"Fagocito lo que me perturba"
Usa fotograf¨ªas, propias o ajenas, como grandes lienzos que transforma con trazos, brochazos o huellas de barniz. Fotos que vela y desvela, que emulsiona, encapsula, fragmenta y modifica. A Dar¨ªo Villalba (San Sebasti¨¢n, 1939) le gusta intervenir. Subrayar. Crear. Y las entrevistas no son una excepci¨®n a la regla: "Por qu¨¦, por qu¨¦, por qu¨¦... A un artista nunca hay que preguntarle eso", advierte.
Un inoportuno ataque de ci¨¢tica le lleva a optar moment¨¢neamente por la silla de ruedas como transporte, ahora que ha superado "el vac¨ªo, el v¨¦rtigo y el miedo" que le produjo la mera idea de abordar la revisi¨®n de su pasado. Ayudado por la comisaria Mar¨ªa Luisa Mart¨ªn de Argila, Villalba ha echado la vista atr¨¢s. Sobre 50 a?os de trabajo. Sobre m¨¢s de 2.050 obras. "La verdad es que pensaba que hab¨ªa hecho mucho menos", admite.
"La obra es el campo de batalla que expresa contradicci¨®n y armon¨ªa"
"En Nueva York empez¨® mi peregrinar por el alma de los santos de la calle"
Tras el ingente trabajo de recapitulaci¨®n -que describe como "cruento"-, ha logrado destilar cerca de 80 piezas de su producci¨®n, desplegadas desde ayer en la muestra Dar¨ªo Villalba. Una visi¨®n antol¨®gica 1957-2007 del Museo Nacional de Arte Reina Sof¨ªa. Una exposici¨®n antol¨®gica, que no retrospectiva, como subraya este artista que reniega "del aburrid¨ªsimo concepto del orden cronol¨®gico". "La perspectiva de la que hemos partido ha sido creativa, rigurosa y concienzuda. Hemos tenido que amputar much¨ªsimo. He mirado hacia dentro y me he situado en el now, en el ahora, aunque siga siendo el mismo adolescente que expuso por primera vez a los 18 a?os".
Descendiente de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza -hijo del diplom¨¢tico Luis Villalba y Josefa Fl¨®rez- este artista que lleg¨® a ser ol¨ªmpico y campe¨®n de patinaje art¨ªstico -"casi como ser torero en Estocolmo"-, se cri¨® entre Dubl¨ªn, Madrid, Filadelfia y Boston. Muy pronto tuvo clara su vocaci¨®n y fue un destacado alumno de San Fernando donde hoy es acad¨¦mico. "En Nueva York, con 20 a?os, me pareci¨® m¨¢s llamativa la exageraci¨®n del ser humano, el cansancio, la angustia o una carcajada que la desmedida trivializaci¨®n", recuerda, "empez¨® entonces mi peregrinar por el alma de los santos de la calle, por mi propia alma". Algo de esto intuy¨® Andy Warhol en la obra temprana de Villalba al calificarle como un artista pop soul. "Mat¨¦ al padre y le insufl¨¦ esp¨ªritu a la industria pop, a los grandes mu?econes de cart¨®n piedra", reflexiona.
Chaperos, dementes y enfermos forman parte de la singular familia que Villalba ha convocado en esta exposici¨®n. En sus miradas ha encontrado "ternura sin l¨ªmites", el "estupor de la juventud ante la muerte" o retadores envites. "Fagocito lo que me perturba para expulsarlo de forma punzante. Es un di¨¢logo conmigo mismo y con la retina, algo m¨¢s inocente, del espectador".
Villalba repasa en esta muestra los distintos caminos emprendidos. Desde la radiograf¨ªa de un beso hasta su reciente incursi¨®n en la fotograf¨ªa en color. Im¨¢genes coloristas que repite para subrayar la redundancia y "crear eco". En las salas expone formas redondas y "maternales" que acompa?an retratos de chaperos londinenses en dos grandes d¨ªpticos; las obras de pintura bituminosa antisonora de efecto "org¨¢nico"; o su trabajo sobre Castilla, que le llev¨® a recoger kilos de cascotes para pegarlos a un lienzo exhibido junto a la fotograf¨ªa del propio suelo. Villalba descubre incluso su diario ¨ªntimo visual, al mostrar parte de los documentos que construyen su imaginario.
"Las obras son el campo de batalla donde se expresan la contradicci¨®n y la armon¨ªa. El cuadro soporta m¨¢s tensi¨®n que la propia realidad. Mi obra fluye como una herida abierta cl¨ªnicamente", asegura. As¨ª que ¨¦l no teme el drama y apuesta por el mate y la tosquedad de la trama fotogr¨¢fica. Le gustan los "revelados crudos para luchar, para incorporar peque?as interferencias que dan calor a la imagen".
Pintura y fotograf¨ªa son los dos reversos de la moneda con la que trabaja. Ambas, sentencia, "son mentira". Mentira porque detienen un tiempo que siempre est¨¢ en movimiento, un tiempo que Villalba ha revuelto en las sucesivas visitas que ha emprendido sobre muchas de sus obras.
Concibe su nueva exposici¨®n como un retrato. Ni hablar de mosaico. Lo que estas impactantes piezas ense?an son "distintas intensidades". Los dos autorretratos que flanquean al visitante al comienzo del recorrido enfatizan esta postura. Enfrente resucitan las fotograf¨ªas recortadas convertidas en objetos tridimensionales que levitan. Son los impactantes "encapsulados" que mostr¨® en el Madrid de los setenta. "Pueden ser una horca o un altar. Yo lo resuelvo con la idea de la redenci¨®n. En mi obra no hay desmadre".
PINTURA FOTOGRAFIADA
Dar¨ªo Villalba naci¨® en San Sebasti¨¢n en 1939
En 1952 conoci¨® al poeta Jorge Guill¨¦n que alent¨® su vocaci¨®n
Su obra se encuentra en las colecciones del MoMA y el Metropolitan
Es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 2001
La exposici¨®n del Reina Sof¨ªa re¨²ne cerca de 80 piezas y estar¨¢ abierta hasta el 13 de mayo
Babelia
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