Unamuno, m¨¢s cerca de Salamanca
El poseedor de 130 cartas del autor recurrir¨¢ la sentencia que le obliga a devolverlas al Estado
El embrollo de las 130 cartas de Miguel de Unamuno que estuvieron a punto de venderse al mejor postor hace un a?o est¨¢ m¨¢s cerca de solucionarse. Un juez de C¨®rdoba ha ordenado a Manuel Vill¨¦n, antiguo trabajador de una editorial, que las devuelva al Estado. Vill¨¦n, que hoy trabaja en el negocio del aceite, anunci¨® ayer que recurrir¨¢ esta sentencia. Las ep¨ªstolas no se mover¨¢n de los dep¨®sitos de la casa de subastas Dur¨¢n hasta que haya una sentencia en firme. Es decir, hasta que se pronuncie la Audiencia Provincial sobre el recurso que presentar¨¢ el abogado de Vill¨¦n.
Y es que este antiguo editor, que abandon¨® ese negocio a principios de los setenta para asentarse en C¨®rdoba, dice que una hija de Unamuno le regal¨® las ep¨ªstolas cuando ¨¦l trabajaba en una editorial. El juez considera "absolutamente inveros¨ªmil" esta supuesta donaci¨®n. La Universidad de Salamanca, donde estaban depositadas esas misivas, espera que regresen pronto a la Casa Museo que gestiona. Pero el Ministerio de Cultura dice que, en principio, no se pronunciar¨¢ hasta que la sentencia sea firme.
Las misivas tendr¨ªan que haber salido a subasta el 27 de marzo de 2006. Pero, despu¨¦s de que Cultura las declarara inexportables, la puja se paraliz¨® y el Estado reclam¨® ante la Justicia la propiedad de este epistolario. Se trata de la correspondiente que Unamuno mantuvo con su familia y con intelectuales de la ¨¦poca durante la dictadura de Primo de Rivera, cuando estuvo exiliado. La vista se celebr¨® durante el mes de enero pasado en el juzgado de Primera Instancia n¨²mero 4 de C¨®rdoba.
Para contextualizar esta historia hay que retroceder hasta 1967, cuando el Consejo de Ministros aprob¨® la adquisici¨®n de los bienes conocidos de Unamuno y de los que pudieran descubrirse despu¨¦s. El Estado cedi¨® su custodia a la Universidad de Salamanca. Se cre¨® la Casa Museo del escritor, situada en las antiguas instalaciones del Rectorado y en el que se conserva toda la biblioteca del pensador. Felisa Unamuno, hija del escritor, fue la primera directora de este centro, que hoy es uno de los lugares de referencia de las investigaciones sobre el autor de Niebla. Y fue Felisa quien accedi¨® a prestar las 130 cartas a la editorial Esc¨¦licer. Vill¨¦n era el director editorial de aquella firma, ya desaparecida, y estaba publicando las obras completas de Unamuno. El ¨²ltimo tomo, que no lleg¨® a ver la luz, versar¨ªa sobre el epistolario del escritor vasco. Felisa entreg¨® las cartas a Vill¨¦n en 1969.
Desde entonces, Vill¨¦n no se ha desprendido de ellas, aunque la familia heredera de Unamuno sostiene que las ha reclamado en varias ocasiones. Durante el juicio, el presunto propietario argument¨® que Felisa le regal¨® las cartas. La familia calific¨® la supuesta donaci¨®n de "inveros¨ªmil e hip¨®tesis rid¨ªcula". El juez tambi¨¦n considera "absolutamente inveros¨ªmil" esta posibilidad. Adem¨¢s, apunta que las cartas ya en 1967 eran propiedad del Estado. Pero la sentencia no es firme y Vill¨¦n ha anunciado que la recurrir¨¢ primero ante la Audiencia Provincial y, si no se le da la raz¨®n, incluso ante el Tribunal Constitucional.
Por su parte, el rector de la Universidad de Salamanca, Enrique Battaner, se felicit¨® ayer por la decisi¨®n judicial. Aunque es consciente de que la sentencia no es definitiva, sostuvo que el razonamiento del magistrado es "s¨®lido". Por ello, espera que las cartas sean devueltas pronto a la Casa Museo de Unamuno. "Cuando se conf¨ªa en el poder judicial las cosas acaban estando donde tienen que estar", afirm¨® Battaner. La instituci¨®n salmantina ha estado prestando apoyo al Ministerio de Cultura durante el proceso y reclama ahora que las ep¨ªstolas vuelvan a la Casa Museo. Esta posibilidad es la m¨¢s probable aunque, fuentes de Cultura, rehusaron ayer adelantar cu¨¢l ser¨¢ el destino de las misivas hasta que la sentencia sea firme.
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