.
Una persona que, a pesar de los premios recibidos -dos veces el Tirso de Molina, por ejemplo-, nunca se dio importancia por lo conseguido, tan alejado de los usos teatrales que conocemos. Todo lo m¨¢s que dec¨ªa es que en sus obras -m¨¢s de cien publicadas- hab¨ªa conseguido algunos momentos con los que estaba realmente satisfecho. Era un autor que trabajaba en equipo, escuchando a todos, que cre¨ªa que su texto no val¨ªa nada sin pasar por los actores. Por los seres humanos.
El 27 de febrero, en La Casa Encendida, representamos el ¨²ltimo texto con que nos obsequi¨®: El guante de hierro, sobre la vida de In¨¦s de Su¨¢rez. All¨ª al terminar, le recordamos y le enviamos nuestros mejores deseos. Hoy aqu¨ª le lloramos.
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